Capítulo 26

1.2K 165 77
                                    

Su llegada al Castillo Dimitrescu no había sido tan mala como ella se esperaba. La habían aceptado de cierta manera y nadie la juzgaba por como era ni por sus rarezas. Era algo que podía agradecer.

Con el pasar de los días Alcina se hizo cargo de ella en muchos sentidos, y entre ellos se encontraban entrenamientos para que su nuevo cuerpo se acostumbrara a su forma física y a sus habilidades.

-Eso ha estado bien. Volvamos a intentarlo.-animó colocándose frente a ella de nuevo. Akuma asintió con la cabeza colocándose también en su lugar mientras posicionaba los puños preparándose para una defensiva.

Sin previo aviso la vampira cargó contra ella dispuesta a moverla, pero la demonio fue más rápida en bloquearla. Sus brazos eran más robustos y fuertes que cuando era humana. Toda su condición había cambiado, ahora era ágil y rápida, mucho más de lo que jamás habría soñado. Y entre todos esos cambios la encantaba poseer la fuerza suficiente para frenar a la matriarca.

De un salto dobló los brazos de la contraria sin soltarlos provocando que cayera al suelo mientras ella se colocaba encima terminando así una llave con éxito.

-Yo diría que ha estado más que bien.-soltó burlesca observando a su oponente.

-Por el amor a Madre Miranda, no seas tan engreida.-regañó apartandola de un ligero empujón.

-Yo aprendo de lo que veo.-susurró sabiendo que la escucharía. Por suerte, tuvo los reflejos suficientes para esquivar un golpe que iba a su cabeza. Desde que Alcina la enseñaba se estaba volviendo un hábito-. ¡Deja de darme en la cabeza! Esta mente tan privilegiada se debe cuidar.-volvió a dar otro salto alejándose por completo.

-Hay veces donde no sabes las ganas que tengo de golpearte contra la pared, mocosa.-gruñó tratando de no perder la paciencia.

-Eso me suena a algo que una Lady no debería hacer.-volvió a bromear ganándose una mirada asesina con la que rió levemente.

-Haré como que no te he oído.-movió la mano restándole importancia al asunto y volvió a centrarse en lo que estaban-. Creo que deberíamos volver a lo de estos días. Intenta sacar media forma por tu cuenta.

-Me parece buena idea.-dijo irguiendose y tomando aire. Normalmente eran sus emociones lo que desataban esos cambios, pero debía intentar manejarlos a voluntad. Aunque algo muy dentro de ella la decía que por mucho que lo intentara seguirían saliendo sin su consentimiento.

Sintió ardor, pero esta vez la sensación venía más de sus ojos y de su cabeza. Esa era la señal para saber del cambio. Los abrió lentamente y fijó su vista en aquella cosa que se movía despacio, su cola. Era una de las cosas que más detestaba de su forma, sobretodo cuando aún tenía que aprender a moverla como una extremidad extra.

Sus oídos se agudizaron atentos a cualquier sonido, entre ellos unas cuantas palmadas provenientes de su ahora maestra. Alcina sonreía algo orgullosa sin apartar su mirada de ella.

-Esta vez ha durado mucho menos. Yo diría que ya tienes dominado esto.

-Aún tengo que saber como evitar que salga en ciertas ocasiones. Me hace parecer vulnerable cuando eso pasa.-comentó pensativa antes de sentir unos dedos tomando su barbilla. Sus ojos se encontraron con los de Alcina y no se despegaron de ellos mientras hablaba.

-Hasta los más sabios en esto tendemos a perder el control sobre ciertas cosas. No creas que nuestros colmillos no crecen cuando tenemos una emoción fuerte. Incluso en mi caso la ira del dragón es difícil de controlar.

-Puede que tengas razón.-se paralizó al escuchar sus palabras-. Dragón...-pensó en voz baja-. Quiero probar algo.-apartó ligeramente a la vampira-. Voy a hacer la completa. Por suerte tus jardines son espaciosos para mi altura. Ya sabes que hacer si la cosa se me va de las manos.

Eres insufribleWhere stories live. Discover now