11.¿CONOCIDOS O ALGO MÁS?

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 La fiesta estaba siendo un rotundo éxito. Como siempre, Franz disfrutaba de la compañía de sus verdaderos amigos y de la presencia de su padre. El restaurante italiano estaba siendo atendido por sus propios dueños, Hee Star y Francesco Giulliani, dos magníficos chefs cuyos platos resultaban exquisitos.

Key se acercó a Armin y comentó: —¿Señor, no ha notado el parecido que tiene uno de los anfitriones con Franz, solo que con más edad?  — Armin reflexionó brevemente y respondió  —Desde que hablé con ellos para pintar los murales, lo noté, pero no se lo menciones a mi hijo. Se molestó cuando lo insinué una vez. Me dijo que no hay nadie en el mundo como él.

 Franz y Anja estaban en el área del bar, entregados a un apasionado beso. A ella le encantaba sentir sus labios sobre los suyos y aprovechaba cada momento que él la besaba, pues más tarde al estar teniendo sexo sabía que eso no iba a ser posible y la boca del Dj le encantaba. Su padre se acercó y carraspeó con el fin de atraer la atención de su hijo.  —Was ist los, Papa?* (¿Qué pasa papá?).   —Ya llegó tu regalo y no me gustaría que te viese en tan caliente situación.  —¿Mi regalo? ¿me compraste algo?

—No exactamente, pero si lo invité y está justo allí.   —Armin señaló hacia la entrada, y ahí se encontraba parado Choi Minho, muy guapo, y sumamente nervioso.  

  Permaneció un buen rato fuera del restaurante, debatiéndose internamente sobre si debía entrar o no

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  Permaneció un buen rato fuera del restaurante, debatiéndose internamente sobre si debía entrar o no. Al ver a Franz, su corazón dio un vuelco y ambos intercambiaron una sonrisa apenas perceptible. —¿No vas a saludarlo?  —Las palabras de su padre lo impulsaron a acercarse a donde estaba Choi. Aunque no entendía cómo había sido invitado, era perfecto para seguir con sus planes de dominación y posterior rechazo.

—Hola, Sargento. Nunca imaginé encontrarte aquí esta noche.

—Tu papá me invitó. Piensa que somos amigos, o quizás algo más.

—Ah, ¿y lo somos?

—¿Cuál de los dos?

—No lo sé. ¿Tú qué piensas, Sargento?

—Minho tragó saliva antes de responder.  —Bueno, yo diría que somos conocidos.

—Mmm, Sargento, no pareces alguien que se conformaría con solo eso.

Al escuchar esto, Minho sintió que sus piernas temblaban y su rostro se encendió de vergüenza. No quería abordar ese tema esta noche. Tenían mucho de qué hablar, pero lo harían en otra ocasión, cuando Franz estuviera completamente sobrio, pues el alcohol ya empezaba a hacer estragos en su mirada vidriosa.

—Solo te traje un pequeño regalo. Me tengo que ir.

Franz abrió el estuche y llevó una mano a su boca, sorprendido y encantado por el gesto.

—¡Wow, Sargento, es precioso! Muchas gracias. ¿Me lo pones?

 ¿Me lo pones?

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DJ VÖN  (2 MIN)🔞⚠️⚠️ 🌈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora