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Cautelosamente salimos de la tienda mientras todos duermen, lo cual me sorprende debido a todo el ruido de afuera. Mientras caminamos escuchamos cómo llegan heridos gritando por ayuda lo cual me altera haciendo que mi ansiedad simplemente aumente, por lo cual tomo la mano de Theo para no perder mi cabeza. Este lugar es terrible todos están heridos, gritando por el dolor o simplemente tirados en el suelo intentando descansar con el rostro todo sucio.

— ¿Hacia dónde se dirigen soldados? —escuchamos una voz a nuestras espaldas, la cual no provoca detener nos en seco.

Theo es quien se gira, soltando mi mano mientras yo mantengo mi cabeza baja.

— Vamos a ir a ver los caballos, señor —le contesta este en un fuerte tono.

— ¿Por qué no contesta usted también soldado?

Mis manos comienzan a temblar y me giro lentamente, cuando estoy a punto de levantar mi mirada, un ruido casi ensordecedor se escucha cerca del campamento y gritos como "Nos atacan" "ayuda" se escuchan, por la que la gran mayoría corre hacia el lugar.

— Vamos —dice Theo tomando mi mano.

Nos dirigimos al lado contrario del cual van todos y llegamos a donde dejamos a nuestros caballos, rápidamente me subo a Lino, comenzando nuestro viaje hacia el sur. En estos momentos mientras nuestros caballos cabalgan entre el bosque, es cuando siento que estoy viajando con los ojos vendados, no sabemos a dónde vamos exactamente y si lo que John nos dijo es verdad, quizás ni siquiera lleguemos al campamento del rey.

— ¿Estas bien? —me grita Theo mientras recorremos el lugar.

— No lo sé —le soy honesta— aún estoy tembla...

Me voz se detiene al igual que mi caballo cuando veo a un hombre caer en el camino. Theo hace lo mismo que yo y ambos nos bajamos del caballo para ayudar al hombre, quien claramente no es del reino ya que lleva ropa muy distinta a los uniformes que llevan los soldados.

— Theo —le digo asustada, mientras tomo su brazo— está herido.

Mis manos se llenan de sangre y tomo el brazo del hombre del cual no deja de brotar sangre, este abre un poco sus ojos y con su mano, toca mi rostro.

— Ayuda —logra decir de manera susurrante.

— Tenemos que ayudarlo —le digo a Theo.

— Sus ojos —dice Theo señalándolos— es de Wonmin.

Theo se saca su capa la cual rompe, para sacarle un retazo de tela y ponérsela en el brazo al hombre. Con ayuda de ambos lo subimos al caballo de Theo y continuamos nuestro viaje por entre medio de los árboles buscando alguien que nos ayudara. Mientras los caballos cabalgan Theo me señala que nos vayamos hacia la izquierda ya que logró ver una especie de rio el cual podemos usar para limpiar la herida del hombre, rápidamente llegamos y bajamos al hombre con cuidado.

Este se queja del dolor en su brazo y cuando ya estamos lo suficientemente cerca de la orilla, Theo se saca sus zapatos y se mete al rio, para poder ayudar al hombre a flotar, yo me quedo en la orilla cuidando a los caballos y viendo como Theo le limpia la herida. El hombre de vez en cuando da algunos gritos de dolor a lo que Theo solo pide disculpas y una vez su herida está limpia, los ayudo a salir del agua a ambos.

Rompo un poco más la capa de Theo de la cual saco otro retazo de tela y con cuidado se la pongo al hombre, quien simplemente mira al suelo sin decir ninguna palabra, su herida continúa sangrando, pero al menos no está sucia.

— ¿Se encuentra bien? —le pregunto sacándome la capucha, para que este vea mi rostro.

El hombre me queda mirando a los ojos y yo copio su acción, recuerdo haber visto los ojos de Tobías el pequeño niño de Pascual y Flor, pero sus ojos no eran tan dorados como los de este hombre, su piel era un poco más oscura que la de aquel niño, haciendo que sus ojos resaltasen mucho más.

— Amber, no te muevas —me dice Theo, quien saca una pequeña daga y se pone detrás de mí y el señor.

— ¿Qué paso? —le pregunto asustada.

— Gente con arcos, nos apuntan —dice.

El hombre al escuchar esto se levanta, por lo cual lo sigo, pero me quedo detrás de Theo mirando la escena, cuando estas personas armadas, ven al hombre rápidamente bajan las armas y corren hasta donde esta esté. El señor les habla y dos personas se acercan a nosotros.

— Muchas gracias— nos dice la chica— ahora se pueden ir.

— Si se enteran de que dejamos a dos de ustedes vivos, sería imperdonable —dice el chico que la acompaña— pero ustedes salvaron a nuestro padre sin importar como lucia.

Theo y yo asentimos, rápidamente Theo se pone sus zapatos y nos montamos en los caballos con los cuales comenzamos a recorrer el bosque nuevamente, siento como mi corazón comienza a latir de nuevo, como sí todo este tiempo estuviera detenido por el temor de no saber que pasaría.

Continuamos con nuestro viaje, sinceramente mi trasero duele por estar tanto tiempo sobre el caballo, pero cuando ya el cielo está en su punto más azul del día, veo unas carpas, las cuales lucen iguales a las del campamento al que llegamos, por lo cual apresuramos más a los caballos para llegar. Mientras más nos acercamos, sonidos de flechas escuchamos, hasta que veo como una pasa por delante de mi cabeza.

— Baja la cabeza y solo continúa —le grito a Theo— están disparando.

Este me hace caso e intentamos apurar a los caballos lo más que podemos, cuando estamos más cerca a unos minutos al caballo de Theo le llega a una flecha por lo cual este se descontrola y lo tira al suelo, detengo mi caballo para que este se logre subir al mío cuando siento sus manos en mi cintura comienzo a hacer que el caballo avance.

— ¿Por qué hiciste eso? —me dice Theo.

— ¿Qué cosas? — le digo bajando la cabeza.

— Aun no estaba arriba —me dice.

Una pequeña risa se me sale en este momento tan serio y adrenalínico. Al momento de que los soldados en el campamento nos vieron comenzaron a hacernos espacio para que logremos entrar fácil al sector donde están. Cuando ya estamos al lado una flecha le da a Lino el cual nos hace caer de él y terminamos en el suelo, por lo que los soldados que estaban cerca corren a ayudarnos, entran a los caballos y cierra todo.

Estos nos levantan y nos llevan al interior del campamento el mucho más grande que el otro y nos dejan para que descansemos.

— ¿Estás bien? —le pregunto a Theo.

— Si, pero no quiero seguir cayendo de caballos.

Me lanzo al suelo y un suspiro sale de mí.

— ¿Qué haces aquí Theo? —escucho una voz familiar.

Levanto mi cabeza y veo a Luka, parado frente a Theo estirando su mano para que este se levante.

— Bueno, alguien me convención —dice señalándome.

Luka se da vuelta y al verme su rostro se vuelve pálido.

— Majestad —me dice haciendo una reverencia.

— Ahórratelo —le digo levantándome del suelo— no vuelvas a irte sin decirme nada, nos dejaste bastante heridos a todos.

Este asiente y le doy un abrazo al verlo que está sano. Nos quedamos en silencio y veo su incomodidad al verme, giro mi cabeza para ver si en algún lugar veo a Ethan, pero es inútil, solo veo algunas enfermeras atendiendo a soldados mucho más heridos que los que estaban en el primer campamento.

— Luka ¿Dónde está Ethan? —le pregunto.

Su silencio me otorga preocupación por lo cual repito mi pregunta.

— El príncipe y Félix continuaron su viaje hacia el sur, en busca del rey —me contesta— ambos se fueron combate.

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¡¡¡Hola!!! ¿Cómo están? ¿Cómo les va en la vida? solo les diré que he estado un poco llorona sobre todo haciendo estos últimos capítulos y mientras pasen las semanas verán el porqué.

Duquesa Vinsonneau |FINALIZADA|Where stories live. Discover now