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Su uniforme estaba en su cuerpo, reflejaba en el espejo su buzo color gris ceniza, que le cubría su polera negra debajo del mismo. En su parte baja unos pantalones deportivos verde enebro cubrian sus piernas y, finalmente su calzado constaba en unas zapatillas negras en su totalidad.

Vió la parte superior de la pared, dónde estaba un reloj circular. Las cinco y doce minutos de la mañana, y su compañero aún no despertaba. Todos debían de estar despiertos a las cinco y veinticinco, o sino, habría conflicto.

Normalmente no se preocuparía por el bien de otra persona que no sea él mismo, sin embargo, no quería que a su compañero lo castigaran en su segundo día allí. Luego de más tiempo, le dejaría dormir sin despertarlo.

Movió su hombro con cautela y notó su pesado abrir de ojos. Los ojos zafiros entrecerrados chocaron ferozmente contras los suyos negros.

— ¿Qué? — Preguntó con voz ronca mientras volvía a cerrar sus ojos.

— Ya debes despertarte. — Informó Sasuke, sin intención de levantar su voz para obligarlo o seguir insistiendo.

— ¿Y qué hora es? — Por las mañanas no solía tener importancia por la vida, menos aún si acababa de despertarse.

— En dos minutos tenemos que estar allí. — Mintió, sonriendo con malicia. Quizá así se apuraría e iría a vestirse.

Lo confirmó al verle volver a abrir sus ojos con sorpresa y levantarse con rapidez de la cama para entrar al baño, luego de buscar sus prendas en la maleta que aún no acomodó.

Sasuke vió con una mueca de fastidio la puerta del baño, esperaba que su compañero no siempre sea así y decida ser más responsable. Él no tenía por qué despertarlo como si fuera su madre.

En menos de un minuto, salió del baño con sus prendas mal acomodadas y con con un líquido blanco descansando en la comisura de sus labios.

— Me alegra saber que te cepillas los dientes. — Le dijo. — Pero al menos limpia la pasta que cae por tus labios. — Retó, rodando sus ojos y dirigiéndose hacia la puerta que mantenía cerrada la habitación.

— ¿Gracias? — Respondió Naruto. Luego de asegurarse que de sus labios no cayera nada, salió de la habitación y vió a su compañero cruzado de brazos apoyado en la pared al lado de la misma. — ¿No te has ido aún? — Cuestionó peinando sus cabellos rubios, ya que no había tenido tiempo para hacerlo anteriormente.

— No creo que recuerdes por dónde ir para llegar al campo de entrenamiento. — Respondió con simpleza, alzando sus hombros. Comenzó a caminar hacia la derecha, seguido por el rubio.

— ¿Hace cuánto estás aquí? — Cuestionó, dando pasos con los brazos detrás de su cabeza.

— Más que tú. — Contestó frunciendo el ceño. No era de su agrado que inmiscuyan en su vida privada, menos aún cuando apenas lo conocía.

— ¿No me digas? — Cuestionó sarcástico, sin preocuparse mucho por su respuesta. — Sólo era para sacar charla, no me interesa tu vida en lo más mínimo. — Pudo divisar una enorme puerta de cristal frente a ellos cuando bajaron los últimos escalones.

Academia Militar |NaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora