Capítulo 48 {Parte II}

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( S E G U N D A   P A R T E )

"A veces amar es soltar, aunque parezca morir."

–Lucas Hugo Guerra

 ººº

(Para aclarar: Se me olvidó aclarar esto, miren no hay segunda parte como tal del capítulo, sino que la historia cuenta con tres partes, y hemos entrado a la segunda, pero no es porque falta un capítulo antes del 48. Espero haberme explicado bien <3)

C A P Í T U L O  4 8. 

IAN DEATH OR DE'ATH.

Cuatro semanas después...

Mi vida se fue componiendo a medida que pasaban los meses. Mejoré considerablemente y analicé las cosas, y entendí que jamás solucionaría nada con las acciones que estaba teniendo, así que dejé atrás los vicios, me enfoqué realmente en mi trabajo y cambié mis metas y propósitos de vida. Nada de lo que planeé hace algunos meses seguía en pie, cambié de mentalidad e ideas.

Seguí con el mismo trabajo, todo continuó con normalidad, seguía ganando dinero con cada cliente que tenía y con los nuevos que llegaban.


Limpié una pieza de las muchas herramientas sucias para distraerme y observé a la chica que permanecía a unos cuantos metros de distancia de mí, ella pasaba las yemas de sus dedos por cualquier cosa que le llamara la atención y me preguntaba para qué servían. Ella llevaba puesta una blusa que me encantaba la forma en la que se le miraba puesta, dejaba al descubierto sus hombros y clavículas y era de flores, y aunque la había molestado con ponerse cortinas en realidad me gustaba.

—¿Entonces cuándo me dirás? —le pregunté rompiendo nuestro corto silencio, levantándole una ceja con duda. Annabelle se giró para mirarme e hizo cara de no saber de qué le hablaba.


—¿Cuándo te diré qué?


—La dirección de tu casa.


Las comisuras de sus labios fueron elevándose en una sonrisita y se encogió de hombros. Había estado negándose todo ese tiempo en decirme el lugar donde vivía, y aunque tratara y tratara de sacarle información nunca cedía.


—Tal vez nunca.


Dejé la herramienta en su lugar y rodeé los ojos con fastidio.


—¿Por qué no? Es estúpido que tú vengas a buscarme cuando yo puedo hacerlo. He considerado hasta la idea de seguir a tu madre cada que viene a recogerte.


Una risa fea y chillona escapó de su garganta. —Es que es un secreto.

—¿Un secreto? —inquirí, y fui acercándome a donde se encontraba —. Tú no eres de este mundo, ¿verdad? Eres extraña. ¿De dónde vienes?


—De Júpiter.

Hice una mueca. —Con razón eres rara.

Annabelle soltó un resoplido con diversión y tomó entre sus manos una herramienta grande y tosca, antes de que pudiera advertirla de que no la cargara ella la levantó y la soltó con rapidez al darse cuenta que era muy pesada, sin embargo, al soltarla fue más el peso de la herramienta que se tropezó y se cayó sentada al suelo.

Quiero Odiarte ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora