Primer amor

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La tensión sexual entre los dos crece con cada paso que damos hacia el dormitorio. Nuestros cuerpos rozan ligeramente al salir del ascensor y siento corrientes eléctricas por todas mis venas. Caminamos en silencio por el largo pasillo. Lo atrapo observándome de reojo y trago saliva. No hace falta que lo diga, sé lo que pasará esta noche.

512 es el número de la puerta de la habitación donde perderé mi virginidad.

– Tú tienes la tarjeta – comenta parado tras de mí.

– Sí – susurro.

Busco en mi bolso mientras siento su aliento sobre mi cuello. Logro sujetar la tarjeta entre mis dedos e intentando no moverme mucho frente a él, paso la tarjeta por el scanner, la puerta se abre automáticamente y ambos entramos en el dormitorio.

Las luces están apagadas y apenas puedo divisar la cama en el centro. Escucho como cierra la puerta y camina hacia mí. Siento sus delgados dedos sujetar mi cuello con delicadeza, mi respiración se acelera. Sus manos bajan lentamente hasta llegar a mis hombros. Esconde sus manos por el interior de mi chompa y comienza a quitarla. La tela de la prenda se desliza por mis brazos y cae a mis pies.

Suspiro.

Sus manos sujetan firmemente mi cintura y me hace girar bruscamente sobre mis tacones.

Nuestros ojos se encuentran al igual que nuestras respiraciones. Sus manos bajan hasta mi trasero y lo sujetan con fuerza acercándome más hacia su cuerpo. Mi pecho choca con el suyo al igual que nuestras piernas. Una de sus manos sube por mi espalda recorriendo mi columna vertebral. Llega a mi nuca y me obliga a levantar la cabeza.

– ¿Sabes que pasará ahora? – pregunta en un susurro volviendo más profunda su voz.

– Tengo una idea – respondo con timidez.

Una enorme sonrisa se forma en su rostro y ríe con descaro.

– Créeme, no tienes idea de todo lo que podemos hacer – aprieta mi trasero haciéndome jadear.

– ¿Quieres mostrarme? – pregunto dejándome llevar por el momento.

Humedece su labio inferior y levanta sus cejas con su mirada clavada en mí. Veo como entreabre ligeramente su boca y acerca su rostro al mío.

– Te voy a enseñar – susurra tan cerca de mí que puedo sentir su aliento.

Sus labios atrapan mi labio inferior y comienza a besarme.

Sus manos suben y bajan desde mi cintura baja hasta mi cuello. Entrelazo mis brazos en su cuello mientras el beso se va encendiendo más a cada segundo. Sus manos se esconden por debajo de mi blusa y siento el frío de sus dedos sobre mi caliente piel.

La ropa empieza a incomodarnos. Deja de besarme por unos segundos para quitarme la blusa. Intento quitarle la polera, pero la cercanía de nuestros cuerpos no me permite hacerlo.

– Quiero ducharme contigo – dice sobre mis labios.

La idea de verlo desnudo por primera vez me excita sobremanera.

– ¿Sí? – pregunta separando nuestros labios.

Muevo mi cabeza de arriba abajo. Sonríe de oreja a oreja, entrelaza su mano con la mía y tira de mi hasta el cuarto de baño.

Prende la luz del baño y se quita su polera rápidamente, puedo ver sus definido brazos y su marcado abdomen. Me empuja contra la puerta y reanuda el beso.

Siento sus manos sobre el botón de mis jeans. Logra desabotonarlo rápidamente y dejando un camino de besos por mi abdomen se arrodilla con la intención de quitármelo.

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