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(Pasado)

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(Pasado).

—Hagamos ésto por las buenas. —Murmuré tomando asiento frente al chico. —Vas a decirnos por qué demonios le vendiste droga a un niño de once años, o de lo contrario, voy a torturarte hasta la muerte.

—¡No por favor! Y-yo, yo no sabía que tenía esa edad, ¡Parecía de al menos quince años!

—¿Quince años? Sigue siendo menor de edad. Te lo creería si tú también fueras menor de edad, pero tienes, ¿Cuántos años? ¿Casi veinticinco? No me vengas con estupideces.

—¡Pero no tenía idea! Yo estaba vendiendo en el bar, y ellos se acercaron.

—Sigo sin creerte. —Viré los ojos. —Es obvio que no dejarían entrar menores a los bares, consíguete otra excusa. North.

—¡No, no! ¡Lo compensaré, lo prometo!

—Desde hoy quedas fuera de la Keepler Gang, y cualquier intento en contra de mi, o de cualquier miembro, vamos a tomar represalias legales en contra de ti y de tu familia, ¿Quedó claro?

El chico asintió miedoso.

—Sacalo de aquí. —Gruñí.

North sacó al chico entre gritos y lloriqueos.

—Debo admitir que me dieron escalofríos. —Dijo burlón Koko. —¿En serio tomas represalias legales?

—Sólo una vez lo hice, pero todo KG se enteró y desde ahí me tienen mucho respeto, y cuidan lo que hacen para no molestarme y hacer eso. —Murmuré. —Ahora si, ¿Qué hacen aquí?

—Ah ya ves, estábamos pasando por estos rumbos y quisimos visitarte. Aunque no esperaba que tuviéramos un show en vivo y en directo. —Dijo sonriente mientras mostraba la lengua, se recargó en el sillón colocando su brazo en el respaldo, detrás de Inui.

—¿Taiju los mandó?

—Pues ya que andamos de sinceros, sí.

—Dijo que hay gente tuya en nuestro territorio, y veníamos a ver eso. A Taiju no le gusta que se entrometan con lo suyo. Sobre todo porque tus asuntos ilegales están manchando la reputación de los Black Dragons.

—Me encargaré de eso. —Asentí. —¿Algo más?

—Sí, ¿Nos regalas de ese pastel de chocolate? —Preguntó Inui. —Es que desde hace rato nos está diciendo: comanmeee, coooomanmeee.

Miré mal a los chicos y ellos se encogieron en su lugar.

—Nada más porque es un pastel entero, tomen un pedazo del tamaño de una bala.

—¿Y si es una bala de cañón?

—Esa es una bola, burro. —Dijo Inui dándole un sape.

—Ay, pues en las películas dicen: bala de cañón.

—No Koko, es bola.

—Bueno, ¿Pero si agarramos o nos das?

°°°

—¡Hola! —Exclamó el rubio y yo me sorprendí.

Me miré las fachas que tenía y luego le cerré la puerta en la cara, corrí hacia las escaleras subiendo hacia mi habitación.

Saqué ropa decente y me vestí rápidamente, arreglando un poco mi cabello para finalmente regresar a la puerta y abrirla.

—Hola. —Saludé.

—No tienes el cubrebocas, te ves bien. —Sonrió. —Ah, venía para saber si sí querías venir conmigo a la exposición, Hina no pudo ir y ahora tengo dos boletos para eso.

—¿Cómo? ¿Soy tu segunda opción? Mejor me quedo en casa, gracias. —Iba a cerrar la puerta pero él detuvo eso.

—¡No, no! —Dijo asomándose. —En realidad, aquella vez dije que iría con ella, pero no era así, si quería ir contigo por lo que dijiste, pero también quería invitar a Hina, pero ella dijo que no, y bueno, por eso vine para acá, pero si no quieres, está bien.

—Oye, esos son muchos peros. —Dije con algo de diversión, pero no tan notable. —Ya que insistes mucho, iré contigo. Pero... Necesito darme un baño.

—Ah, si quieres puedo esperar afuera. —Señaló y yo negué tomando su mano para meterlo a la casa.

—Espera aquí, si quieres busca algún programa o película en la televisión. —Murmuré comenzando a subir las escaleras.

°°°

—La verdad me sentí estafada. —Refunfuñé cruzándome de brazos. —Esperaba algo mejor, ni siquiera estaban bien escritos los nombres, ni siquiera eran los modelos que ponían, además de que esas porquerías de aviones eran más como de juguetes que nada, ni siquiera estaban las imágenes.

Takemichi solo se reía de mi.

—Es que... Fue gracioso como reclamaste: “Pasame a tu gerente porque esto es una estupidez”. —Me imitó y luego se echó a reír a carcajadas.

—Si, si, ríete todo lo que quieras. —Bufé cruzándome de brazos. —Es que en serio, me decepcionaron, se supone que ésta exposición debía ser la mejor del año, pero no, los señores quieren poner la exposición de los esos planetuchos. Mocos que.

Takemichi seguía riéndose de mi.

—¡Yaa! —Lloriqueé tapándome la cara con las manos.

—¿Y ese berrinche? Eso es nuevo hasta para mí. —Sonrió.

Me quedé shockeada, no por lo que dijo, bueno en parte. Sino que no me había molestado en cuidar mis reacciones frente a él.

—Olvida que eso sucedió. —Hablé seria mientras recuperaba la compostura. —Vamonos, tengo que llegar temprano a casa.

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COLD BLOODED [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora