Capítulo 9.

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Olivia hubiera preferido no verlo, evitarlo por completo, pero luego de decidir bajar y abrirle la puerta ambos se encontraban en el departamento. Elliot la abrazaba acariciando su cabello con toda la intención de calmarla, de calmar su llanto, pero Olivia sentía una opresión en su pecho imposible de explicar ¿Así se sentía la sensación de perder una persona? Sabía que después de que le dijera la verdad él ya no estaría más en su vida y eso dolía, dolía mucho.

—Respira hondo. —Susurró él viendo como a Liv comenzaba a faltarle el aire— Vamos, repite conmigo. —La animó mientras comenzaba a hacer unos ejercicios de respiración, ella intentó seguirlo.
—Me cuesta respirar. —Comentó Olivia como pudo, intentaba imitar lo que Elliot hacía, pero no podía dejar de llorar— Y aunque lo intento no puedo tranquilizarme.
—¿Quieres contarme qué ocurre? —Indagó el hombre sin dejar de acariciar su cabello y Olivia comenzó a temblar otra vez, sabía que el momento había llegado y que ya no iba a poder ocultar más el error que había cometido.
—S...sí. —Respondió alejándose de Elliot, secó sus lágrimas en un inútil intento de frenarlas y suspiró profundamente— Soy una completa idiota, Ell. Al mirarte a los ojos intento borrar lo que hice, intento que el error que cometí no haya existido nunca, pero las acciones no se borran y soy consciente de eso, tanto que duele, tanto que no me permite respirar y que me hace darme cuenta por qué estoy sola, por qué aun buscando la felicidad aún no la he encontrado.
—¿De qué estás hablando Liv? —Indagó Elliot confundido sin dejar de mirarla a los ojos, intentó en un gesto de amor secar sus lágrimas, pero Olivia se lo impidió— ¿Qué ocurre?
—Te engañé con otro hombre Elliot, tuve sexo con otra persona. —Respondió ella tapando su rostro con sus manos sintiendo vergüenza de sí misma y mucho enojo.

El hombre que escuchó atentamente cada palabra sintió que su mundo se derrumbaba por completo, las lágrimas se acumulaban en sus ojos quemándole la vista y un nudo horrible se centró en su garganta. Sus oídos se habían tapado, y podía jurar que no sabía cómo reaccionar ni que hacer, todo parecía una repetición, como si esa escena fuera un puto disco rayado en su vida, quebrando su corazón en pedazos, derribando la ilusión de un futuro al lado de Olivia, haciéndolo sentir el hombre más insuficiente y descartable del mundo.

La mujer lo miró completamente quebrada esperando la peor reacción de parte de Elliot, pero simplemente él la miraba dejando caer sus lágrimas sin emitir una palabra. En su mirada se reflejaba el dolor, la decepción y la tristeza.

—Perdón, es lo único que me sale decirte, perdóname Elliot. Haría lo que fuera por evitarte toda esta situación. —Pronunció Olivia quebrada en llanto, deseando en ese instante abrazarlo fuerte.
—Creí que me querías. —Susurró Elliot dejando caer sus lágrimas sin importarle nada.

Olivia quiso llorar aún más al verse imposibilitada de responder eso ¿Cómo decirle que lo amaba después de lo que le había confesado? ¿Cómo decirle que estaba profundamente enamorada de él y que tenía miedo de admitirlo? Elliot no iba a creerle ninguna de sus palabras y tenía razón, ella lo había engañado, lo había lastimado quebrando su corazón en miles de pedazos, sabía que nada de lo que le diría arreglaría la situación.

El hombre se puso de pie tomando sus cosas, en ese momento consideraba que lo mejor era marcharse de allí, más allá de todo, amaba a esa mujer y no quería lastimarla con sus dichos provenientes del dolor y del enojo. Olivia también se puso de pie y quiso tomar su mano, pero él esquivó su agarre.

—Es mejor que me vaya. —Dijo Elliot secando sus lágrimas, Olivia suspiró deseando que él se quedará, pero no sería posible.
—Perdóname, sé que nada de lo que diga hará que tu dolor se vaya.

Elliot volvió a mirarla, y sin decir nada más salió del departamento sintiendo como la angustia aprisionaba su corazón, estaba confundido, dolido, decepcionado, enojado. Su cabeza era un desastre y su alma rogaba un respiro, que en ese momento él no podía darle. En completa soledad bajó los pisos que lo separaban de la puerta principal por la escalera, permitiéndose pensar cómo seguiría a partir de ahora. Su vida se había vuelto un desastre, Olivia Benson había sido un terremoto en su vida, y ahora arreglar los destrozos que habían quedado sería una tarea difícil, demasiado difícil.

Olivia quedó en el departamento llorando como si fuera una niña pequeña a la que le habían quitado su muñeca favorita, queriendo borrar de su mente la mirada decepcionada y triste que había visto en los ojos de Elliot, lo había arruinado todo, y por primera vez no tenía ni idea de cómo solucionar el desastre que ella misma había ocasionado.  

La carta || Bensler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora