5

496 78 8
                                    

Eres como una joya hermosa que pierde su brillo cuando la tocan.

Lan Xichen era de los casi escasos, hermanos sobre protectores y amorosos para con sus hermanos menores, en este caso, ese hermano pequeño y testarudo, no era más que Lan Wangji, un adolescente de facciones hermosas, mirada profunda y brillante como el oro, con expresiones estoicas, si, ese era su preciado hermano, que a sus ojos, seguía siendo aquel niño de mirada dulce y anhelante, sin preocupaciones, solo con sueños infantiles y sonrisas brillantes. 

Aunque se parecían hasta el punto de ser llamado los dos jades de gusu, la verdad, es que guardaban diferencias leves y sutiles, como lo era, por supuesto, que Lan Xichen, era mas sonriente y expresivo a diferencia de la versión casi adulta de su hermano, o el hecho de que Xichen tuviera casi una enfermiza obsesión por creer en los demás, y no solo eso, también le encantaba buscar excusas para encontrar el lado bueno de una persona, aun si esta no lo tenia, en realidad, era muy fácil manipular a Xichen, a diferencia de Wangji, que no confiaba en las personas de buenas a primeras y tampoco se tomaba la molestia de darles su atención a aquellos que no estuvieran calificados para hablar con él, según sus propias escasas palabras, claro. 

Sin embargo, algo que tenían en común, era que una vez te ganabas su confianza y cariño, ellos harían hasta lo imposible por defenderte y apoyarte, aun si tu les das la espalda y luego los traicionas y apuñalas , para ellos, no abra cosa mas importante que tu, incluso estarían felices de dar su vida para salvarte de quien fuera. 

En estos tiempos Xichen se pregunta cuando sus vidas cambiaron tanto, cuando dejaron de sonreír sin preocupaciones y pasaron a tener más responsabilidades en sus hombros que un adulto promedio, se preguntaba cuando dejaron de compartir charlas tranquilas, para hablar de temas de políticas, el como se implementaron tantas reglas ridículas en su familia que ni siquiera los dejaban respirar con tranquilidad por miedo a ser castigados, ¿no correr?, ¿no gritar?, ¿no jugar?, ¿Qué clase de infancia era esa?, él podía soportarlo, claro que podía, pues antes de todas esas reglas absurdas, era un niño libre que corría por los parques,  gritaba cuando algo lo emocionaba, enojaba o sorprendía, reía sin reparo y disfrutaba de la compañía de su familia.

Así que si, él podría sobrellevar las nuevas y extensas reglas, lo que no podía permitir, es que su preciado y adorable hermano se perdiera de una infancia como debía ser, por que mientras él se la había pasado relativamente encantado en su niñez, su hermano, había crecido bajo estrictas reglas y desgracias consecutivas. 

Aun acuerdo cuando mi hermanito, en ese entonces conocido por sus miradas soñadoras, en un frio invierno, cuando nuestra madre no abrió la puerta como solía hacerlo, me pregunto el porque las personas amaban a la vida pero odiaban a la muerte, el porque algunos la celebraban y otros la lloraban, pero sobre todo, el porque ellos tenían que vivirla.

No entendí en ese momento el porque él me preguntaba algo como eso a su corta edad, ni sabia si su triste mirada era una pista de un sin fin de emociones y pensamientos, lo cuales me atormentaban no poder leer, sin embargo, la pregunta era en si tan sencilla que cualquier tonto podría darle una respuesta. 

Me pregunto el porque en ese momento respondí algo tan banal. 

- Es depende de como lo veas Wangji, las personas aman la vida por que es una hermosa mentira, y odian a la muerte por que es una cruel realidad - le acaricio el cabello suavemente, y una mirada nostálgica se poso en sus joviales ojos - algunos pueden odiar la vida y otros amar a la muerte -  

No, no fue banal el hecho de responder con la realidad del mundo actual, más bien, fue cruel no poder contarle la verdad a su hermano, y se volvió a preguntar el por que una mente tan joven se preocupaba por algo tan trivial como la vida o la muerte.

EL RENACER DE LOS HÉROESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora