Capítulo 22 🦊 Una competencia (in)sana

778K 59.6K 11.9K
                                    

#ViernesDeRTR

#LeanLaNotaDeAutor


Capítulo dedicado a la personita que me escribió por Instagram pidiéndome un capítulo feliz porque mañana es su cumple. Felicidades por tu cumpleaños <3


Llego a casa con el corazón apretado en el pecho. Es una sensación extraña y que no me gusta. No siento dolor, sino que una especie de peso que se agranda cada vez que pienso en Heather y las palabras de Allek. En lo que avanzo hacia la puerta de casa, coloco una mano en mi pecho para que el malestar no se expanda, pero es imposible contenerlo cuando al llegar a mi habitación, me encuentro a Chase sentado en el marco de la ventana jugando con Pato.

—Hasta que al fin te apareces —me dice a modo de regaño colocándose de pie. Su figura contra la luz nocturna busca mi rostro en la oscuridad de mi cuarto y, por un segundo, temo encender la luz de mi habitación, porque si lo hago, él sabrá que estuve llorando. Al encenderla, él me mira—. ¿Pasó algo?

—Me siento un poco mareada, eso es todo —digo, dejando a un lado mi mochila para evitar el contacto visual.

—Yo recuerdo haber usado preservativo.

—Calla, bobo —le ordeno, tentada a lanzarle una almohada como reproche—. Veo que por fin has salido de tu cueva, aunque sea a mi habitación.

—Estuve tentado a ordenar tu cuarto, pero me dio algo de miedo saber qué cosas encontraría así que desistí.

Al final me decido por lanzarle un almohadón que se estampa en toda su bonita cara y le desordena el cabello. Me lo lanza de vuelta, pero consigo atajarlo como toda una profesional.

—Ja, el profesor Lewis estaría feliz de verte atajar algo al fin, aunque no sea una pelota.

—No te burles de mí. Las pelotas dan miedo.

—Tienes la ley de atracción a tu favor —bromea, y recuerdo que es algo que le dije una vez a Allek.

Volver a pensar en él me saca un suspiro. Arrojo la pila de ropa de la cama al suelo y me siento, resignada, escondiendo lo tocada que me han dejado sus palabras al quitarme las zapatillas.

—¿Y cómo estás? —aprovecho de preguntarle, antes de que el silencio me delate.

—Bien, supongo. No puedo dejar de pensar en todo lo que ha pasado en estos últimos días —dice bajito, casi en un resoplido, y se sienta a mi lado de la cama—. ¿Y tú? ¿Qué tal el trabajo?

—El nuevo gerente sigue siendo un tirano y...

No sé si sea buena idea comentarle que su padre en persona fue a proponerme un soborno. Me hierve la sangre con solo pensarlo, pero creo que Chase no merece pensar en eso ahora, suficiente tiene ya.

—¿Y? —me busca ladeando la cabeza— ¿Has estado llorando?

Estaba claro que no podía huir de la perspicacia de Chase. Busco alguna excusa que lanzarle, pero las comisuras de la boca se me van automáticamente hacia abajo.

—¿Cómo lo sabes? —pregunto con la voz temblorosa.

—Porque tu nariz está roja y tienes los ojos vidriosos.

—Es resfriado —intento justificarme sin resultados.

Chase no dice nada, en su lugar, pasa me abraza y apega mi cabeza a su hombro.

—Es un resfriado fuerte, por lo que puedo ver —dice, acariciando mi cabello—. ¿Qué ocurrió?

—No sé si deba contártelo —balbuceo—. Es sobre Allek y Heather.

Rompiendo tus reglas ✨Nueva versión✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora