XVII

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La claridad invadió la habitación sin piedad haciendo que Eda empezará a moverse con notable pereza mientras se daba cuenta que no había dormido sola, que alguien estaba a su lado abrasandola como si se fuera a desvanecerse como una ilusión: era su esposo, Serkan Bolat.

Ella sólo pensaba como era posible que en tan poco tiempo llegarán a ese punto pero lo agradeció y disfruto como pocas cosas en la vida.

No quería despertarlo pero su bella figura la llevo a deslizar su dedo índice por todo su perfil, quería aprender de memoria cada rasgo, cada peca que tenía en su cara para poder contemplarlo aún cuando no estuviera cerca. Se había permitido vivir, soñar sin pensar en lo que pasaría dentro de un rato, un día, una semana o un año. Se concentró sólo en el presente y en ese presente era esposa oficial de el hombre más lindo de Turquía y sus alrededores.

Inevitablemente Serkan comenzó a responder a su toque moviéndose dando así la señal de que ya estaba despierto.

- Buenos dias mi vida- dijo  somnoliento.

- Buenos dias mi amor, como amaneciste hoy?- contestó ella pasando su dedo aún por  su mejilla.

- Ya amaneció? En serio? Pensé que yo estaba soñando aún?- dijo con gracia y con una voz mas profunda de lo normal debido a la frialdad de la mañana.

- Ayy eres gracioso- protestó ella.

- Y tu eres bella- el calló su protesta con un beso.

- Deberíamos levantarnos ya sino llegaremos tarde a la oficina- dijo Eda tratando de sentarse en la cama siendo un intento fallido ya que Serkan paso su brazo por la cintura de ella no dejándola cambiar de posición.

- No quiero ir, quedemonos aquí, lütfen- dijo el cerrando los ojos como si fuera a dormir nuevamente.

- Serkan Bolat no quiere ir al trabajo? Oh Dios que pasa contigo, tienes que estar enfermo- dijo Eda en tono burlón.

- Es tu culpa Eda Bolat, eres mi enfermedad y al que me traiga la cura lo mato- dijo apretandola más hacia su cuerpo- por cierto amor quiero que tengas esto- agregó ya más serio estirando su brazo hasta la mesa de noche de donde tomó un sobre.

- Que es?- preguntó Eda.

- Ahí está tus tarjetas y contraseñas, puedes estar tranquila que son ilimitadas- dijo besándole la frente.

- Por qué me das esto, Serkan?

- Como que por qué Eda, tienes que tener dinero, comprarte ciertas cosas, eres mi esposa y...- Eda lo interrumpió haciendo un movimiento rápido para sentarse en la cama.

- Y que Serkan? Porque soy tu esposa debo andar comprando trajes de diseñador y maquillaje de lujo? Es eso?

- No Eda, sólo no quiero que te falte nada- replicó Serkan sentándose el también.

- A veces creo que no te basta con que sea yo. Eda mi esposa debería usar esto o llevar aquello. Me ves mal o te avergüenza quien soy, es eso? Quieres que sea tu Cenicienta?- dijo mirándolo y tratando de ponerse en pie y salir de la cama pero Serkan la sujeto de los brazos sin dejar que se moviera un centímetro.

- Escuchame Eda, no vuelvas a decir que me avergüenzo de quien eres o que no me basta sólo contigo porque eso no es cierto, más bien me enamoré de eso, de tu sencillez, de donde vienes y de la mujer en la que te haz convertido, me enamoré de lo que eres. Eh vivido rodeado de trajes de diseñador y maquillaje de lujo y nunca me llamó especialmente la atención. Pero quiero que tengas todo lo que quieras, no quiero que te falte nada por eso las tarjetas, tamam mi?

- Yo trabajo Serkan no las necesito- replicó.

- Se que eres una mujer independiente, trabajadora que se ha valido de si misma para salir adelante y siempre lo serás, pero ahora me tienes a mi, se que no me necesitas pero te amo tanto que quiero ayudarte, déjame hacerlo. Se que no te mueres por la ropa cara ni esas cosas pero al menos puede ayudar con la Universidad- contestó Serkan uniendo sus frentes y hablando en un tono que parecía súplica.

Always together Always with youOù les histoires vivent. Découvrez maintenant