CAPITULO 44

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Liliat Palmar

«—Treinta y uno de diciembre del 2021—es lo primero que digo al quedar frente a la pantalla, no llevo una gota de maquillaje y solo un simple camisón de seda cubre mi cuerpo—Cuando veas este video tu ya habrás regresado y estarás viendo esto, —me veo tan decadente—Ni siquiera se si lo vas a hacer—recuerdo que en ese momento estaba tan vulnerable y se puede ver por la manera en la que tiemblo con tan solo respirar—Te amo, y me arrepiento tanto de nunca habértelo dicho—«Te amaba» eso dice la Liliat de ahora, la del pasado dice "te amo" y la del presente dice: "te amaba", "te ame"—Estuve embarazada, dos semanas después de que te fuiste supe que llevaba un hijo tuyo en mi vientre, los doctores dicen que es un milagro o algo parecido, dijeron que mi útero había quedado lo suficientemente dañado como para concebir pero sin embargo paso y tenía tres semanas de gestación, lo mismo que con nuestra hija ¿Recuerdas?—lamo mis labios—Pero no lo tuve, aborte y no espero que me entiendas porque seguro para ti no tendré perdón de Dios pero yo por primera vez en muchos años tenía que ver por mi misma y no dejar que la culpa me absorbiera, al día siguiente que te fuiste contacte a un psicólogo y estaría comenzando con el tratamiento para el estres post traumático y un embarazo solo lo entorpecería, odio sentirme mal todo el tiempo por eso mismo no interrumpí las terapias, tenía prioridades y un hijo no lo era en esos momentos, no quería maternar sola—el rostro se me enrojeció cuando las lágrimas se apoderaron de mí—Quizás en su momento cuando esté más estable viviré un embarazo y una maternidad de manera feliz pero por ahora no se pudo, no se puede ni se podrá—le deje claro—Y no sé si quiero que vuelvas, no sé si quiero tenerte frente a mi y oler tu perfume, no sé si quiero que me toques, no se si quiero respirar el mismo aire que tú pero de lo único que estoy segura es de que Te amo. Feliz año nuevo, Erick—el vídeo se termina y cierro la pantalla de la computadora cuando el vídeo se termina de exportar a la memoria.

Llegó el día en que se vídeo tiene que ser visto por otra persona aparte de mi.

Todo lo guardo en un gran sobre amarillo.

Paso otra semana y la hija de Reina llegó apenas anoche, fue muy difícil que la pudieran traer sin lastimarla, tal parece que su madre la entrenó bien para cuando necesitará escapar de alguien o de alguna situación. La tienen encerrada en una de las bodegas que se encuentran detrás de la casa.

Actualmente ya tengo once semanas de embarazo, las hormonas y síntomas están a flor de piel, por seguridad y por órdenes del médico llevo mi control prenatal cada semana. Marcelo dice que ya nota un ligero cambio en mi vientre pero la verdad es que yo no he notado nada, creo fielmente que tengo el cuerpo igual que antes.

Marcelo está muy emocionado con todo esto, habla de datos sobre el embarazo gemelar, sobre sus propuestas de nombres, cómo le gustaría decorar las habitaciones, cursos profilácticos que le gustaría tomar conmigo, lo que debo comer y sobre lo que podría hacerme daño.

Viene a visitarme cada que puede y cada que yo se lo permito, no quiero que se ponga en riesgo por mi, además que con todo lo de mi hija no tengo tiempo de nada mucho menos tengo tiempo de prestarle atención y él lo sabe.

Mi tiempo se me va en armar tantos planes que solo me da tiempo de medio dormir y mal comer.

Me veo en el espejo y no me gusta lo que veo, no hay brillo, soy blanco y negro y juro por lo que sea que así me veo: en escalas de grises. Soy una sombra que camina entre vidrios.

—Nada de tratar mal a mamá, estamos en algo importante—alzo la blusa que llevo para corroborar que es verdad que no hay cambio alguno, me pongo de lado frente al espejo—En la noche si quieren pueden hacerme vomitar...—detallo más veces y...

Entre el Amor y el DeseoWhere stories live. Discover now