Las cosas estaban cambiando, aunque no de forma radical. El tipo de cambios que no notas hasta que te sientas a pensar en ello porque se van dando con sutiliza.
Bueno, estaba el pequeño detalle de que mi mejor amiga estaba embarazada...
—Está obsesionado contigo. —Dijo Marlene en voz alta mientras las chicas y yo observábamos en silencio la pequeña pancarta colorida que se extendía en mi mesa de trabajo. Estaba sonrojada, ¡YO! Que nunca me sonrojaba por nada.
—¿Crees que lo hizo él o le ayudaron? —preguntó Nora con su típica inocencia. Creo que todas tenemos esa amiga dulce un poco ingenua y quizás torpe... De no ser así, ustedes podrían ser esa amiga. Esa era Nora, con su cabello rubio rizado, se encogió de hombros cuando la miré con diversión.
—No lo hizo él, su caligrafía es un desastre. —les respondí, pasando las manos con cariño sobre las letras en él papel. Sus palabras tenían sentido para mi y no importaba si lo había escrito o no, era especial.
—No entiendo, ¿Es su aniversario o algo así? —preguntó Dani, tendiéndome la mano cuando me vio abrir la caja de chocolates que formaba parte del regalo.
—Tres meses. —respondí con orgullo, repartiendo dulces a mis amigas. Era la hora del receso y aunque se escuchaba mucho jaleo fuera, nosotras éramos las únicas en el salón de clase a esa hora. —Yo le hice una carta —conté, ligeramente avergonzada —y le regalé un brazalete.
Admito que me gustaba la sensación de tener a alguien que se preocupara por mi, que pensara en mi y me quisiera al punto de escribirme cosas cursis con dibujitos y corazones. Me hacía ilusión esta típica idea tonta de un amor de colegio, aunque él y yo fuésemos tan diferentes el uno del otro, aun así era feliz.
—No puede ser que aun seas virgen. —me ahogué mientras mis amigas soltaron la risa.
—Espera, ¿Sigues siendo virgen? —la incredulidad en el pálido rosto de mi amiga casi fue ofensiva.
—¡Nora!
Daniela se estaba riendo y señaló a Marlene. —Tú solo piensas con las hormonas, ¿Qué tiene de malo ser virgen?
Ella la despachó con un movimiento de su mano y se llevó la otra al vientre. —Lo dices porque no tienes un novio. Los besos que son bien dados te pueden poner muy caliente y solo piensas en una cosa y esa cosa hace bebés.
Su embarazo aún no se notaba y seguía siendo un secreto entre nosotras, aunque lentamente parecía sentirse más cómoda con la idea al punto de haber decido contarle a su novio para poder hablar con sus padres juntos. Aun no lo hacía y yo sabia que aunque intentara parecer segura al respecto tenía sus reservas.
—Ya en serio, ¿Todavía eres virgen? —por alguna razón Nora no podía dejarlo y le di mi mejor cara de "Eres una idiota".
—¡Llevamos saliendo tres meses! —me defendí. —¿No es un poco pronto para pensar en esas cosas?
—¿No dices que siempre está solo en casa? —preguntó.
—Sí, pero...
—¿Alguna vez se han metido mano? —ella continuó.
—¿Manosearnos?
—Sí, cuando das besos calientes y te tocan por ahí...
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Tύ oтrα vez.
Random"𝑈𝑛 ℎ𝑖𝑙𝑜 𝑟𝑜𝑗𝑜 𝑖𝑛𝑣𝑖𝑠𝑖𝑏𝑙𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑒𝑐𝑡𝑎 𝑎 𝑎𝑞𝑢𝑒𝑙𝑙𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑎́𝑛 𝑑𝑒𝑠𝑡𝑖𝑛𝑎𝑑𝑜𝑠 𝑎 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑟𝑠𝑒, 𝑎 𝑝𝑒𝑠𝑎𝑟 𝑑𝑒𝑙 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜, 𝑑𝑒𝑙 𝑙𝑢𝑔𝑎𝑟 𝑜 𝑙𝑎𝑠 𝑐𝑖𝑟𝑐𝑢𝑛𝑠𝑡𝑎𝑛𝑐𝑖𝑎𝑠... 𝐸𝑙 ℎ𝑖...