36.SAN VALENTÍN

119 28 38
                                    

—¡AYYYYY! Esta maldita pomada arde mucho.

—Pues te aguantas, el médico fue muy claro: si no la usas, se te puede infectar la herida.

—¿Cómo me lastimé?

—¿De verdad no recuerdas nada?

—No.

—¿Qué droga te metiste?

— ¿Droga?

—Sargento, ayer estabas en las nubes cuando te encontré encerrado con una puta Dominatrix.

Minho parpadeó por unos instantes tratando de recordar lo que se suponía que había ingerido, lo que hizo y que en consecuencia lo tenía postrado en esa cama.

—Recuerdo algunas cosas, pero están algo confusas y borrosas. Lo único de lo que estoy seguro es que te estaba buscando para que aclaráramos el malentendido del día de la carrera. Pero todo lo demás está desordenado en mi cerebro. Vi que subías por unas escaleras. Espera, antes de eso hubo algo más. Creo que... ¡sí, una chica!... recuerdo una chica que me besó... yo la empujé... pero... ¡Sí, ella fue la que metió una pastilla en mi boca!... Fue amargo y después dulce... la escupí... ¡Aghhh! ¡Maldita sea, ya no recuerdo más!

Minho se llevó las manos a la cara con frustración y la talló con desesperación por no comprender del todo lo sucedido. —Soy tan estúpido. No dejo de cometer error tras error contigo. Me gustas tanto y me siento a gusto cuando estamos juntos, pero a veces simplemente no comprendo a tiempo lo que haces. Es como si caminaras un paso o dos antes que yo y así no puedo alcanzarte nunca. Parece que estamos compitiendo por ver quién es más arriesgado a la hora del peligro.

Ese desahogo por parte de Minho a Franz no le venía nada bien; al contrario, resultaba una espina clavada que dolía como los mil demonios. Sobre todo, si tomaba en cuenta que la noche anterior había admitido por fin que lo amaba.

Franz tragó grueso y paseó un poco por la habitación con las manos metidas en los bolsillos delanteros de sus vaqueros. Su inteligencia le daba lo suficiente para entender que el Sargento no deseaba más ese tipo de relación. Y que, como mencionó Key, las relaciones abiertas no siempre le funcionaban a todos. Él mismo ya había comenzado a cuestionárselo. Mientras Minho dormía lo que restó de la noche, Franz estuvo despierto y cavilando la situación. 

La duda estaba ahí, puesta encima de todas sus creencias y convicciones de ser un individuo libre de ataduras. De no rendirse ante los encantos de una sola persona. Eso siempre lo vio y lo vivió con sus padres, jamás fue punto de duda o discusión. Simplemente funcionó y seguía funcionando, o al menos eso es lo que él creía. ¿Por qué pensar lo contrario?

—Sargento, me molestan las personas indecisas, las que no están a gusto con algo pero que no se atreven o no saben cómo decirlo. Así que no le des más vueltas a todo esto. Siéntete libre de comentar si no estás de acuerdo en algo.

Íntimamente, Franz se negaba a admitir que su relación solo estuviese basada en el sexo y nada más. Deseaba un poquito de atención por parte de Minho. ¿Ilusionarse tal vez?

"Aquí es donde me dice el clásico ¡No eres tú, soy yo! Mejor será que cada uno siga con su vida... etcétera, etcétera. ¡Una mierda!"   

—Me gustaría que me explicaras un poco más en cuanto a cuales son los límites respecto a una relación abierta. —Propuso Minho.

—¿Cómo?  —La pregunta desconcertó a Franz.

—¿Qué necesito saber exactamente sobre cómo funciona esto que supuestamente tenemos? La verdad es que no lo he comprendido del todo bien. El día de la carrera noté que Jackson y tú habían ido más allá de una simple amistad. Estuviste... ¿cómo decirlo?... risueño, en modo seductor. Pensé que ambos estaban coqueteando para irse a la cama. Y cuando te pregunté qué te había susurrado, me contestaste que algo sobre sexo. 

DJ VÖN  (2 MIN)🔞⚠️⚠️ 🌈Where stories live. Discover now