VIII. Honey Moon...

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Como había pedido el omega, fueron directo al puesto de dulces dónde estaban terminando de hacer las paletas con figuras, al ver que el nuevo diseño era un caballo pidió un tarro de las paletas, para llevarle también a los demás, miró las cajitas de chocolate con almendras y también tomó una, Bin solo miraba la brillante mirada en el rostro del menor.

Una vez que Sanha tomó lo que llevaría, al momento de pagar, cayó en cuenta que el dinero lo llevaba su hermano, iba a decirle a la joven que se lo cuidara un momento en lo que viene con el dinero, pero antes de explicarle todo. El alfa dio las monedas que la chica cobró.

Gracias. –La chica sonrió en dirección al alfa, ya que le parecía adorable que el novio del chico que frecuenta su local pague por ello.

No es necesario. –Ladeó un poco la cabeza confundido de lo que había dicho el menor. No quisiera causarle molestias. –A Sanha le preocupaba molestar al alfa con tener que pagar, ya que a pesar que eran destinados no eran nada.

Insisto. –Le entregó la bolsa para que tomara un dulce. Si quiere algo más, hágamelo saber. –Bin no era expresivo, pero realmente se sentía a gusto con el joven y sobre todo mimándolo de esta manera.

Gracias. –Tomó una paleta de caballo para después tomar el brazo de su alfa y seguir caminando entre los puestos. Pasaron por un puesto de accesorios, a Sanha le encantan los accesorios, pero aunque le encantase no quiere que Bin gaste en todo lo que ve, se quedó pensando por un momento cuando la voz del alfa lo sacó de su trance.

¿Cuál le gusta? –Preguntó mirándolo.

¿No sería raro usar un tocado? –Le sonrió un poco forzado, ya que se había dado cuenta que quería un tocado.

Sería raro usarlo, aunque no le guste. –Así de sencillo era el pensamiento de Bin, cosa que le gustó a Sanha ya que no era juzgado por gustarle los accesorios femeninos. Sabía que con esa respuesta podía elegir el que quisiese.

Todos son hermosos... -Miró emocionado los tocado, unos tenía plumas otros flores, incluso cristales, no sabía cual era el adecuado. ¿Puede escoger uno para mi? –Le sonrió abiertamente a Bin, quien este se sintió mareado por lo hermoso que es su omega.

¿Yo? –Preguntó algo tímido después de salir de su trance.

Si, confió en su gusto. –Lo tomó del brazo para acercarlo a la mesa de los tocados, el alfa los miró y si era muy difícil escoger uno entre tantos. Pero, uno solo llegó a llamarle su atención, era un sencillo tocado de tres anémonas blancas con el centro de cristales negros, había unas tiras de la misma tela de los pétalos con pequeños cristales transparentes y negros colgando de ellos, hermoso y puro como lo es Sanha. –Pensó Bin.

En ese caso, escogeré las anémonas blancas. –Seguro le señaló a la señora cual sería para que Sanha se lo probara. Delicadamente se lo pasó por el cabello al omega, mientras que este lo miraba perdidamente. La señora del local le puso un espejo para que se mirara.

Yo... -Al ver como combinaba con él se quedó mudo, porque es muy su estilo. Son hermosas.

Lo son por quien las porta. –Bin se había atrevido a darle un sutil cumplido, Sanha se sentía por las nubes al saber que Bin le dijo hermoso.

Excelente elección. –Interrumpió la intima atmósfera que la parejita tenía. Su novio se ve lindo con ese tocado, incluso viene con una pulsera de cristales negros a juego. –Soltó la señora un poco risueña por la hermosa pareja que hacían eso dos jovenes.

¿Puede ponerlo en una caja? –Avergonzado, le dio el tocado a la señora para que lo guardara en una de esas caja de madera con colchón. No me gustaría que se maltrate.

Bin guardó la caja en la bolsa y pagó, Sanha colgado del brazo del alfa tomaron su camino al corral en el que dejaron los caballos. Percibió un ligero aroma indicando que el omega se encontraba feliz, haciendo que el alfa internamente explotara de felicidad. Había hecho feliz a su omega.

Sanha se sintió nervioso ya que el alfa no se molestaba en hablar, pensó por un momento que podría estar molesto. Pero, algo en su mirada le decía que era todo lo contrario. Era verdad aun no lo conocía del todo, pero los modos del chico siendo alguien que no le gusta las palabras innecesarias a no ser uno de sus hermanos, así que tomó una decisión, él se encargaría de hacerle plática hasta que entre en confianza.

Y si no es mucha intromisión de mi parte... ¿Cómo se llama su caballo? –Le preguntó con curiosidad, era una buena forma para comenzar una plática casual.

Luna. –Entendió lo que el omega quería hacer, y obviamente complacería a Sanha con una plática amena a pesar de que no era su fuerte. Mi caballo es oscuro y tiene un lunar en su cara, parece como una luna, por eso su nombre.

Luna... -Después de pensarlo por un momento, soltó. ¡Es un bonito nombre!

¿Te gustan los caballos? –Preguntó evadiendo la mirada de Sanha, porque le estaba poniendo nervioso

Si, demasiado. –Se removió en el brazo de Bin. Son hermosos y siempre parecen tener ese espíritu libre. –Hizo un ligero puchero al recordar el porque no tiene uno. Nosotros no nos hemos podido costear uno ya que no tenemos mucho que llegamos al pueblo y sin contar que aquí es una zona cara a pesar que no es la capital.

Pero, quiere uno. –Le miró interrogante, aunque  Sanha no se lo pidiera le compraría un caballo.

Si, me encantaría tener uno, pero por ahora no es necesario. –Asintió pensando en sus palabras. A mi hermano y a mi no nos falta nada, así que estoy satisfecho por ahora. –Se sorprendió de la madura respuesta de Sanha, ya que estaba bien por tener lo básico y uno que otro gusto, pero sabe de ante mano que no puede estar derrochando el dinero si no está contemplado para gastarse en algo que probablemente sea un capricho. Sin duda es un joven centrado en su realidad, una virtud que se puede destacar.

Buen pensamiento. –Le miró a Sanha, quien estaba sonriendo.

Las Flores del Desierto | BINSANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora