Hoy era de esos días fríos donde Jimin no le apetecía salir de la cama por más que el cielo se viera bonito allá afuera.
Tenía tanto sueño y ganas de quedarse en casa que la idea de salir le daba escalofríos. Aún así despertó a un cuarto para las once de la mañana, se colocó sus anteojos y guardó en una cajita especial las lentillas que usaba para mirar de lejos.
Se colocó un suéter y bajó a la cocina donde Hye preparaba el desayuno, siempre tan eficaz y ordenada. Esa mujer no parecía molestarle el hecho de servirle a un adolescente todos los días, o levantarse temprano en la mañana para cocinar y limpiar. Era su trabajo, pero lo hacía tan bien, como si le tuviese pasión a ello.
—Buenos días, hoy te levantaste bastante tarde. —dijo Hye sirviéndole el desayuno.
—¿Tarde? Siento que es temprano todavía.
—Eso es porque no estás acostumbrado a levantarte a las once de la mañana. —revolvió su cabello rubio—. Saldré a hacer las compras, tu padre me dejó una larga lista.
—¿Papá llamó?
—Hm, algo así. —respondió dudosa tomando su bolso—. En realidad llamó su secretario, regresa a mas tardar el martes, así que podrás pasar tiempo con él y tus hermanos.
Jimin sonrió con esa noticia, hace meses que no veía a su papá por estar trabajando y a sus hermanos porque estaban ocupados.
—¡Vuelvo al rato! —le gritó la mujer saliendo de la casa. Jimin suspiró mirando la cocina vacía, sólo él y el plato de cereal en la mesa.
¿Qué se hacía un sábado en la mañana si estabas solo? Normalmente los adolescentes de su edad planeaban fiestas, pero Jimin no solía hacer esas cosas a menos que Jackson las inicie.
Entonces ¿Qué haría?
Estaba tan acostumbrado a estar ocupado en la escuela que el hecho de no hacer nada le daba ansiedad. Necesitaba algo para mantener su mente ocupada, ya había hecho la tarea, ya había leído los libros de su habitación y doblado la ropa recién lavada. Su mente estaba en blanco en este momento.
Le dió unos cuantos bocados al cereal y después lavó el plato para dejarlo en su lugar. Caminó por toda la sala con una manzana en la mano, pensando qué hacer, o cómo pasaría el resto del día sin aburrirse.
Se detuvo frente al estante de trofeos de sus hermanos junto a certificados de su padre, justo en el medio estaba un cuadro de reconocimiento de su madre como diseñadora. Jimin formó una mueca y acarició el cristal, entonces se le ocurrió intentar una vez más lo que llevaba haciendo por 5 años.
Le dió un mordisco a la manzana y avanzó hasta la mesita de adorno con el teléfono local encima, levantó el altavoz y marcó el número que ya se sabía de memoria.
¿Y cómo no? Si lo había marcado más de mil veces a lo largo de estos cinco años.
La contestadora sonó, Jimin inhaló hondo y habló;
—Hola, mamá. —dijo bajito—. Es Jimin, tu hijo... Hace meses que no te llamo, o bueno, te dejo un mensaje, hm... He estado ocupado con la escuela, soy el encargado del baile de graduación ¿Puedes creerlo? Han pasado muchas cosas estas semanas; un estudiante nuevo llegó a la escuela, su nombre es Jungkook. —se recostó de la pared jugando con el cable del teléfono—. Es un poco raro y muy grosero ¡No tiene modales! Me ha dicho Jirbin más veces de las que puedo contar, pero es buena persona en el fondo, estoy muy seguro de eso. Papá no ha llegado de viaje tampoco, ha pasado todo un mes en Tailandia, a veces le llamo y otras veces está demasiado ocupado... Hyungsik sale con una chica, creo que la cosa va en serio, Bogum se va a graduar de medicina pero tampoco los he visto, estoy solo en casa. —soltó un suspiro mordiéndose el labio—. En fin, espero que estés bien, cuando puedas me respondes, aunque nunca lo haces, pero al menos déjame oír tu voz... Te extraño.
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Prom Night © Kookmin
Teen FictionJimin es un chico popular que todos creen perfecto y superficial. Y Jeon Jungkook el estudiante nuevo quien es considerado un ex convicto y criminal. Gracias a una pelea, termina siendo su ayudante para organizar el baile de graduación en el institu...