CAPÍTULO 20

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— ¡Gun, se te hará tarde!—. Se escuchó el grito de mi padre desde la sala, sacándome de mi trance.

—¡Ya voy!—. Grité en respuesta.

Bajé rápidamente las escaleras rumbo a la sala, me despedí de mi padre y salí de la casa para dirigirme a la escuela. Había sido una semana muy extraña a decir verdad; Jumpol había desaparecido desde el día en el que actuó raro y se fue de la casa, no regresó desde entonces.

No era como si me preocupara, él es un demonio y estoy seguro que puede cuidarse por su cuenta. Además, mientras menos tiempo pase con él mejor, sin embargo, no podía negar que no tener su compañía me hacía sentir un poco solitario, a veces.

Llegué a la universidad como siempre excepto por un pequeño detalle que me había estado molestando la última semana.

—¡Gun!—. Oí como se me había hecho costumbre en los últimos días—. ¡Espera!

Neen se acercaba corriendo, yo solo aceleré el paso para evitar que me alcanzara. Aún así, como también había hecho la última vez, logró alcanzarme y tomándome del brazo me detuvo para que la enfrentara.

—¿Qué quieres?—. Cuestioné con mal humor.

— Alguien amaneció de malas—. Intentó bromear, al ver que su comentario no me hizo gracia dejó de sonreír y me miró algo apenada—. Solo quiero hablar contigo, es lo que he intentado hacer pero tú no me escuchas-.

—¿Será porque no quiero escucharte?—. Le dije con molestia.

—Estás enojado. Mira, lo que tengo que decirte es muy importante ¿podríamos ir a una cafetería después de la escuela?—. Me propuso.

— No lo sé, tengo mejores cosas que hacer que sentarme a hablar con una desconocida sobre algo que no quiero—. Solté con desdén.

— No soy una desconocida, somos amigos—. Dijo dibujando una tímida sonrisa.

—No, ya no lo somos—. Le aclaré sin gesto alguno.

Al decir eso pude ver como su sonrisa que era muy bonita por cierto, desaparecía en cuestión de segundos. La culpa hizo su aparición de inmediato, me sentí tan mal de ver lo triste que parecía estar Neen; tal vez me había excedido un poco, quizás ella solo quería disculparse por lo que había hecho, no merecía que la tratara tan groseramente, así no fue como me criaron.

Ella murmuró unas cuantas palabras que sonaron como una disculpa antes de darse la vuelta y alejarse un par de pasos de mí. Reaccioné tomándola del brazo para detenerla tal como ella había hecho conmigo momentos antes. Giró a verme confundida pero con un atisbo de esperanza en sus ojos.

— E-escucha, lamento haberte hablado así, creo que me he estado comportando como un idiota contigo—. Me disculpé de forma patética—. Está bien, acepto ir contigo después de la escuela.

—¿De verdad?—. Soltó con entusiasmo.

—Sí.

— Gracias—. En una milésima de segundo ya la tenía prendida a mí.

—D-de nada, creo...

Neen me soltó y se despidió de mí con un gesto antes de alejarse con una sonrisa. No estaba seguro de si aceptar había sido muy buena idea pero en ese momento lo único que me importaba era que ella no se sintiera mal. Supongo que ya era muy tarde para arrepentirse.

Entré a clases y el día siguió de esa manera. Al terminar mi horario escolar salí del aula para encontrarme  con Neen quien ya me esperaba fue del salón de clases.

EN LAS GARRAS DEL DEMONIO [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora