Parte I

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—Buenos días, cielo—sonrió Diane al ver a su nieto unírsele al comedor. Había preparado un gran desayuno para él. Le había puesto sus tostadas llenas de mermelada de fresa y su café negro con una cucharada de azúcar; así mismo lo tomaba su Bruce. Su nieto era la copia exacta de su esposo. — ¿Cómo amaneciste? —preguntó, pero no recibió respuesta. Justin seguía aun molesto con su abuela por haberle dicho a todo el mundo sus secretos más privados. Joder, que hasta la señora de la panadería sabia sobre su circuncisión; incluso le hizo un cupcake en forma de pene celebrando su circuición. ¡Todo el mundo en la panadería lo había felicitado! ¿Algo más vergonzoso que eso?  Apenas podía salir de la casa. Entre las felicitaciones sobre su circuncisión y el acoso de las nietas de Alice sentía que no podía respirar. Y eso que había pasado ya dos semanas. ¿Cuánto más debía aguantar? Quería disfrutar del verano.  —Alguien sigue molesto—rio y Justin la miró mal. No encontraba nada divertido a lo que estaba pasando. —Vamos cariño, no te enojes conmigo—se quejó Diane cogiéndole las manos dándole un beso. —Fue un accidente, sabes cómo me pongo cuando me preguntan sobre ti, me emociono—sonrió viéndolo. —Eres mi orgullo, mi tesoro, claro que quiero que todos sepan lo grandioso que eres, eso es lo que hacen las abuelas ¿no? Presumir de sus nietos—dijo y Justin suspiró negando.

—Pero no de su circuición abuela—bufó Justin haciéndola reír. —Todo el mundo sabe de eso, es vergonzoso—se quejó frustrado y Diane sonrió.

—Estoy segura de que a tu abuelo le hubiera divertido—dijo melancólica y Justin la abrazó. Había olvidado él porque estaba ahí; su abuelo había muerto y hoy iban a esparcir las cenizas en la playa. Su abuela había sugerido que hoy era un buen día y a él le parecía bien. —Bueno, no nos pongamos tristes—dijo negando. No debía porque estar triste; su Bruce estaba en un mejor lugar ahora y había sido muy feliz. Estaba segura de que él no la quería ver triste.

—Escucha abue...—comenzó Justin nervioso. No estaba seguro de donde venia el gran interés que tenía por Christine, pero luego de lo que le había dicho en el funeral no había podido dejar de pensar en ella.  ¿Y cómo no hacerlo? ¡Lo había dejado con la palabra en la boca! ¿Cómo se atrevía a decirle que estaba seguro que su miembro era más lindo ahora? Ósea, ¿Qué clase de extraña bromeaba con eso en un funeral? ¡Un funeral! Desde entonces no había vuelto a verla, aunque tampoco es que había salido mucho. Era imposible salir luego de todo el caos de la panadería. —Noté que Christine es muy cercana a ti—dijo y Diane lo miró seriamente. 

—Tu abuelo la salvó de un chico que quiso hacerle daño—contestó Diane y Justin asintió. Él ya sabía eso, ella misma se lo había comentado. —Es una chica muy dulce, pero ha pasado por tanto—suspiró negando.

— ¿Cómo qué? —preguntó curioso y Diane lo miro confundida ¿Por qué su nieto tenía tanta curiosidad por Christine? ¿Acaso él estaba interesado en ella? Sonrió pícaramente. Tal vez todo este tiempo estuvo mirando por el lado equivocado; tal vez las nietas de Alice no eran la indicada para su nieto. Quien sabe; se lo dejaría al destino, y a su Bruce.

—¿Por qué tanta curiosidad? —preguntó pícaramente y Justin rodó los ojos fingiendo desinterés. La verdad es que sentía mucha curiosidad por ella. Además, se sentía en desventaja. Christine sabía mucho de él y el nada. Quería sorprenderla la próxima vez, solo si eso ocurría.

—Ella sabe de mi circuncisión y de que mojaba la cama a los diez, creo que merezco un poco de ventaja y me lo debes abuela—bufo Justin haciendo reír a su abuela. Ella ni siquiera recordaba haberle contado eso a Christine o a los vecinos.

—De acuerdo tesoro—dijo Diane guiñándole el ojo y Justin rodó los ojos. Su abuela ya se estaba haciendo ideas erróneas. él solo sentía curiosidad por la chica, nada más. Aunque si tuviera que elegir entre ser forzado a salir con Christine o alguna de las nietas de Alice, preferiría mil veces salir con Christine. —Es una chica muy dulce, pero tiene una relación complicada con su mamá, casi no hablan—dijo. —El último año ha sido muy duro para ella, tuvo una relación que la dejó muy mal y recientemente acaba de salir de una clínica de psiquiatría—dijo y Justin la miro sorprendido. ¿Psiquiatría? —Fue una relación muy publica, Carl es hijo del senador así que ya sabrás todos los problemas que tuvo, incluso legales que prefiero no contarte, por respeto a ella—dijo y Justin asintió. Tenía mucha curiosidad por saber más, pero sabía que su abuela no era la indicada para contarle. Aunque él no era tonto, había escuchado ciertos comentarios feos de ella por el pueblo. Parece que no era bienvenida y muchos la odiaban; algo que ahora tenía sentido si había salido con el hijo del senador, pero averiguaría más. Estaba seguro que había algo más. —Parece de depresión y de bulimia, eso ha hecho que se haya distanciado un poco de todos aquí, pero por dentro es una chica muy genial—sonrió de lado y Justin tragó saliva. Jamás se había imaginado que la chica coqueta y divertida que había estado hablando en el funeral de su abuelo había pasado por tanto. —Cuando comenzó a coger clases de arte conmigo como parte de su tratamiento, apenas sabia dibujar un árbol—rio al recordarlo. —Le pedí que dibujara su animal favorito, pensé que había dibujado un perro pero resultó ser un dinosaurio—ambos rieron. —Fue una gran obra maestra, tanto así que se lo tatuó, me pregunto dónde—rio encogiéndose de hombros. Le encantaría ver el dinosaurio distrofiado que había dibujado su alumna favorita. —Y cómo olvidar aquella cerámica con forma extraña, se suponía que era un florero pero olvidó hacer el hueco para poner las flores—dijo y Justin rio negando. Definitivamente el arte no era su fuerte. —Recuerdo una vez que llegó a la clase toda mojada y llena de lodo, pensamos que había tenido un accidente, pero resultó ser que fue a jugar con las vacas y los cerdos—sonrió. —Eso es su pasatiempo favorito; ama los animales, por ende se pasa corriendo por ahí con las vacas, los cerdos, incluso los conejos. — mencionó. —Hubo una vez que se ofreció a trabajar en la granja de Alice y terminó toda arrullada y llena de plumas porque en vez de relajar a las gallinas, se puso a correrlas para robarle los huevos—ambos rieron. —Desde entonces Alice la quiere lejos, además de que rompió su cerca una vez y se enredó a pelear con varias de sus nietas en el festival de las salchichas—dijo. —Tu abuelo le enseñó manejar, antes no sabía hacerlo bien, hubo varios accidentes por aquí debido a eso—dijo. —Una vez atropelló un perro, casi muere pero afortunadamente lo llevo a emergencias y hoy día es su perro guardián—sonrió al recordar al Golden retriever que su esposo amaba visitar. Era el perro más juguetón y cariñoso que había conocido. —También una vez se parqueó frente a una bomba de agua y cuando los policías vinieron a sacarla, chocó con la bomba haciendo que hubiera agua por todos lados, tuvo varias multas por ello—rio. —Otra cosa, ama cocinar pero no es buena, ¿Te acuerdas de la pizzería de Willy? —preguntó y Justin asintió. Era una de las mejores pizzerías del pueblo; usaban el algodón de azúcar como ingrediente especial. —Intentó trabajar ahí, pero al cabo de dos horas incendió la cocina—dijo negando. —Y ni hablar aquella vez en el sitio de helados en el mall, hizo un desastre que terminó incendiando los interruptores generales dejando al mall sin luz—dijo y Justin negó incrédulo. La chica sí que era un desastre. —Es gracioso ver cuando los bomberos llegan a una escena a apagar el fuego y si la ven ahí, creen que ella es la causante y le huyen—rio. —Wow, de verdad tengo tantas historias de ella, es una chica muy graciosa y tan extrovertida, pero muy torpe—rio. —A tu abuelo y a mi nos dio mucha tristeza cuando nos enteramos de su hospitalización psiquiátrica—negó con tristeza y Justin agarró su mano dándole confort. —Tu abuelo la quería mucho, de hecho la protegía mucho—sonrió de lado. —Decía que era la hija que siempre quiso—dijo con tristeza y Justin suspiró. Cuanto daría porque su mamá cambiara y fuera mejor hija y madre. Siempre trató mal a sus padres y los hizo sentir menos; Justin nunca entendió el porqué, pero si le dolía tanto que sus abuelos no la hayan visto desde hace diez años. Es como si ellos estuvieran muertos para su mamá. Ahora era donde más su abuela necesitaba de su hija, pero el sabía que su mamá no iría. Ni siquiera se dignó en aparecer en el funeral, no esperaba que lo hiciera para soltar las cenizas. Pero eso ya no importaba; su abuela lo tenía a él y él haría lo que fuera por ella. Se encargaría de hacerla feliz, de llenar ese vacío que su hija y ahora su esposo dejaron.

Ghost {Justin Bieber Short Story}Kde žijí příběhy. Začni objevovat