Reencuentro

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Abre la puerta de su casa y me abalanzo sobre sus labios, lo beso desenfrenadamente y el me responde con la misma intensidad. 

- ¿Qué haces aquí? – pregunta entre besos. 

– Eres tú, siempre has sido tú – respondo sobre sus labios. 

Sujeta mi rostro entre sus manos y me observa detenidamente, sonríe y vuelve a besarme. Entre besos vamos a su cuarto. 

– Quiero hacerlo – le digo apoyada sobre la pared. 

Sonríe y vuelve a besarme mientras esconde sus manos por debajo de mi blusa. La ropa empieza a incomodarnos, despega unos segundos sus labios de los míos y me quita mi blusa rosa, lleva sus labios a mi cuello y me hace sentir jodidamente bien; mis manos recorren su abdomen e intento quitarle su polera. 

Después de dejarme como unas cinco marcas en mi cuello lleva sus labios a mi oreja. 

– No sabes cuanto tiempo he esperado por esto – su mano derecha sujeta uno de mis pechos.

 Un leve gemido sale de mis labios. 

– Te voy a hacer gritar mi nombre – me quita el brasier y yo logro deshacerme de su polera. 

Sus dos manos sujetan fuertemente mi trasero acercándose más hacia su cuerpo; logra levantarme y yo entrelazo mis piernas en su espalda, acaricio su nuca mientras el da besos en mis clavículas. Delicadamente me acuesta sobre su cama y se coloca entre mis piernas. 

– Eres hermosa – dice sensualmente antes de comenzar a jugar con mis senos. 

Comienza a dar pequeños y húmedos besos alrededor de mi pezón derecho, mientras estruja el izquierdo con su mano, luego introduce todo en su boca y comienza a hacer maravillas con su lengua. Mis deseos carnales me delatan y vuelvo a gemir levemente. Pasa a brindar atención al izquierdo de la misma forma, haciéndome retorcer con mis manos sobre su oscuro cabello.

 Poco tiempo después comienza a hacer un camino de deliciosos besos sobre mi abdomen con dirección a mis pantalones; suelta el botón de mis jeans y los baja rápidamente, me mira directamente a los ojos mientras besa la parte interna de una de mis pantorrillas, intento sostenerle la mirada. Se siente increíble, no dejamos de observarnos mientras él va acercándose más a mis bragas un beso tras otro. 

Muerde suavemente uno de mis muslos y no puedo evitar levantar mis caderas aun observándolo. Sus largos dedos sujetan el elástico se mis bragas y la bajan lentamente. Una reacción involuntaria me hace intentar cerrar mis piernas. 

– Nena, tranquila – dice sonriendo tiernamente. 

– No tienes nada que temer cuando estés conmigo. Me sonrojo y él termina de bajar mis bragas.

 Estoy completamente desnuda frente a él, pero por alguna razón no me siento incómoda; siento que todo lo que está pasando es irreal, asombrosamente irreal. Poco a poco va escondiendo su cabeza entre mis piernas cuando siento su lengua probarme por primera vez, arqueo levemente mi espalda. 

Su lengua comienza a introducirse en mí y hacer círculos en mi interior. Se siente jodidamente bien. Uno de sus dedos ahora está es mi haciéndome gemir mientras su lengua continúa con su placentero ir y venir. Ahora son dos los dedos que están en mí, sujeto su cabello mientras dejo arrastrarme por todo este placer. 

Sus dedos juegan conmigo sin piedad, entran y salen sin parar. Su lengua no deja de moverse, sus dedos, su lengua. Siento como el orgasmo se comienza a sentir allí abajo. Mis gemidos son más fuertes lo que le indica que estoy cerca y comienza a hacer los mismo, pero mucho más rápido. 

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