Sentada en el pequeño sillón de la biblioteca en su casa, Ame se encontraba leyendo tranquilamente — como ya era costumbre para ella — con su espalda recostada en el reposabrazos; sintiendo su cuerpo cálido debido a la pequeña chimenea que había en la habitación con el fin de mantenerla caliente, ya que se vuelve demasiado fría incluso con las ventanas cerradas.
Hace rato que su hurón estaba dormido en su regazo, y la única razón por la que ella estaba despierta era porque tenía enfrente a Kokonoi, quien también se entretenía leyendo sentado en un sillón enfrente de ella, apoyando su codo en el reposabrazos y su cabeza sobre su mano mientras la otra sostenía el libro; los dos en completo silencio. Y es que en realidad no había nada que decir; a ninguno de los dos le molestaba estar en silencio mientras leían, y se acostumbraron a pasar el rato de esa forma cuando no tenían nada que contarse. Sumergidos en un silencio cómodo donde no hacían falta palabras para saber que el otro estaba ahí; ambos disfrutaban eso.
Kokonoi quitó la vista de su libro durante un momento para mirar a la fémina, quien tenía una pequeña sonrisa mientras seguía supuestamente concentrada en su lectura, y se preguntó la razón que podría tenerla tan contenta.
— ¿Te ha pasado algo bueno? — se atrevió a preguntarle.
— Sí. — contestó sin despegar la vista de su libro. Él la examinó de pies a cabeza tratando de encontrar una explicación para su actitud tan inusual.
— ¿Se puede saber qué?
— No.
Mentiría si dijera que no le sorprendió su respuesta; normalmente le contaba todo sin negarse y de pronto había algo que le quería ocultar. Era raro; no le gustaba.
— ¿Por qué no?
— Tengo más vida aparte de ti.
— Eso no es cierto. — ella cerró el libro en su mano e inmediatamente él repitió su acción.
— ¿Acaso estás diciendo que toda mi vida eres tú? Wow, no pensé que tuvieras tanto ego.
— No, oye- ¿qué te sucede hoy? ¿Qué fue lo que pasó?
— No tienes que darle tanta importancia; son cosas mías. Hay cosas que tú también ocultas de mí, ¿verdad? — él se quedó en silencio mientras Ame continuaba hablando. — No lo puedes negar; no soy tonta y sé que hay muchas cosas que no me dices. Por ejemplo...
— Oye, no vayas a decir nada de lo que te vayas a arrepentir luego.
— Yo no me arrepiento; debería ser yo quien te diga eso.
— Ame... — le dio una mirada llena de molestia. De cierta manera ya se esperaba lo que estaba por venir y quería evitarlo.
— ¿Por qué hay veces en que vienes aquí deprimido y luego no me quieres decir qué tienes? Sólo dices "no es nada; son cosas mías" y yo no estoy insistiendo para que me digas cosas que no quieres porque siento que no debería entrometerme en tu vida y en cosas que me estás diciendo que no me quieres decir. Si el universo quisiera que las sepa, entonces de una o otra forma me enteraría, pero no sé nada ¿o sí? Y ahora por la única vez en mi vida en la que quiero guardarme algo tú lo quieres saber sí o sí.
— Bueno, ¿no puedo saber? ¿Por qué no podría? Somos amigos, y los amigos se cuentan cosas.
— Entonces contesta mi pregunta. — le dio una mirada desafiante. — Adelante, yo no tengo problema con decirte qué fue lo que pasó, pero sólo lo haré si tú me dices la verdad también.
— ¿Cuál verdad? ¿De qué me estás hablando? — pensó un poco en lo que podría estar sucediendo, y entonces se dio cuenta de algo. — ¿Alguien vino aquí y te dijo que te estoy ocultando cosas?
— No, yo tengo mis propias formas para enterarme de lo que pasa, y ahora que me pongo a pensar en ello... ¿qué fue lo que pasó con la chica que dijiste que estaba en el hospital? Me dijiste que necesitabas el dinero para pagar sus tratamientos médicos, pero nunca me dijiste qué fue lo que pasó con ella, así que supongo que está bien ¿no? ¿Por qué me lo ocultarías si no lo estuviera?
— Ya basta.
— Koko, nadie me lo está diciendo, yo sola puedo decir con seguridad que me estás ocultando lo que sea que le haya pasado a esa chica, a la cual ni siquiera puedo llamar por su nombre porque no me lo dijiste.
— En serio, deja de preguntar.
— No, me pediste el dinero para ella, así que me merezco saberlo; ¿qué fue lo que le pasó?
— ¡Te dije que ya fue suficiente! — le gritó. — ¡Deja de preguntar por Akane! ¡Akane está...! — pasó una de sus manos por su cabello, tratando de respirar profundo y calmarse. — Ya me voy. — se levantó dejando el libro allí.
— Kokonoi. — lo miró alejarse.
— Déjame solo un rato. — salió de la habitación dando un portazo, causando un sonido que resonó por todo el lugar debido al eco.
Ella suspiró con pesadez, pero tampoco se arrepentía mucho; no dijo nada más que verdades. Bueno, omitiendo la parte en la que fue Inui quien le contó todo eso y que ahora se habían vuelto amigos, pero el punto era que Ame no pensaba tener ninguna razón para sentir culpa; fue él quien decidió no decirle cosas tan importantes, exigirle a ella que le cuente todo y luego hacerse llamar su amigo. No era justo; no se arrepentiría de lo que le dijo y tampoco tenía pensado disculparse.
De hecho, se negaba a dejar que la situación comenzara a afectarle. Si él estaba enojado entonces bien por él; a ella no le importaba, y decidía no volver jamás...
Eso probablemente sí le importaba; aunque hubiera sido un mentiroso él también fue su primer amigo.
¿Pudo haber sido un poco más amable al decirle todo eso? Quizás. ¿No debió haber insistido cuando él le dijo que dejara de preguntar? Probablemente. ¿Debió haber ido tras él en cuanto salió de la habitación? Eso en definitiva, pero como sea, el orgullo de Ame Kimura era demasiado grande como para disculparse.
☂️ No aguanto mucho tiempo sin drama y ahorita ninguna de mis historias tiene, así que jsahajsja
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
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Raindrops - Hajime Kokonoi X OC
FanfictionOjos del mismo color del oro. Kokonoi encontró a la chica afuera durante una tormenta. Las gotas de lluvia deslizándose por sus manos y algunos rincones de su cara, además de su impermeable. Dinero era lo que buscaba de ella. Amor genuino fue lo qu...