dodici

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Taehyung abrió los ojos de golpe, mirando repentinamente y con extrañeza lo que era el techo, un techo que reconocía a la perfección porque éste tenía estrellas pegadas en el techo desde que tenía 8 años. Sí, estaba en su cuarto.

¿Cómo? Se preguntó. Muchas dudas llegaron a su cabeza al recordar lo que había pasado la anterior noche, porque por las luces de la mañana que traspasaban su ventana, sabía que ya era de día. Como si fuera un día completamente nuevo y normal. Al menos, así lo sentía.

Tenía una sensación extraña en el cuerpo, como si todo lo que hubiera sucedido hubiera sido un terrible y espantoso sueño del que no podía salir por más que quisiera.

Levantándose con mucha rapidez, se mareó un poco pero eso no evitó que saliera corriendo a la primera planta de su casa, donde escuchaba ruidos y creía firmemente que sería su mamá. Estaba algo conmocionado por lo de ayer, pero esperaba su madre pudiera responder lo que su cabeza no podía.

Llegó con pasos apresurados y la vio en su pequeña cocina, haciendo panqueques para el desayuno y tarareando una canción que conocía a la perfección. Por ello supo que estaba de buen humor.

—¿Por qué tan feliz, mamá? —soltó en un murmuro, sintiendo su garganta seca.

Cuando su madre escuchó sus palabras, volteó a verlo y gritó cuando lo miró.

—Hijo, dios santo, ¿qué te ocurrió? —se acercó a él apresuradamente después de apagar la flama.

Sabía que podía tener una pinta fatal. Quizá ojeras de días anteriores por llorar la muerte de su bonito novio y la desaparición de sus amigos, su piel descuidada y su cabello grasoso.

—Nada, así he estado días anteriores... ya me habías visto así —respondió, sin comprender porque lo miraba así.

—Ayer no tenías esos rasguños en tu cuello y brazos —arqueó una ceja. Taehyung se miró rápidamente sus brazos sabiendo que eso no podía ser posible.

Observándolos con detenimiento, no supo responder luego de alzar su vista.

—Probablemente una pesadilla —la expresión de su madre se suavizó, a sabiendas de aquellos horrores que pasaba Taehyung cuando soñaba algo aterrador.

Pero Taehyung sabía que no había sido una pesadilla. Todo lo que le ocurrió en la noche fue verdadero. Lo era.

Una pregunta llegó a su cabeza cuando recordó la muerte de sus amigos.

—Mamá, ¿quién me trajo a la casa? Yo estaba en un lugar... y después no recuerdo más —se rascó la frente confundido. A su cabeza no le entraba algo razonable del cómo llegó a su cama. Y es que ni siquiera tenía la misma ropa.

—JungKook te trajo, cielo.

El silencio después de ello se hizo pesado. Él sabía que JungKook, su novio, estaba muerto. Quiso decirle a su madre que eso no fue gracioso y que no bromeara con algo que le dolía mucho.

—No es motivo de burla que digas cosas que no son ciertas —espetó con seriedad—. JungKook... él ya no está, ¿cómo me pudo haber traído a casa?

—¿Cómo que ya no está? Ayer te llevó a la fiesta de halloween por la que tanto me habías estado molestando con que te diera permiso, y se fue minutos después de traerte en la madrugada, después llegaron unas unas flores y unos chocolates, y estoy segura que son de él —su madre tampoco entendía a su hijo y ya la estaba asustando.

—¿Eh? Mamá, JungKook está muerto. No te entiendo.

La mujer enfrente de él comenzó a reírse de sus palabras.

silence ─ kooktae AUWhere stories live. Discover now