Capítulo 3

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Capítulo 3

"Aquel que descendió"

La reina me dirigió a lo que parecía ser el fin del océano, pero justo antes de llegar levantó su mano y un gran velo se disipó, revelando así lo que se escondía detrás de lo que aparentemente era el borde. Era un gran mural de aguas muy cristalinas, y este impedía el paso a lo que supongo es la ciudad.

Lo que reinaba la reina estaba oculto detrás del mural, y este velo funcionaba como una barrera protectora la cual solo la reina podía activar y desactivar.

Cuando había llegado creí que la ciudad de la nación del agua era en donde había estado con la reina cuidando a las criaturas. Al parecer eso no es así, solo era una fachada para esconder la ciudad.

—Zafir, necesito que imites mi forma —pidió la reina—. Estamos por ingresar a mi reino y si entras luciendo de esa manera a la capital —me señaló—, asustarás a mis habitantes.

Mi forma actual, aunque sea de ángel puede asustar a algunos seres, así que comprendiendo su petición me concentré y repliqué su forma, siendo idéntico a ella.

—Creo que —me observó de pies a cabeza—, dos reinas por la capital sería algo inusual.

Ella tenía razón. No podíamos entrar siendo iguales, sería extraño.

—Lo siento —dije.

Volví a concentrarme y esta vez hice que mi cabello fuese rojo carmesí y mis ojos verdes cual esmeraldas. Mi habilidad era impresionante, no quedaba rastro alguno de como lucía antes.

—Perfecto —afirmó la reina.

Ella se colocó frente al mural y pronunció estas palabras: Vitalis Mystic. Sus ojos brillaron al igual que aquellas marcas blancas que yacían en sus manos.

Aquel mural se abrió, dejando ver así las luces que emanaban de la ciudad, estas eran tan mágicas, como en el amanecer cuando el sol se avecina dejando cualquier lugar que encuentra lleno de luz. No podía creer lo que veía, era simplemente, magnífico.

Al adentrarnos a la capital, los habitantes que veían a la reina Auret se inclinaban ante ella. Hadas, elfos y duendes, no había excepción, se notaba que ella era su reina.

Maiestatem eau —decían justo antes de agachar su cabeza para después retomar sus actividades.

La capital era deslumbrante, todo estaba lleno de vida y movimiento, era como si todos tuvieran algo que hacer. A medida que íbamos avanzando, más habitantes le decían a la reina esas palabras. Nunca las había escuchado, pero deben ser palabras llenas de respeto para con su reina. Me gustaría poder entender que dicen.

—Significa: agua majestuosa —dijo al verme tratando de descifrar que significaba—. La mayoría de mis habitantes aún usan el lenguaje de los elfos antiguos.

—¿Lenguaje antiguo? —pregunté.

—Así es —respondió ella mientras seguíamos caminando—, en la capital y en otras ciudades de esta región como Sima y Azulam lo utilizan para que no se pierda o sea olvidado.

—Eso es algo admirable —dije siguiéndole el paso.

Habíamos estado caminando por un rato y ya nos estábamos alejando de la ciudad. Por momentos pensaba en que podría ser descubierto y que eso sería un problema, si algún habitante ve que un serafín ha entrado así sin más, podrían levantar reclamos contra la reina y aún peor, decirle a mi jefe lo que he hecho. Lo que me tranquilizaba era que la misma reina me estaba dando un recorrido por lo que ella ha de conocer mejor que nadie, así que, si me pasa algo puede que ella me defienda.

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