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Sentía las caricias de Koko en mis piernas, sus besos bajando de mi cuello hasta mis pechos

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Sentía las caricias de Koko en mis piernas, sus besos bajando de mi cuello hasta mis pechos.

—Me encanta que siempre hueles a algodón de azúcar. —Murmuró y entonces bajó el vestido de la parte de mis pechos, haciéndome quedar sólo en mi sostén. —Quizás debería quemar todos tus sujetadores, me molestan un poco ya que no puedo ver cómo se endurecen tus pechos.

Mi cara se sintió caliente y pronto solté un jadeo cuando Koko me levantó rápidamente para después soltar el sostén y quitarlo, dejándome prácticamente desnuda de la parte de arriba.

—Así me agrada más. —Sonrió jugando con mi pecho izquierdo, apretando mi pezón. —¿Cómo puedes ser perfecta? Me encanta.

Se dirigió a mi pecho libre para comenzar a lamer y succionar. Me mordí el labio tratando de no soltar ningún sonido.

Koko abrió mis piernas y metió su mano tocándome por encima de las bragas.

—Alguien ya está mojada. —Sonrió burlón.

Él se bajó un poco, y entonces supe lo que quería hacer.

—Oye no, no hagas... ¡Ah! —Chillé cuando lamió por encima de las bragas, pasé mis manos por su cabello, jalando un poco.

—Salvaje, me gusta. No muevas las piernas, bebé. —Besó mis piernas y luego dio una mordida algo fuerte, chillé nuevamente tratando de apartar mi pierna. —No, no, ¿nadie te dijo que debes obedecer a papi?

—Duele. —Murmuré.

Koko hizo a un lado mi braga, tocando directamente.

—Uh, que linda cosita tienes aquí. —Ronroneó acercando su cara y dio una lamida haciéndome encorvar la espalda. —No te muevas o habrán consecuencias.

Volví a pegar mi espalda a la cama, Koko tomó el cinturón que había dejado en el suelo, y tras hacer algo con ese me amarró las muñecas.

—No te muevas. —Dió un beso en mi frente y volvió a bajarse. —Puedes gemir, jadear, llorar, y gritar, eso me gusta demasiado.

—No hagas eso, es raro. —Lloriqueé sintiendo su respiración contra mi parte.

—¿Ah? A mí me gusta. —Sonrió y entonces atacó mi parte lamiendo, succionando y moviendo su lengua.

No pude evitarlo, comencé a jadear echando mi cabeza hacia atrás, se sentía tan bien, joder.

Coloqué ambas manos en su cabeza, enredando su cabello entre mis dedos.

El sonido morboso se las lamidas y mis jadeos era lo único que podía escucharse en la habitación. Mis piernas comenzaron a temblar, y Koko decidió ponerlas en sus hombros comenzando a desabrochar su camisa pero sin dejar de hacer su trabajo.

Casi grito cuando finalmente llegué al orgasmo, Koko besó mis labios, pero no los de arriba, cabía mencionar.

Se enderezó lamiendo sus labios, limpiandose la boca con los dedos y luego los chupó.

—Sabes delicioso, de eso no hay duda. —Sonrió acariciando mis piernas. —Pero ahora yo necesito atención.

—¿Ah? —Jadeé.

Koko jaló mi cintura haciéndome quedar al borde de la cama y entonces lo vi quitarse el pantalón junto a la camisa.

—Vamos a jugar al papá y a la mamá. —Sonrió y luego movió su mano sobre su miembro, masturbándose lentamente. —Y como soy el papá, he llegado cansado del trabajo, y mi chica tiene que ayudarme a desestresarme. De rodillas, ahora.

Me bajé de la cama y me puse de rodillas como dijo, él sonrió palmeando mi cabeza con su mano libre.

—Buena chica. —Murmuró. —Ahora lame.

Tragué saliva acercándome a su miembro, no podía usar mis manos debido a que aún estaban atadas, así que sólo podía usar mi boca.

Antes de comenzar, dejé un suave beso en la punta y él pareció temblar, luego saqué un poco mi lengua comenzando a lamer sólo la punta.

Koko sostenía su miembro, así que él iba guiando los movimientos.

—Abre la boquita. —Ordenó ronco.

Hice lo que pidió y él metió su miembro de a poco, moví mi cabeza de enfrente hacia atrás, a su vez moviendo mi lengua y haciendo leves gruñiditos.

—Oh, santa madre. —Murmuró cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás.

Yo continué en mi trabajo, levanté ambos brazos tomando con mis manos su miembro, él quitó su mano dándome más libertad.

Saqué su miembro y seguí lamiendo desde el inicio hasta la punta, y volví a meterlo a mi boca. Así repetí varias veces hasta que se corrió en mi boca.

—Sigamos a la siguiente fase. —Dijo cargándome preparándose para meter su miembro en mi entrada pero...

¡Ya llegamos! ¿En dónde está mi bebé? —Exclamó Sanzu.

—Maldición. —Gruñó Koko. —¡Estamos ocupados!

¡Hijo de la matraca! ¡No profanes a mi bebé, quiero ser el primero! —Exclamó Baji golpeando la puerta.

¿Eskuismi? Yo ya había apartado lugar. —Dijo indignado Takeomi.

—Lo dejamos pendiente, amor. —Besó mi boca y luego comenzó a recoger sus pertenencias, colocandose tanto boxers como pantalones.

Él mismo quiso subir mi vestido para cubrir mis pechos y bajar la parte de abajo, evitando que se me viera el trasero y lo demás.

Luego de darme una nalgada salió de la habitación cerrando detrás de él. Escuché los gritos indignados de los chicos y reí por eso.

—Quizás no sea tan malo estar aquí. —Murmuré mordiéndome el labio.

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D a d d y  I s s u e s 🔞 [Tokyo Revengers | Bonten] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora