Epílogo

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—Ahí estas...—escuchó una voz detrás de el y sonrió volteándose a ver a su chica. Esta alzó una ceja al verlo y lo abrazó por detrás. —Hace un día precioso—susurró y Justin asintió mirando el horizonte. Su chica no mentía al decir que hacia un día precioso. A pesar de que estaba cerca de atardecer, aun podía sentir la brisa del mar acompañado de la puesta del sol alumbrando el cielo con tonos anaranjados y amarillos creando un gran espectáculo. Por eso amaba ir a esa playa; el atardecer era algo maravilloso de ver y desde niño nunca se perdió uno. Sus abuelos siempre lo traían a verlo y lo hacían corretear por la orilla del mar mientras el sol se ponía. Por eso estaba hoy aquí, esta vez no sería la excepción.

—Si que es precioso...—susurró Justin mirando el mar y sintió los labios de su chica en su hombro. Era gracioso lo pequeña que era, pero para él eso era perfecto porque así podía cargarla y besarla a pesar de sus protestas. También le permitía molestarla y burlarse porque no llegaba a los estantes de la cocina y tenía que pararse de puntitas. Amaba escucharla quejarse y ver como se ponía de puntitas haciendo que la camisa de pijama que usaba se subiera y lo tentara con estamparla en la pared y hacerle el amor.

—A tu abuela le hubiera encantado estar aquí...—comentó y Justin asistió mirando el cielo. Estaba seguro de que a su abuela le hubiera encantado estar ahí; hacia un día precioso. La marea estaba baja y la brisa era acogedora; de seguro porque se acercaba el verano. Amaba los veranos; su chica y el iban todos los fines de semanas a la playa y pasaban horas correteando y jugando como niños. Este año sería distinto sin su abuela.

—Estoy seguro de que si—dijo Justin dándose la vuelta y esta sonrió poniéndose de puntitas dándole un beso en los labios antes de abrazarlo. Ambos permanecieron en silencio viendo las olas chocar en la orilla.

— ¿Crees que nos esté mirando? —preguntó y Justin miró el cielo. Una parte del sentía que su abuela estaba ahí con ellos y lo agradecía. Hoy era un día muy duro para él; soltaría las cenizas de su abuela justo en el mismo lugar que hace unos años soltaron las de su abuelo. Jamás imaginó encontrarse nuevamente en esa situación, pero agradecía no estar solo. Miró hacia atrás donde su mamá permanecía sentada en la arena construyendo castillos junto a la pequeña Didi de seis años y sonrió. Se sentía tan agradecido de no estar solo; tenía a su familia junto a él y eso es todo lo que necesitaba. —De seguro Bruce y ella deben estar celebrando que por fin están juntos—dijo con una sonrisa triste. Le dolía la partida de Diane, pero sabía que ella ahora estaba en un mejor lugar junto a su gran amor Bruce. Sabía que en su tiempo en la tierra fue feliz y los últimos años lo fue aún más. Desde que supo de la existencia de la pequeña Didi, estuvo en cada minuto de su vida y nunca le alcanzaría de agradecerle a Dios por Diane. Había sido como una madre para ella y siempre cuidó y veló por ella en cada paso de su embarazo y como madre. Tanto para Justin como para ella, la pequeña Didi había llegado de sorpresa y estaba aterrada de no ser una buena mamá. Apenas se estaba acostumbrando a ser una esposa y ahora seria mamá; estaba muy aterrada y Diane había estado ahí con ella asegurándole que todo iba a estar bien. Le enseñó todo lo que necesitaba saber y estuvo siempre a su lado. Incluso fue ella la que solía levantarse en la madrugada cuando la pequeña lloraba o cuando debían bañarla. Y ni hablar de lo mucho que la ayudó a estudiar para que obtuviera su título como maestra. Definitivamente Diane había sido un ángel para ella.

—De seguro debe estar contándole todas las barbaridades que hiciste en su ausencia— rio Pattie uniéndoseles y Christine cargó a su pequeña con leve dificultad; pues su vientre abultado no se lo permitía. Estaba cerca de los siete meses y la pequeña Brucie pateaba con mucha frecuencia.

—O contándole la vez que me atrapó saliendo de tu habitación aquella vez que nos bañamos juntos— rio Christine y Justin sonrió negando. Jamás imaginó que su abuela había descubierto a Christine escapando de su habitación aquella vez cuando hicieron el amor por primera vez. Ambos habían pensado que habían sido discretos, pero fue meses después que Diane les compartió que lo sabía. Había sido un momento vergonzoso para ambos, pero su abuela se había reído como nunca y eso era lo que importaba. Su abuela había sido muy feliz estos últimos años. —O peor aún, cuando descubrió que esta pequeña venía en camino— rio tocándole la nariz a su princesa que rio abrazándola. Habían estado guardándose el secreto porque querían tener una boda de verdad y sin problemas, pero Diane los había atrapado una tarde que se suponía que estarían a solas y vio el vientre hinchado de Christine. Desde entonces se encargó que todo el mundo en el pueblo supiera que tendría un bisnieto pronto.

Ghost {Justin Bieber Short Story}Where stories live. Discover now