Brujas Parte 2: juguetes

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...me pareció algo insólito, pero admito que la imagen de Paola usando una ciudad y a su gente como juguetes, me exito bastante.

- Podrías contarme como fueron tus juegos ahí? - dije casi sin pensar

- Claro - respondió Paola - pues me parece que tú disfrutarías una visita, aunque en su ciudad mi prima tiene tanto hombres como mujeres, e incluso algunos niños, es partidaria de la "supremacía femenina", de hecho hombres y mujeres en esa ciudad no son iguales, a la hora de los juegos todos cambian de tamaño a voluntad de las que jugamos pero en la ciudad la altura digamos "Normal" de las mujeres es aproximadamente la de mi tobillo, pero los hombres de la ciudad son un poco más bajos que las rodillas de las mujeres que viven allí.

- Osea - la interrumpí - las mujeres de la ciudad son gigantes para los hombres de ahí?

- Así es - continúo Paola - y a su vez nosotras somos gigantes para ellas, así que entenderás que los hombres ante nosotras son hormigas insignificantes, y bueno los hombres en la ciudad son esclavos de las mujeres y cuando alguna de nosotras "visita" la ciudad, todos los habitantes son... Mmm... Más que esclavos, nuestros juguetes.

- Wow - dijo Karla - creo que quiero visitar esa ciudad.

- De hecho - interrumpí - yo también - me puse rojo mientras me reía nervioso, eso provocó la risa de mis dos Diosas.

- Pero - dijo Paola - no necesitas ir ahí para ser nuestro juguete, abajo - y me arrojo al suelo, luego me aplasto sin piedad con su enorme y hermoso pie - no siento tu lengua juguetito - ambas se rieron mientras yo luchaba por lamer el pie de Paola bajó la enorme presión de su pie - Paola levanto el pie y termine subiendo junto con el, pegado a su pie como una insignificante basurita - mira se quedó pegado, que lindo.

- Tengo una idea - dijo Karla - vamos a ver cuál de nuestros pies quiere más esa basurita, que opinas?

- Ya sé que quieres - dijo Paola - y me encanta la idea - mientras eso ocurría yo despegue mi rostro del pie de Paola para tomar aire y poder seguir lamiendolo, pero no tuve tiempo, pues sentí un gran vértigo cuando Paola movió su pie rápidamente para estrellarlo contra el de Karla, quede atrapado entre la planta del pie de ambas - ambas queremos sentir tu lengua, así que espero lo hagas bien pequeño juguete.

Me esforzaba por complacer a ambas, lamía el pie de una y luego con muchas dificultades me volteaba a lamer el de la otra, todo oyendo sus risas y comentarios del tipo "se está volteando", "apenas y siento su pequeña lengua", "vamos aprietalo más fuerte", en determinado momento oi a una de los decir que era suficiente, era hora de descubrir a la ganadora, contaron juntas... "1, 2 y 3"... Separaron los pies y terminé pegado en el pie de Paola.

- Jajaja - se rió Paola - yo gane, adora más mi pie que el tuyo

- No - dijo Karla - no es justo, tu ya lo tenías pegado desde antes, por eso se quedó en tu pie - a pesar de mi situación me dió algo de ternura oír a Karla, mi antigua Psicóloga, quejarse como una niña berrinchuda, pero eso duró poco, pues los dedos de Paola me despegaron de su pie, para de nuevo arrojarme al piso sin más, como si se quitará una insignificante piedrita del pie.

- No creo que tenga nada que ver - dijo Paola - pero anda aplasta al insectito y comprobemos tu teoría

- Con mucho gusto - dijo Karla al tiempo que me aplastaba sin piedad - no siento tu lengua esclavo - yo ya estaba batallando por lamer la planta de su pie, pero estoy seguro que se puso de pie, pues la presión que se tía era aún más que cuando Paola me aplasto, luego levanto el pie y como era de esperarse terminé pegado a el - listo - y sin más antes siquiera de poder despegar mi cara de la planta de su pie, el pie de Paola me aplasto contra el de Karla.

El Diario de RamsésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora