OSAMU DAZAI

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Volvía a lanzarte una mirada curiosa, y te estaba comenzando a inquietar demasiado que no apartase su vista de tí.

Vuestros ojos se encontraron, volviste tu atención a tu bebida y moviste tu vaso alterada por haber hecho contacto visual. Pensabas en salir de esa situación lo antes posible, pero él ya se encontraba a tu lado, sentado en la barra.

—¿Qué quieres?—escupiste esas palabras como veneno.

—Hablar—su voz no se mostraba bromista como lo hacía la mayor parte del tiempo—. ¿Por qué estás molesta?

—¿Por qué llevas viniendo toda la semana?

—Me tratas como a un desconocido—suspiró con amargura—. ¿No podemos solo arreglar las cosas y ya?

—¡Vete a la mierda, Dazai!—golpeaste la barra recibiendo malas miradas de la clientela—. Estoy harta de que me eches a un lado. ¡Yo quiero estar contigo!

—No—negó con la cabeza—. No puedes, _______.

—¡¿Qué problema tienes con que me quiera "ir" contigo?! ¿No lo recuerdas?—tus ojos se clavaron como agujas en los suyos—. Yo soy tu doble suicidio...

—¡No puedes!

Aquello te había sorprendido. Miraste a tu pareja con preocupación al ver sus manos cerradas con fuerza, la mandíbula apretada y el ceño fruncido y tembloroso.

—No te quiero llevar conmigo.

—Eso es injus-

—¡Tú eres injusta!—tomó tu cara entre sus manos—. No puedo permitir que te quites la vida por alguien como yo. No puedo...

Sus ojos te contemplaban con tristeza y sus labios, de repente, se encontraban sobre los tuyos. Fue breve, un beso que te hizo saber que él no permitiría que terminaras con tu vida, se separó de tí suspirando y recostando su cabeza en tu hombro.

—Vamos a casa—dijo en un susurro.

—Vayamos a mi casa—acariciaste su cabello.

El silencio era increíblemente incómodo, hasta que Dazai deslizó su mano por tu brazo para buscar la tuya y entrelazar vuestros dedos.
Soltaste una pequeña sonrisa, tirando de él para llegar lo antes posible.

—¿Te apetece algo?

Él solo negó con la cabeza como un niño al que acababan de regañar. Sacó sus zapatos para pasar a la sala principal y dejarse caer en el sofá.

—Bueno, eh...—pasaste un mechón de tu pelo detrás de tu oreja—. Ya es tarde. Iré a tomarme un ducha, te dejaré algo de ropa para que puedas asearte en el otro baño.

No había dicho ni una sola palabra desde la discusión en el restaurante. Volviste a mirarte en el espejo antes de suspirar, comenzaste a sacarte la ropa hasta quedar solo con la interior. Te volteaste rápidamente al escuchar el sonido de la puerta, encontrándote con Dazai frente a ella.

—¿Q-Qué..?—cubriste tu cuerpo con la toalla—. ¿La ropa no te quedó?

Se acercaba a tí con peligro, giraste dándole la espalda al intentar cubrirte lo máximo posible.

Te estremeciste al sentir sus frías manos sobre tus caderas, y un suave suspiro se escapó de tus labios cuando comenzó a recorrer estas con sus delgados dedos.

—Dazai...—tratabas de apartarlo. La toalla cayó al suelo.

—Eres tan suave—gimió en tu oído—. Seguro ya te encuentras mojada.

—¿P-Pero qué demonios dices? No me toc-

Cerraste tus piernas instintivamente al sentir una de sus manos bajo tu vientre, demasiado cerca de esa zona. Sus dedos contorneaban el borde de tus bragas antes de que su mano se deslizara debajo de ellas.

—¡D-Dazai!

—Vamos—sus dedos acariciaron tu entrada—. Sé que te gusta. Además, tenía razón.

Jadeaste al sentir uno de sus dedos dentro de tí. Sorprendentemente, entró con demasiada facilidad haciéndote sonrojar de la vergüenza.

—Te encuentras tan mojada... ¿Te gusta tanto que te toque de esta forma?—siseaba en tu cuello.

—Eres...un idiota...

Introduciendo un segundo dedo, formaba suaves movimientos rítmicos que te producían demasiado placer. Gemías ante la sensación tan exquisita que sus dedos te hacían sentir al llegar profundo.
De tan solo pensar lo que podría conseguir con otra cosa, tu cuerpo se encendía y tu entrada se mostraba más ansiosa.

Terminaste por correrte en sus dedos. Dazai los sacó, llevándolos a su boca y lamiendo tu esencia antes de llevar sus deseos a tus labios.
Separaste tus labios para introducir sus dedos en tu boca y lamerlos haciendo contacto visual con él.

Tomó tus caderas, sentándote sobre la fría superficie del lavabo, colocándose entre tus piernas. Bajó el cierre de su pantalón, su miembro salió de este, mostrando una gran erección impaciente por ser atendida.
Bajaste sus boxers para tomar su pene con tu mano, relamiendo tus labios antes de acariciarlo lentamente, logrando que Dazai se inclinara sobre tí, clavando sus dientes en tu cuello.

—Realmente eres intenso...

No era muy habitual en vosotros una discusión como la de hace unos momentos. Pero, cuando sucedía, Dazai siempre terminaba buscándote para tener sexo una vez arregladas las cosas.

Sus gemidos contra tu oreja te excitaban demasiado, disfrutaba la increíble masturbación que le estabas haciendo con la mano. Presionaste su glande haciendo que sus dedos se clavaran en tus caderas por la fuerte sensación.

Finalmente cedió ante tí. Su pene palpitante entre tu mano explotó casi en un éxtasis, dejando tus manos impregnadas con su esencia.

—Déjame meterlo ya—gimió en tu cuello—. Prometo portarme bien~

—¿Seguro?—tiraste de su corbata para acercarlo más a tí—. Eres tan desobediente que podría dejarlo hasta aquí como castigo.

—Eso no es verdad.

Su miembro volvía a estar erecto, ahora presionando en tu entrada y listo para degustarte.

—Porque sé que me necesitas ahora mismo—apartó la toalla de tus pechos—. Mira tan solo esto—recorrió uno de tus pezones con su lengua antes de mirarte como un depredador miraría a su presa—. Todo tu cuerpo me reclama.

—Dazai, no... ¡Hmgh!

Succionaba tus pechos, dejando pequeñas marcas rojizas sobre ellos. Sus acciones sobre esa zona se volvían sorprendentemente cuidadosas, algo que agradecías de él.
Sin embargo, él parecía tener su propio plan en mente. Mientras que tu placer se centraba en sus delicadas atenciones en aquellas zonas erógenas, su punta comenzó a hacerse paso en tí.

Clavaste tus uñas en su espalda al sentir cómo lo metía con facilidad, separando tus paredes con su longitud.

Succionaba tu cuello y clavaba sus dientes en tu hombro al sentir tu interior envolviendo su hombría y palpitando a su alrededor, al igual que tú sentías su pene golpeando dentro de tí con entusiasmo.

—________... No te vayas de este mundo... Si lo haces... Yo no podría soportarlo—enrredaba sus dedos en tu cabello—. No seas mi doble suicidio, _______... Dale valor a mi vida.

Golpeando su pelvis con fuerza entre tus piernas y confesando su sentimiento más profundo hacia tí, Dazai te otorgó el mayor éxtasis de la noche.

PERSONAJES ANIME X TÚ || ONE-SHOT || LEMONWhere stories live. Discover now