Pasó todo un día y Ame no le dirigió la palabra; sólo para decirle que si quería algo lo consiguiera él mismo. Lo dejaba quedarse en su casa, usar la ropa que había en el armario y comer lo que había en la cocina, pero nadie iba a hacer nada por él. No le importaba mucho porque no era lo que buscaba, pero ella estaba demasiado molesta como para hablar.
— ¿Y dónde habías estado todo este tiempo? — Suki se acercó hasta donde estaba sentado en la sala principal para preguntarle.
— Haciendo cosas que me metieron en problemas y resolviendo esos problemas; no fue fácil. Así que, ¿cuál es tu color favorito?
— Lila.
— ¿Y tu comida favorita?
— Me gusta el katsudon.
— ¿Cuándo es tu cumpleaños?
— 7 de noviembre.
— Hmm.. espera, ¿no te debo técnicamente ocho regalos de cumpleaños? ¿Hay algo que quieras?
— Nada justo ahora.
— Bien, no importa sólo... dile a tu mamá que voy a salir. — se levantó y regresó cuando se estaba yendo. — Pero por favor aclara que sí voy a regresar, aunque puede que tarde un par de horas.
¿Y qué se le conseguía a una niña de ocho años? No tenía idea; tendría que planear algo en el camino. O podría regalarle algo que fuera imposible que no le guste a una niña. La suerte era que dinero sí tenía, y si quería reparar el daño que hizo al irse supuso que ese era un buen primer paso.
Luego quizás iría a teñirse el cabello otra vez, porque ya para nada lo tenía de ese color y le gustaba más su color natural de cabello.
Tardó más de lo esperado y tuvo que caminar mucho, pero regresó antes de que anocheciera.
— Vaya, mira quién si volvió esta vez. — sí se esperaba ese tipo de comentario por parte de Ame, así que no le sorprendió. — ¿Por qué demonios traes tantas cosas contigo? Y... ¿te volviste a teñir el cabello?
— Sí, me volví a teñir el cabello, gracias por notarlo. Esto que traigo conmigo es para Suki porque me perdí sus primeros ocho cumpleaños, y pensé en darle regalos por cada año en que no estuve.
— No tenías que comprarle nada.
— Es algo que no me cuesta nada, y supongo que vale la pena si es para ella.
— No, literalmente, no tenías que comprarle nada. Admito que agradezco que quieras compensar no haber estado ahí, pero ¿darle regalos por cada año que no estuviste? Eso en realidad no repara nada.
— Sí, tú... tienes razón, ¿quieres no bajar mis ánimos con tu constante negatividad y pesimismo? Esto es un primer paso.
— ¿Cómo fue qué compraste todo esto?
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Raindrops - Hajime Kokonoi X OC
FanfictionOjos del mismo color del oro. Kokonoi encontró a la chica afuera durante una tormenta. Las gotas de lluvia deslizándose por sus manos y algunos rincones de su cara, además de su impermeable. Dinero era lo que buscaba de ella. Amor genuino fue lo qu...