Capítulo 18

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Tantos planes y tantas opciones que podían llevarse a cabo en apenas unos segundos. Eso era todo lo que residía en la cabeza de Akuma en aquellos momentos donde las tres se adentraban al interior del castillo.

Podía sentir la tensión de Alcina y el miedo que salía de ella, al mismo tiempo que la rabia contenida. Y tenía toda la razón de estar así. No debía entretenerse si quería ayudarla. Aunque fuera solo por esta vez.

Empuñó el arma en su mano derecha y de un chasquido Sky se adelantó olisqueando y buscando a las tres hijas de Lady Dimitrescu mientras Akuma se movía sigilosamente por los amplios pasillos seguida de Alcina.

-Cualquier idea que tenga debes seguirla al pie de la letra.-murmuró a un tono lo bastante alto para que pudiera escucharla-. Al menos si quieres que ellas vivan. Las salvaré si cumples tu parte.-sus fríos ojos la miraban de forma calculadora esperando una respuesta. Alcina asintió de acuerdo con sus palabras y gruñó bajo al escuchar quejidos.

Sky regresó sobrevolando un poco el suelo y soltó un par de gruñidos que Akuma pudo entender.

-Están aquí. Doce hombres exactos que rodean a tus hijas. Están en una sala con escaleras ¿Te suena de algo?

-La sala común, no esta lejos de aquí.-iba a liderar el camino hasta que la mano de la pelinegra la frenó-. ¡¿Qué haces?!

-Sh.-ordenó posando un dedo índice sobre sus labios-. Quedate detrás nuestro e intenta confiar en mi.-dicho esto tiró de ella y caminó por adelante hasta llegar al lugar indicado.

Podía escuchar las risas de los hombres con escopetas y ropa pueblerina. Estaba claro que eran de la villa. La gran mayoría de ellos rodeaban algo. Lo más seguro es que fueran las niñas o por lo menos una. Dos de los hombres vigilaban las salidas y otro de ellos estaba arriba de las escaleras.

Ese será un problema. Si alerta al resto no podré asegurar la protección de las crías. Que fastidio.

Con un movimiento de dedos hizo que Sky se acercara a ella y le susurró un par de cosas. Una vez recibidas las órdenes cambió de forma disipandose en el aire con un aura azulada. Alcina observaba todo hirviendole la sangre ante el escenario que presenciaban sus ojos. Pero Akuma no iba a dejar que se interpusiera, no aún.

-No te muevas. Espera a mi señal para poder atacarles. Entonces y solo entonces pasaremos a la ofensiva directa.-dijo antes de deslizarse hacia otra columna. Por suerte uno de los hombres había desaparecido.

Buen trabajo, Sky.

Se acercó lentamente al otro y le incrusto una pequeña navaja en una de las venas del cuello, todo ello tapando su boca. La sangre salía algo propulsada pero no era algo que la preocupara. Una vez el hombre dejó de forcejear, lo escondió en la misma columna donde ella se ocultaba y se quedó esperando a que Sky completara su misión.

-Mirad como lloriquean estas perras.-escuchó decir viendo como uno de ellos reía.

-¿Quién diría que el frío las dejaba así?-continuó otro tirando del brazo de una de ellas.

-¡No la toques!-una chica de cabellos oscuros se lanzó hacia él siendo frenada por un golpe en el rostro.

-¡Cassandra!-chilló la que estaba siendo alejada de ella, una chica pelirroja que empezaba a congelarse.

-¡Cerrad la boca! Tenemos pleno derecho de divertirnos con vosotras por todo lo que nos habéis hecho.-pasó su asquerosa lengua por el cuello de la pelirroja.

Akuma sintió su sangre arder de la rabia ante los recuerdos que invadían su mente. Debía esperar a Sky, pero ni ella ni Alcina aguantaban más. Mordió su labio con fuerza y apretó la empuñadura de la Mágnum dispuesta a atacar.

Eres insufribleWhere stories live. Discover now