Capítulo 48.

2K 217 3
                                    

Valentina

Nunca me había sentido tan feliz. Sostenía a Juliana en mis brazos dormida mientras me perdía en mis pensamientos. Miro la pared, imaginando la sonrisa de Juliana, el sonido de su risa, la suavidad de su piel. Sonrío. Se siente tan bien que esté aquí conmigo después de todo. Cierro los ojos, reviviendo como se sintió́ estar dentro de ella, tocarla, besarla por todo el cuerpo, el olor de su cabello. Me había despertado hace tiempo, pero no quería despertarla. Se veía muy tranquila. Estaba feliz sintiendo su piel desnuda contra la mía, podría quedarme todo el día así.

Su teléfono empezó a sonar. Ella se movió y abrió sus ojos lentamente, me miró y me sonrió.

—Buenos días. —Dijo y me dio un pequeño beso en los labios.

—Tu teléfono no ha dejado de sonar. Probablemente es tu madre preocupada preguntándose dónde estás.

—No me importa. Estoy más que bien. —Se esconde más en mi pecho.

—¿Desde cuándo te convertiste en la chica que no le importa nada y hace lo que quiera? —Digo burlona y ella ríe.

—Desde que me di cuenta de que tengo que aprovechar cada momento. En especial, estos, los que comparto contigo.

—No tienes idea de cuánto te extrañé. En serio. —Digo y beso su frente.

—No lo creo. —Dice mirándome fijamente.

—¿Por qué dices eso? —Pregunto confundida.

La extrañé como el jodido infierno.

—Estuviste con Jessica, y estoy segura de que con muchas chicas más.

Empecé a reírme a carcajadas. Incluso tuve que tapar mi boca para detenerme.

—No sé qué es tan gracioso, Carvajal. —Dice enojada.

Cree que me estoy burlando de sus celos.

—¿Quién te dijo eso? ¿Jessica?

—No exactamente. Lo dijo mientras todas nos cambiábamos para educación física. No sabes cómo me sentí.

Empecé a reír mucho más. Ella ahora estaba mucho más enojada.

—Mejor no te hubiera dicho nada, no sé qué es tan gracioso.

—No, Juls. Es que el día que Jessica vino a mi casa tomándome por sorpresa, cuando íbamos a hacerlo, la llamé por tu nombre y salió enojadísima. Créeme, nunca la había visto así.

Ahora la que reía a carcajadas era Juliana.

—¿En serio? ¡Es una estúpida! —Empezó a reír mucho más fuerte.

—Ahora que lo recuerdo, ese día yo estaba bastante enojada, te vi en el aeropuerto con un chico. Acababa de llegar de California y créeme, no fue muy lindo. Tenía planeado descansar, pero llegó Jessica y pensé: ¿Por qué no? —suspiré —aunque el intento de olvidarte no funcionó.

—Me pasó lo mismo, con él. Digo, pensé que te iba a olvidar si...

La rabia se arrastra dentro de mí como una maldita ola rompiendo contra la orilla.

—Espera, ¿tú y él...? ¿Qué mierda hicieron?

—¡No, no, no! Hasta ese punto no. Sólo nos besamos y bueno, nos toqueteamos un poco. Pero no funcionó, Valentina, porque eras lo único que estaba en mi mente mientras hacíamos eso.

La rabia me estaba quemando.

—No quiero verte con ese chico.

—Zac es sólo un amigo, Val.

Eres mía, pequeña | ✓Where stories live. Discover now