13.EL PORTAL-PARTE TRES

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CAPÍTULO TRECE - EL PORTALPARTE TRES

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CAPÍTULO TRECE - EL PORTAL
PARTE TRES

𑁍

JACKIE SALTÓ hacia el túnel, sus pasos aterrizando en el suelo resonaron silenciosamente a su alrededor. Su mirada se desvió hacia el grupo, observando el panorama. Estaba oscuro y era polvoriento. Se tapó la nariz con el pañuelo y mantuvo las manos en los costados. Era como estar en el metro: no quería tocar nada. Steve se dejó caer a su lado y ella le entregó a Max el último tanque de gasolina. Los túneles eran espeluznantes, por no decir otra cosa. Jackie contuvo un escalofrío ante las lianas de las paredes que se movían como serpientes.

Caminaron hacia delante, Steve y Jackie a la cabeza, viendo cómo le daba un ataque y hacía que Dustin le diera el mapa.

El paseo por los túneles fue silencioso y se movieron con rapidez, ninguno quería pasar allí más tiempo del necesario. Jackie tosió de repente, y Steve le iluminó la cara con una luz, su mano voló para impedir que le entrara en los ojos.

—¿Estás bien?—

Ella la bajó.—Sí, Steve. Estoy bien—.

—Dios, sólo estaba preguntando—.

Jackie puso los ojos en blanco, sin estar segura de que él pudiera verlo debido a la oscuridad de los túneles.—No tenías que cegarme mientras lo hacías—.

—Dios, ¿qué es este lugar?—cuestionó Max mientras Jackie colocaba su arma en una posición más cómoda.

—Sigamos caminando—,ordenó Steve, y comenzaron a andar de nuevo. No habían recorrido ni un metro cuando Dustin gritó con fuerza desde detrás de ellos, y Jackie se giró, pero no había nada. Se precipitó a su lado mientras él tosía varias veces y se limpiaba la boca.—¿Qué pasó?—

Él miró a Steve y luego a ella. Ella levantó una ceja.—Estoy bien—.

Le dio una patada en la pierna.—Dios mío. Qué imbécil—.

—Idiota—,coincidió Max.

—¿En serio?—cuestionó Steve, con incredulidad en su voz.—¿En serio, amigo? Vamos—.Continuaron caminando, antes de que apareciera una abertura en los túneles, entradas en todas las direcciones los rodeaban. Se asomó a cada una de ellas para asegurarse de que no había nada al acecho.—Bueno, Wheeler. Creo que encontramos tu cueva—.

—Mojémosla—.

Así lo hicieron, los siguientes veinte minutos los pasaron bañando el cubo en gasolina. Steve rociaba el techo del túnel, mientras el resto trabajaba en cubrir las paredes y el suelo. El tobillo de Jackie seguía atrapado en las extrañas enredaderas, casi como si trataran de atraparla y arrastrarla bajo la superficie. A estas alturas, no le sorprendería. Los siete se reunieron de nuevo, admirando su trabajo.—De acuerdo, Steve—,comenzó Jackie una vez que estaban en el claro y a una distancia segura.—Encendamos a esta perra—.

𝐒𝐓𝐀𝐑𝐂𝐑𝐎𝐒𝐒𝐄𝐃 | ˢᵗᵉᵛᵉ ʰᵃʳʳⁱⁿᵍᵗᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora