D a d d y I s s u e s 🔞 [Tokyo Revengers | Bonten]

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—¿Eh?

—Brahman y Rokuhara Tandai vendrán ésta noche, queremos que cantes. —Me dijo sonriente Kokonoi. —Te pagaremos bien, ya después te damos dinero.

—No entendí.

—Mejor no entiendas. —Dijo Ran empujando a Kokonoi haciéndolo caer al suelo, aplastando al gato que Mikey decidió tener. —La cosa es que la mitad de nosotros no está de acuerdo, con eso.

—¿Por qué no? Es mejor, así las otras mafias podrían promocionar a Jojo. —Se cruzó de brazos Baji.

—Bueno, yo la otra vez vi un drama, en el que después la pandilla contraria quería quedarse con la chica, y se armaba todo un pedo. —Dijo molesto Hanma. —Y no estoy dispuesto a dar a mi Jojo a esos sonsos.

—Ay como si esas cosas pasarán. —Dijo burlón Izana.

°°°

Podía escuchar los balazos en toda la casa, gritos y golpes a su vez.

—Que bueno que te protegí después de que cantaras. —Me dijo Emma acomodándome el chaleco antibalas.

—¿Por qué demonios se ponen así? —Bufé.

—Son hombres, ¿Qué esperabas? Mikey no iba a permitir que Brahman te llevará con ellos. —Negó la rubia. —De hecho nadie iba a permitirlo.

—¿Pero por qué quieren llevarme? Tipo, podrían solicitarme para presentarme y cantar, pero...-

—Jojo, no se trata sobre cantar. —Me dijo ella guiadome hacia la habitación de Mikey. —Ellos... a ellos no les interesa realmente si cantas.

—¿Entonces?

—Escuché que llamaste la atención de uno de los de Rokuhara Tandai, es por eso que Brahman quiso intervenir. Al parecer todos ellos pensaban que sólo eras alguien que los de Bonten contrataron sólo para cantar. Quizás también esperaban que a Mikey y a ellos no les importara y te dieran como trato de paz. Pero les salió mal, y ahora van a matarse entre todos.

Eso me dejó asustada, ¿Matarse entre todos?

Los disparos se intensificaron y comencé a temblar, no quería que ninguno de ellos saliera lastimado, o muerto.

Así que decidí regresar corriendo.

—¡Jojo! —Exclamó Emma.

¿Es una idea estúpida? Claro que sí.

¿Puedo morir? Es lo más probable.

Abrí la puerta de golpe y los disparos se detuvieron, vi a algunos de Brahman sujetandose partes del cuerpo, al igual que Rokuhara. Al parecer los disparos venían de Bonten.

—¿Qué haces aquí? —Cuestionó Mochi. —¿Qué no sabes que es peligroso?

—Detengan esto ya. —Exclamé. —¿Qué son? ¿Niños chiquitos? Se supone que la menor soy yo, y no me estoy portando como berrinchuda. Y ustedes se me van yendo, levanten sus cositas y váyanse, pero ya.

Comencé a tronar los dedos, ellos sorprendidos y avergonzandos se levantaron, sujetandose las partes afectadas y entonces se fueron.

—Y ustedes se me ponen a arreglar todo su desmadre, y nada de llamar a las de limpieza, sobre todo tú Kokonoi. —Gruñí. —Y ya se apuran porque ya van a dar de comer.

—Si señora. —Dijeron como cachorros regañados bajando la cabeza.

Me dí la vuelta quitándome el chaleco antibalas y comencé a caminar hacia la puerta, yendo a mi habitación después.

Me quité las medias y el vestido, poniéndome algo holgado de pijama, me quité el peinado y el maquillaje.

Para cuando me llamaron para ir a cenar, bajé esperando ver qué los chicos ya estuvieran ahí.

Y efectivamente, estaban completamente sucios.

—¿Ya quedó o les falta? —Cuestioné cruzándome de hombros.

—Ya quedó. —Dijo bufando Izana.

—Nos las vas a pagar, Jojo Aeri. —Se quejó Sanzu. —Ay mi espalda.

—¿Ah? ¿Se las voy a pagar? Hasta creen, actuaron como inmaduros, perfectamente pude haber abogado yo por mi misma. —Viré los ojos.

—Esos tipos querían llevarte con ellos, ¿Qué demonios querías que hiciéramos? ¿Qué nos quedaramos de brazos cruzados mirando como te ibas? —Hanma golpeó la mesa con su puño.

—No, porque yo sé defenderme, seré una chica pero no soy débil. Y así como ustedes yo también puedo portar y disparar un arma, no soy tan inútil. —Exclamé y me levanté para irme.

Llegué a mi habitación y cerré la puerta con pestillo, no quería que me interrumpieran para nada.

Saqué de abajo de la cama un rompecabezas que he estado armando desde hace días pero no podía acabar nunca.

Escuché un par de golpes en la puerta pero sólo me levanté para apagar la luz.

Después acabaría ese rompecabezas, lo prometo.

Los golpes dejaron de sonar, destendí mi cama y me acosté, cayendo dormida rápidamente.