Parte III

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—Por tercera vez cielo, estaré bien—le aseguró Diane a su nieto y Justin frunció el ceño viéndola directamente. No estaba seguro de dejarla sola; no después del día que habían tenido. Habían soltado las cenizas de su abuelo. Lo menos que quería era dejar a su abuela sola, pero ya había hecho planes con Christine. Por más que quisiera verla, su abuela era más importante y si tenía que quedarse con ella, lo haría. Aunque también entendía si su abuela quería estar a solas; había sido un día difícil. Era obvio que quisiera su espacio. —Ve y sal un rato cielo, tus amigos deben de haberte extrañado todos estos años—sonrió de lado viéndolo. Sabía que su nieto no estaba seguro de dejarla sola, pero era justo lo que necesitaba. Quería estar a solas y pintar; sumergirse en sus pinturas. Además, quería que su nieto se distrajera un rato. De regreso a casa apenas había hablado, de seguro aún seguía triste por despedirse de su abuelo. Quería que tuviera un tiempo para él, su espacio para hablar y distraerse con sus amigos. Desde que había vuelto al pueblo hace semanas, apenas había salido de casa. Sus amigos morían por salir con él, quería que eso hiciera.

—¿Segura? —preguntó Justin y Diane sonrió asintiendo.

—Estaré bien cielo, voy a pintar—sonrió Diane enseñándole los canvas y Justin asintió aun dudoso. No quería dejar a su abuela sola, pero ella lo necesitaba.

—Si necesitas algo, por favor avísame ¿Sí? —pidió abrazándola fuertemente haciendo reír a su abuela.

—Está bien cielo, ahora ve y diviértete—dijo dándole un beso en la mejilla y Justin asintió saliendo de casa. Miro la hora y sonrió caminando hacia la heladería del pueblo. Ahí se encontraría con Christine. Solo rogaba que no se encontrara con la señora de la panadería o con alguna de las nietas de Alice. Ya bastante había tenido con la otra vez.

—¡Hola! — grito Christine detrás de él y Justin se dio la vuelta justo cuando esta le brincaba encima haciendo que ambos cayeran al piso. Mala idea, ambos se quejaron de dolor. —Lo siento —rio sonrojada al verlo y Justin se quejó. Había caído en el césped, pero aun así había dolido. —¿Estas bien? —preguntó preocupada y este asintió mirándola detenidamente. Estaba seguro que ella no tenía idea lo adorable y sexy que se veía sonrojada. Claro llevaba un poco de maquillaje para tapar el moretón, pero aun así encontraba la manera de lucir tan natural, tan adorable y a la vez tan sexy. Bajó la vista a los labios de ella y trago saliva. Sentía tantas ganas de besarla que lo asustaba. El jamás se había obsesionado con alguien como con Christine. Ella era todo en lo que podía pensar y eso le asustaba. Le asustaba porque sabía que ahí había algo más, algo que el aun no estaba listo para admitir. —Hola—susurró mirándolo detenidamente. Ella sentía tantas ganas de besarlo, de tocarlo, de hacerle de todo. Ni ella misma podía entender la intensidad con la que lo deseaba. Diablos, que solo quería besarlo y besarlo hasta que sus labios le dolieran. Y sabía que eso estaba mal; o al menos quería creer que estaba mal. Tal vez para ponerse a raya, pero no estaba funcionando. Ella perdía el control cuando se trataba de él. No se reconocía a sí misma.

—Hola—murmuró Justin con una sonrisa acariciándole la cintura y esta rio al sentir como su vestido se alzaba. Estaba segura que se le veía todo y también que estaban causando una escena; algo que no quería.

—Creo que será mejor que nos paremos, me temo que el señor Willy que me vio de pequeña acaba de ver todo mi trasero—dijo y Justin rio poniéndose de pie. Ambos se sacudieron rápidamente y rieron. Si que había sido gracioso como habían caído. —Vamos—dijo agarrando su mano jalándolo y Justin sonrió al verla. Si que amaba los vestidos florales cortos; podía ver como su cuerpo se ceñía a la tela y temía lo que ocultaba debajo. Algo le decía que lo sabría pronto.

—¿A dónde vamos? —preguntó curioso y Christine se encogió de hombros con una sonrisa pícara. Tenía algo planeado para ellos; lejos de las miradas de reproche y de odio del pueblo. No sabía si Justin se daba cuenta, pero mientras caminaban hacia el autocine algunas personas se habían girado a verlos. Ya ella estaba acostumbrada, pero no quería que Justin se sintiera incomodo. —Vamos, dime algo—se quejó al ver que esta seguía caminando con una sonrisa pícara.

Ghost {Justin Bieber Short Story}Where stories live. Discover now