DÍAS PASADOS I.

1.6K 103 8
                                    

Recuerda perfectamente el día que Jeon Jungkook entró en su vida para nunca más irse.
Era otoño y se encontraba caminando por un sendero lleno de hojas rojas, amarillas y naranjas características de la época mientras se golpeaba mentalmente por no haberse abrigado mejor. Su delgado saco azul no lograba calentarlo tanto como desearía.
Luego de un rato de estar caminando decidió sentarse en un banco abrazándose para tratar de entrar en calor y con la melodía de The moment I knew (Taylor's Version) sonando en sus auriculares.
Cuando la canción estaba terminando un pequeño cachorro vino corriendo hacia él buscando alguien con quien jugar. El rubio sonrió provocando que sus ojos se vuelvan dos delgadas líneas.

— ¿Estás perdido, pequeño?— Jimin sonrió mientras acariciaba al cachorro, si hay algo que realmente amaba eran los perros.
¿Cómo unos seres tan fieles como ellos podían vivir tan poco? Era algo muy cruel de parte del universo y definitivamente una injusticia que no podía perdonar.
Un chico delante de él lo sacó de sus pensamientos, levantó la cabeza para mirarlo y Jimin pensó que era el chico más hermoso que había visto en su vida, con el cabello castaño recogido detrás de su cabeza y los piercings que tenía en las orejas. Era notoriamente mucho más alto que él.

— Lo siento, lo estaba paseando y se me escapó— dijo el castaño mientras comenzaba a acariciar a su travieso perro —¿Puedo sentarme?

Jimin asintió con la cabeza observando bien el rostro del chico, que a sus ojos tenía unas facciones hermosas.
El rubio al percatarse que lo estuvo mirando más de lo que se permitía admitir volvió su vista al pequeño perro que había saltado para subir sobre su dueño. Pero, ¿quién podía culparlo? Muy pocas veces tenía la suerte de que un chico lindo hable con él, cosa que no se debía a su apariencia sino al hecho de que era una persona callada e introvertida, y Jimin se sentía atraído por el aura confiable que le inspiraba el castaño.

— Un gusto, me llamo Jungkook ¿Y tú?— volvió a hablar con una sonrisa el, hasta hace un instante, extraño.
—Jimin— respondió en un tono de voz casi inaudible, no estaba acostumbrado a hablar con la gente ajena a su entorno. Prefería estar callado. Tocó el cuarzo rosa de su collar nervioso.
— Te gustan los perros ¿No, Jimin? Se nota por la forma en la que miras a Yeontan,  aunque es difícil no mirar de esa forma a este bebé hermoso— dijo el castaño acariciando al cachorro mientras le dedicaba otra sonrisa al chico al lado de él.
Jimin asintió en silencio ante su pregunta pensando en que la última frase podría irle bien tanto al perro como al dueño. Jungkook al notar que el chico no era muy hablador prefirió seguir acariciando a Yeontan. Luego de un rato de silencio, pudo ver la sonrisa de Jimin cuando Yeontan comenzó a morder sus dedos. Sonreía de una forma que sus ojitos se volvían dos hermosas líneas, una imagen tan adorable que cautivó por completo a Jungkook.

—Tenes una sonrisa muy linda, rubio— Jungkook sonrió sin dejar de mirarlo con un brillo en sus ojos. Jimin lo miró y sintió que sus mejillas se calentaban,  adquiriendo un leve tono rojizo, no estaba acostumbrado a escuchar cumplidos muy seguido.
—Gracias, Jungkook— bajó su vista un poco avergonzado, pensando que se estaba mostrando totalmente patético ante el chico que acababa de conocer.

Pasaron minutos en silencio, siendo interrumpido muchas veces por Jungkook en intentos de conversar con Jimin pero aún así no se sintió mal. Estaba siendo una tarde agradable para el rubio y valoraba los esfuerzos del castaño en entablar conversación.
Luego de un tiempo, Jimin seguía sus conversaciones de forma fluida y ambos se encontraban hablando sobre Yeontan y cosas terribles que hizo el pequeño pero demoníaco, según Jungkook, perro. Jimin no pudo parar de reírse cuando Jungkook le contó que el cachorro le hizo pis en la cara a su hermano cuando este lo alzó por primera vez. El pobre perrito se había puesto nervioso.

— ¿Tenes mascotas?
—Sí, tengo dos gatitos: atena y hera. Son como mis hijas.— sonrió al recordar a sus hermosas gatitas.— Diría que Yeontan y ellas deberían conocerse pero probablemente le arranquen los ojos.
—No quiero que mi perro pierda sus ojos, gracias. Pero me gustaría mucho ver a tus gatitas, podrías enseñarmelas algún día.

Jimin no mencionó el hecho de que podría mostrarle una foto de ellas. En cambio, le dio su celular y abrió los contactos para que agende su número.
Ese fue el inicio de muchas conversaciones agradables que Jimin atesoraria por siempre y que Jungkook esperaba que nunca terminen.

Don't Forget Me  ➳ Kookmin [TERMINADA]Where stories live. Discover now