Capítulo 4.

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Juliana

Me congelé al verlos ahí. Todos, pero todos se quedaron viéndome. Roan, Keaton, mi hermano y Valentina.

—Princess, ¿dónde estabas? —Dijo mi hermano. Yo todavía tenía la mano entrelazada con la de Erick.

—Primero, qué te importa. Y segundo, ¿cuántas veces te he dicho que me dejes de llamar así? —Dije y empecé a subir las escaleras con Erick.

Entramos a mi habitación y empecé a buscar el cd.

—¿No fuiste algo dura con tu hermano? —Dijo Erick sonriéndome.

—Mi hermano, ¿El que me deja en la escuela porque tiene cosas más importantes que hacer con sus amigos y me toca irme caminando sola a casa? ¿El que trae chicas a la casa para follar y tengo que escuchar sus gritos? ¿El que toma en cuenta a todos menos a mí? ¿El que me habla sólo para pedirme favores? No. No lo creo.

—Ojalá tuviera una hermana como tú. —Sonreí.

—Mi hermano es buen chico... Sólo que se comporta como un imbécil. Al igual que sus amigos.

—Cuando estés en esas situaciones incómodas de escuchar gritos —Empieza a reír y yo lo aniquilo con la mirada. —Deberías llamarme y hacemos cualquier cosa como ir a cine o a comer. Lo que sea.

—¿Dónde has estado? ¡Siempre he necesitado eso! —Dije y el empezó a reír. Encontré el cd de Simple Plan y se lo entregué.

—Juliana, definitivamente eres un ángel. —Dijo bromeando.

—Lo sé Erick, lo sé.

—Ya me tengo que ir, mis padres deben estar preocupados.

—Aw, pero si eres todo un chico consentido de papis. —Dije riendo.

—Estoy seguro de que tú también lo eres. —Dijo y mi sonrisa se esfumó. Maldita sea, sí que le había dado a mi punto débil. Pero no lo culpo, él no sabía nada de eso. Me alejé de él y me senté en mi cama.

—Era... —Dije a lo que él entendió y se sentó a mi lado.

—Lo siento mucho Juliana... Yo no tenía idea. —Dijo y me abrazó. Yo le respondí el abrazo enseguida.

—No te preocupes, no es tu culpa.

—¿Sólo viven aquí tu hermano y tú?

—No, vivimos con mi mamá, pero ella casi nunca está en casa. Es doctora, ya sabes cómo es...

—Me imagino las fiestas que hará tu hermano.

—No tienes idea. Es horrible.

Luego de hablar un poco más, acompañé a Erick hasta la puerta. Ellos seguían ahí. Sólo los ignoré y le di un beso en la mejilla a Erick despidiéndome, sin antes darle mi número.

Iba a subir las escaleras cuando mi hermano me llamó. Mierda, ¿ahora qué quería?

—¿Qué quieres Edén? —Dije seca.

—¿Me puedes explicar quién mierda era ese y por qué subió a tu habitación? —Dijo con un tono de voz que me molestó muchísimo. Así que decidí jugar con él.

—¿Yo no puedo tener una noche de diversión como las tuyas, hermanito? —Edén se levantó del sillón con rabia y me tomo de la muñeca con fuerza.

—¿QUÉ MIERDA ACABAS DE DECIR? —Intenté soltarme, pero él era mucho más fuerte que yo.

—Déjala, Edén. —Dijo Valentina, empujándolo fuerte.

—¿Qué te pasa Valentina? ¿La vas a defender ahora? —Dijo Edén acercándose a ella.

—Está más que claro que Juliana sólo estaba bromeando. —Dijo seria.

—Espero que sólo haya sido una broma. —Dijo acercándose a mí— O juro que...

—¿Qué Edén? ¿Qué me vas a hacer? —Dije acercándome peligrosamente a él y mirándolo fijamente.

—Voy a decirle a mamá que su hija es una... —Lo abofetee con todas mis fuerzas. Sí, lo hice. ¿Quién se cree para hablarme así? Las lágrimas no tardaron en aparecer, odio ser tan débil. Lo odio.

Valentina me agarró del brazo y me llevó afuera. Yo sólo me deje llevar, estaba llorando como una estúpida. ¿Qué le pasa a Edén? ¿Por qué es así? Sólo miraba abajo mientras las lágrimas caían. Si hubiera sido otro momento, estaría feliz de estar caminando de la mano con Valentina. Pero no, eso era lo último que podía pensar. Valentina y yo nos sentamos en una banca. No era capaz de mirarla, no era capaz de decir nada.

—Tu hermano fue un imbécil. —Dijo y se acercó a mí —Ven, pequeña... —Valentina, ¿me estaba abrazando? ¿Y me llamó pequeña? Sólo quería olvidarme de todo. Me escondí en su pecho mientras lloraba.

—Tu hermano no lo dijo en verdad, sólo fue un impulso. —Dijo mientras sobaba mi cabello.

—Ya no sé ni en qué creer. —Dije alejándome. —Simplemente todo es tan confuso ahora.

—¿Por qué?

—A veces extraño como eran las cosas antes.

—Nada nunca será como antes. Pero puedes hacer un mejor presente. —Dijo sonriéndome. Amaba ese lado de Valentina.

—Pues deberías decirme como. —Dije sonriendo.

—Puedes empezar por eso. Sonreír. Te ves mucho más hermosa cuando lo haces.

—¿Quién eres y qué hiciste Valentina? —Dije y ella se empezó a reír.

—Te extrañaba. —Dijo, así, sin más.

Eres mía, pequeña | ✓Where stories live. Discover now