Capítulo XI: La noria y una batalla decisiva

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Verano

Touko y N se miraban fijamente. Ninguno de los dos sabía cómo empezar la conversación. N iba a decidirse a hablar al fin, pero antes de poder siquiera pronunciar alguna palabra, Touko se le adelantó.

Lo siento, N, no te había visto- dijo Touko disculpándose nuevamente por el anterior choque que ambos tuvieron.

Tranquila. ¿No te has hecho daño, verdad?- en su situación actual, N no se preocuparía por un humano. Su única preocupación era la felicidad y el bienestar de los Pokémon, pero en este caso era diferente.

No, tranquilo, estoy bien- contestó finalmente Touko sonriendo.

Luego, volvió el silencio incómodo de antes. Desde lo que pasó en el Castillo Ancestral, ambos habían estado meditando mucho lo ocurrido y no sabían cómo continuar la conversación tras lo que pasó. N sabía perfectamente que aún le debía respuestas a la chica, pero en su interior no quería decírselo. Sin embargo, N salió de sus pensamientos cuando la chica se dirigió nuevamente hacia él.

Y dime, N. ¿Cómo tú por aquí, siendo este un lugar tan ajetreado y ruidoso? Pensé que te gustaban más los lugares lejos de las ciudades y más silenciosos- preguntó Touko para romper el ambiente incómodo que se había creado.

Entonces, N aprovechó la oportunidad que le acababa de brindar la joven para responderle a su pregunta sin que estuviera el ambiente tan tenso.

Y no te equivocas- respondió él. Pero Ciudad Mayólica tiene... algo. Mira ven, sígueme- y agarró de la mano a la chica para llevarla a la noria.

Touko se sonrojó por el atrevimiento de N, pero no le importó y dejó que la llevara al lugar que él deseaba. Por dentro, Touko sabía lo que estaba por ocurrir.

Ambos pararon justo en frente de la entrada de la noria. Allí, N habló otra vez.

Las norias... Las norias me fascinan, Touko- dijo N mientras observaba dicha atracción moverse con un brillo en los ojos. Aún no había soltado su mano. Su movimiento circular, su dinámica... ¡Es un compendio de belleza matemática!- exclamó de pronto. Luego, dirigió su vista a Touko. Ven, vamos a montarnos.

Acto seguido, ambos se adentraron a una de las cabinas de la noria. Fue cuando se fueron a sentar cuando finalmente separaron sus manos. Así, la noria se puso en marcha y la cabina de ambos jóvenes comenzó a elevarse. Touko miraba asombrada las vistas que le proporcionaba dicha atracción. Estaba tan anonada que se olvidó de la presencia de N en esos momentos. Por su parte, el chico estaba embelesado mirando la silueta de Touko. Las luces de la ciudad que se reflejaban en su rostro y la sonrisa que tenía plasmada provocaron una reacción dentro de N: dolor.

N había traído a Touko a aquel lugar para confesarle que era el Líder del Equipo Plasma. ¿Pero cómo hacerlo con lo feliz y animada que se veía? No sabía por qué, pero dentro de sí mismo comenzó a dudar de si era verdaderamente correcto lo que estaba haciendo. El Equipo Plasma, Ghechis, la felicidad de los Pokémon... ¿Valdría al pena desechar todo aquello para poder pasar más tiempo con aquella entrenadora? Los Pokémon de aquella chica eran felices juntos. Entonces... ¿todo por lo que había estado luchando no era más que un inútil intento de satisfacerse a sí mismo y a su padre? No...-pensó N. Los Pokémon son infelices con los humanos. Los obligan a luchar o los cazan y arrasan con sus hábitats. Debo detenerlos. Y tomando un semblante firme, llamó a Touko. Sabía lo que tenia que hacer.

Touko, tengo que decirte algo- Touko dejó de mirar las vistas para centrarse en las palabras de N. Sabía lo que venía ahora.

Es sobre la pregunta que me dejaste sin contestar en nuestro acuerdo, ¿verdad?- N asintió. Tranquilo, adelante, todo irá bien- y le sonrió. Esto provocó que la tensión que N tenía acumulada en sus manos desapareciera. Ahora parecía que todo era mucho más fácil. N tomó una bocanada de aire y, finalmente, soltó el bombazo informativo.

La paladín de la Verdad (Touko x N)Where stories live. Discover now