CAPITULO 17

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Liliat

Me quedo aquí, sentada en la cama sin animarme a salir. Sin saber qué decir o qué hacer.

No entiendo cual es su coraje es mejor ser claro que dar falsas esperanzas que después te hace chocar duro contra el piso a causa de la caída.

Vuelvo a revisar la hora y son las siete de la mañana, estoy cansada pero mejor me voy a la maleta sacando la ropa que me pondré para meterme a bañar. Traje vestidos, sueltos y pegados, blusas de tirantes, trajes de baño, pantalones cortos y sandalias.

No tardo mucho en dejar que el agua se una a mi cuerpo como una segunda piel, no quiero salir por ello tardo más de lo que debería quedándome postrada en medio de la regadera sin hacer ningún movimiento. Enredo una toalla en mi cuerpo cerrando la perilla de la regadera.

Amarro las tiras del traje de baño negro minimalista, deslizo el vestido blanco con flores azules pequeñas y con una abertura en el muslo derecho, el vestido es suelto en el área de la falda. Peino mi cabello suelto.

No uso maquillaje ya que no quiero.

Termino con las sandalias y escucho como el teléfono vibra dejando ver el número desconocido en la pantalla. Contesto con los dedos temblorosos pero no me atrevo a hablar.

-¿Liat?-Preguntan al otro lado y puedo respirar con normalidad.

-Tarado me asustaste-Salgo de la habitación yendo al refrigerador abriendo las puertas-¿Cómo encontraste mi número?

-A tu hermana siempre le he caído bien-Me recuerda y yo saco una jarra de agua que está en la nevera-Supe lo que hizo el político ese, ¿Estás bien?

-Estoy recuperándome, pero todo bien-Bajo un vaso de alacena.

-Entonces, tu Marcelito te quiere invitar unos tragos-Escucho albur del otro lado de la línea-¿Que dices?

-Me encantaría, pero estoy a una hora y media de la ciudad-Recargo mi espalda en la encimera mirando la pared-Y regreso dentro de una semana y aparte estoy en recuperación esto incluye cero alcohol por medicamentos y esas tonterías

-No importa, mándame tu ubicación, yo llego-Vacío una taza de avena en una olla para ponerla a calentar-Si es por ti, hasta me tomo un café con leche, un té o esas mierdas.

-Aja, Marc-ebrio-Vuelvo a la nevera para sacar fresas y plátano-Te apuesto cien dólares que cuando estés aquí me vas a dejar a mí sola en mi sobriedad.

-Me ofende lo poco que confías en mí-Puedo captar su risa-¿Entonces si me aceptas en tu humilde morada a las nueve de la noche?.

-Aquí te espero-Confirmo-Hay un muy buen bar por aquí, no tengo nada de alcohol en este lugar.

-Ahi te vere.-Cuelga.

Termino con mi tarea, es un desayuno rápido pero no menos delicioso. Erick no está por ninguna parte, me imagino que salió o algo así por lo que no me preocupo demasiado. Sigo sin entender su molestia, fui genuina al decir que no quiero una relación o volver con él, y no es porque sea Erick Valdepeña, es que simplemente no me apetece estar con alguien.

Desayuno en la barra, pasan dos horas y no regresa, aun tengo sueño así que lavo los trastes para volver a dormir a pesar de estar ya arreglada. Me quito las sandalias y el vestido quedando solamente en traje de baño, no se ni para que me arregle si es muy temprano.

Los ojos se me van cerrando poco a poco dejándome en vigilia total.

El calor que siento sobre mi pecho me va despertando de mi estado de ensoñación. Me muevo un poco y aún así no me puedo mover del todo, ya que la persona que está dormida con la respiración pesada me lo impide. Me dice que no me entiende pero la que no lo entiende soy yo, se enoja y después de unas horas viene aquí y se queda dormido sobre mi pecho.

Entre el Amor y el DeseoWhere stories live. Discover now