35.RAZZIA*

115 27 34
                                    

 —Sargento Minho, ¿cuántas veces debo repetirte que no puedo intervenir? Sabes cómo se pone Franz cuando se molesta. Es mejor que esperes a que él tome la iniciativa.

—No puedo, Key. Necesito aclarar las cosas. Y me tiene en la friendzone.

Del otro lado se escuchó un pesado suspiro. "Pufff..." —Está bien, Minho. He oído que hoy habrá una gran fiesta con todo tipo de cosas. Los organizadores siempre invitan a Franz. Lo más probable es que vaya. Puedes aparecer de forma casual. Te enviaré el mensaje con la hora, el lugar y la contraseña para que puedas entrar.

—Gracias, Key. Te lo agradezco mucho.

—Choi, si le dices que yo te lo dije, te corto las bolas.

—No lo haré, te lo prometo.

------------

Un taxi dejó a Minho justo en la entrada principal de la propiedad.

—Hasta aquí puedo llegar, señor. Tendrá que caminar hasta la casa. En estas fiestas no se puede acceder más. Estos Söhne von Millionären* (Hijos de millonarios) son unos verdaderos cabrones.

Minho pagó el viaje, pero antes de bajarse el chofer le dio una advertencia.

—No se quede mucho tiempo, por lo regular hay razzias* (redadas).

—Lo tendré en cuenta. Buenas noches.

Minho apretó un botón, dio la contraseña y la gran puerta de herrería forjada se abrió. Ingresó y cuando estuvo adentro esta se cerró nuevamente. Siguió su camino por una angosta vereda, a lo lejos se veían todas las luces prendidas y conforme se acercaba a la casa... No, más bien, eso era una faustosa mansión. 

La música estridente se escuchaba sobrepasando los decibeles permitidos. Pero en ese lugar era casi imposible que alguien se quejara. No existía otra propiedad alrededor, ni en varios kilómetros a la redonda.

Esa fiesta sobrepasaba toda la decencia posible; seguro era que ese montón de jóvenes carecían de disciplina alguna. Minho se sentía dentro de una película americana en donde se destruía la casa del dueño. Sería bastante difícil encontrar a Franz, por lo que decidió caminar por entre la multitud, tratando de ver la mayor cantidad de rostros para ubicarlo. Algunos chicos le ofrecían cigarros de marihuana, pastillas y bebidas, pero él no aceptó nada; requería toda la lucidez posible. La verdad es que ya se estaba desesperando. Comenzaba a creer que no lo hallaría. De pronto, a lo lejos alcanzó a ver una cabeza con rastas.

—Por fin, ahí está. —Susurró.

 Ahora solo tenía que alcanzarlo. Se dirigió a esa área del enorme salón. En su búsqueda, tropezó con alguien; era una chica que en cuestión de segundos le tomó el rostro y lo besó profundamente en la boca. Ella metió su lengua, y Minho estaba desconcertado. Reaccionó tarde. Sintió que algo entre dulce y amargo se deshacía entre su lengua. Esa chica le había metido una pastilla. Escupió, pero de nada serviría; muy pronto se daría cuenta de eso.

—¿¡ESTÁS LOCA?! ¿QUÉ ME DISTE?

Minho la empujó furioso.

—La joven se alejó un paso de él y le sonrió cínicamente. Se dio la vuelta y lo dejó ahí sin más. Minho iba a detenerla, pero en ese instante volvió a ver la cabeza con rastas. Le siguió con la mirada para ver a dónde se dirigía mientras él trataba de pasar por entre varios cuerpos bailando frenéticamente. Observó que subía al segundo piso por unas amplias escaleras. Minho fue hacia allá, pero al tratar de hacer lo mismo sintió un ligero mareo que lo hizo detenerse. Puso sus manos sobre el barandal para no caer, respiró, exhaló profundamente para tratar de estabilizarse y cuando lo logró reanudó su ascenso. 

DJ VÖN  (2 MIN)🔞⚠️⚠️ 🌈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora