.ᨘ۫.ꪶ🍼Fiesta.

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Harry se veía reflejado en aquel espejo tres veces mayor que él. El cristal estaba pulcro, ni una mota de polvo molestaba su vista, y el marco era cincelado por pequeñas, pero preciosas y pálidas perlas junto con menas de oro centelleando alrededor al compás de los rayos del sol.

-¿Te gusta este vestido, bebé?

Preguntó Louis desde su sitio al lado de un hombre mayor, con su cabellera tornando en colores grises y blancos; y vestido de un traje negro a cuerpo entero. A simple vista, se veía intimidante, sin embargo, portaba una sonrisa en su rostro levemente arrugado.

Un metro era sostenido en sus manos, chocando contra el dedal que protegía su dedo de las agujas. Algunas agujas estaban esparcidas a la par de hilos sueltos por una pequeña mesa de cristal al lado del pequeño escenario donde Harry estaba parado, vistiendo un vestido.

Se trataba de un largo y elegante vestido blanco. Esta pieza, se componía de una delicada gasa, dueña del más puro algodón, que, al rozar la piel de Harry, se asemejaba a una pequeña y dulce caricia. Los lechosos hombros del omega eran descubiertos por el material, proporcionando una deleitante vista ante el imperceptible contraste creado. El cuello del vestido, que abarcaba el pecho y media espalda del rizado, era decorado por pequeñas flores, cuyos pétalos bordados del fino hilo sobresaltaba, adornando las clavículas de Harry. Y por último, las mangas abombadas hechas del mismo puro material, pero casi transparente, llegaban hasta sus muñecas, creando un puño al final de la gasa.

El omega veía embelesado aquella obra de arte.

-Me gusta mucho, Boo. - ante la confesión, un rubor subió hasta sus mejillas para colorearlas rápidamente.

-¿Seguro? ¿no quieres probarte otros vestidos para comparar?

-No, Boo, no hace falta. Quiero este, por favor. - subió sus brillantes orbes para fijarlos en los glaciales de Louis.

El alfa no se lo pensó dos veces cuando le comunicó a Carl, su estilista privado, su compra en este vestido, pues había tenido la dicha de admirar los glaucos ojos de Harry brillar tres veces más de lo normal en emoción.

-¿Fue muy caro? - murmuró Harry una vez que habían terminado. Ahora, una elegante limusina los transportaba a su casa, es decir, la mansión de Louis.

-Cariño, ¿por qué preguntas esto? - inquirió el mayor con un ceño fruncido, sin embargo, haciendo a un lado su confusión, había una sonrisa plasmada en su rostro.

-P-Porque me acordé que mami dijo que no aceptara el dinero de extraños y la gente. Y-Y ese vestido era muy bonito, pero e-está mal. - susurró, sus deditos moviéndose y jugando entre ellos junto con un hilo suelto de su peto vaquero.

-Pequeño, no tienes porqué sentirte así conmigo. Tu mamá tiene razón, nunca debes aceptar nada de extraños, ni dinero ni juguetes ni dulces. Pero yo no soy un extraño, ¿o sí?

El rizado transportó sus fanales a los del mayor. Negó con la cabeza en una acción rápida, sus rizos pronunciados rebotando en el sitio. - Tú eres Boo.

-Exacto, soy Boo. Entonces no debes preocuparte, ¿vale? además, es un regalo de mi parte.

-¿¡Otro regalo!? - chilló el omega en asombro.

Louis acunó cariñosamente la pequeña cara del omega. Con su dedo pulgar, comenzó a crear suaves patrones circulares en ella. -Por supuesto. Te lo mereces, has estado comportándote muy bien conmigo. Aunque como sé que los vestidos te gustan pero prefieres otra cosa, más tarde podemos ir a la juguetería y escoger un juguete para ti, ¿qué te parece la idea, pequeño?

𖥻 ִ ۫ ּ   Baby omega ✦ [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora