El niño

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El número 4 de Privet Drive era un hogar completamente normal. El señor y la señora Dursley estaban orgullosos de poder afirmar que sus vidas eran cien por ciento banales y aburridas. Él trabajaba vendiendo taladros y ella era una simple ama de casa que dedicaba su día a cuidar de su hijo, cocinar la cena, organizar la casa y espiar a sus vecinos. Nada fuera de lo común.

Excepto que sí tenían un secreto.

Uno que lograron ocultar por seis largos años.

No fue hasta que Dudley Dursley entró a primaria que todos los que conocían a la familia se enteraron de la existencia de su pequeño sobrino. Un niño nada parecido a Dudley; bajito incluso para su corta edad, cabello completamente negro, ligeramente rizado y demasiado alborotado, ojos de un verde brillante que parecían un par de piedras de jade semi-ocultas detrás de unas gafas baratas y, lo más peculiar, una cicatriz en forma de rayo cruzando su frente. No había nada, físicamente, que lo relacionara con los Dursley. Y aunque ellos mismos desearían no estar familiarizados con el pequeño niño, Petunia Dursley nunca negaba que ese niño era el hijo de su difunta hermana. Aun cuando nadie sabía que Petunia había tenido una hermana.

Harry Potter dormía en la alacena debajo de las escaleras, salía solo cuando su tía abría el seguro desde afuera -cuando su tío se había ido al trabajo- para comer una sopa fría directamente de la lata con un bolillo viejo y duro, y volvía a ser encerrado antes que su tío regresara. Más de una vez tuvo que lavar la cobija en la que dormía, después de recibir su castigo por haberla ensuciado. Vestía ropa mucho más grande de lo que era su talla, pues le daban todo lo que Dudley dejaba o rompía y su primo era al menos tres tallas más grande que él.

La ropa grande y holgada ayudaba también a ocultar todos los moretones, quemaduras, cortes, y demás marcas que dejaran sus castigos . Aunque, claro, Vernon era muy cuidadoso en no dejar marcas visibles en el sobrino de su esposa. No quisiera llamar ese tipo de atención. Solo una vez, una de las maestras de su nueva escuela se atrevió a preguntar sobre el comportamiento callado y temeroso de Harry, pero Petunia explicó rápidamente que sus padres, su pobre hermana, habían muerto en un horrible accidente y que, por favor, no se metiera en sus asuntos familiares.

Nadie nunca imaginó que ese "accidente" había ocurrido cinco años atrás, y no hace poco, como se dio a entender. Tampoco podrían saber que el pequeño huérfano había estado viviendo con sus tíos desde que tenía tan solo un año de edad, olvidado debajo de las escaleras, muriendo de hambre, cubierto de suciedad.

Era una sorpresa que Harry hubiera sobrevivido. Vernon incluso opinaba que si su esposa no lo quería dejar en un orfanato, bien podrían enterrarlo bajo el árbol de su patio trasero. Petunia se escandalizó, pero no por eso cuidó mejor de su sobrino. Claro que tuvo que explicarle a su esposo todo lo que sabía sobre las peculiaridades de su difunta hermana y el esposo de ésta, cuando el niño sanaba como por arte de magia.

Vernon podía ver el resentimiento que Petunia le tenía a su hermana y su propio odio hacia el mocoso incrementó. Fue cuando prometieron que terminarían con aquella "tradición familiar". Por lo que sabían, no había otro Potter que pudiera impedirles educar al chico como un ser humano normal. Nada de tonterías mágicas o coincidencias milagrosas. De ser necesario, le sacarían la sangre Potter a golpes.

Por supuesto que Harry se dio cuenta que cada vez que pasaba algo raro lo culpaban a él y era castigado. Cosas extrañas que a simple vista no eran más que coincidencias accidentales, como la vez que el perro de la hermana de Vernon lo perseguía por el patio y de pronto se encontraba ladrando y aullando en lo más alto del árbol, o cuando Dudley y sus nuevos amigos estaban a punto de golpearlo durante el recreo y de pronto todos y cada uno estaba sangrando de la nariz, y cómo olvidar cuando Petunia se levantó un día con el cabello de un rosa chillón tan feo que incluso Dudley no pudo evitar reírse de su madre. Harry creía que ese rosa le quedaba mejor que su rubio común y aburrido.

Harry Potter y el alma perdida - abandonadaWhere stories live. Discover now