Drabble 7: Hermanas

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Es normal que entre hermanos no se lleven bien, puede que sea porque comparten varias diferencias o por la propia atención de los padres.

Pero generalmente es por las personalidades diferentes que los hermanos no encajan del todo, pero eso no significa que no se quieran.

Es extraño ¿No? Probablemente solo los que tengan hermanos o hermanas puedan llegar a entenderlo.

Pero a veces también hay otras variantes como la envidia, celos y hasta odio.

Quizás es una manera en la que algunas personas se identifican, después de todo las relaciones entre hermanos no son buenas del todo. Generalmente se odian a muerte.

Pero vuelvo a lo mismo anterior, generalmente el disgusto es por celos o envidia. Incluso puede que por rencor.

Ese podría ser el caso de la tercera de las Nakano, nuestra pucheros locos Miku.

Desde lo que sucedió hace muchos años referente a Yotsuba cada una de las hermanas fue descubriendo por si misma su personalidad y ella no fue la excepción.

Aunque desearía haber sido un poco más "Normal"

Le tocó ser la tímida, rara y hasta sumisa de las cinco. Además de tener muchísimos problemas de confianza y una personalidad retraída, apática y hasta auto despreciable.

La vida de ella no tenía color, y menos le importaba lo que sea que pasará con su futuro. No tenía metas o ambiciones hasta que el llegó.

El nuevo tutor se ella y sus hermanas era Uesugi Fuutarou, un tipo de su mismo grado y que Miku desprecio apenas la conoció.

Era algo normal, ella se sentía la más estúpida de las cinco y solía despreciarse mucho así misma.

Pero no sabía que el cambiaría eso, el fue el único en decirle que tenía que ser más segura de sus gustos además de apoyarla, la vio como un "Igual", cosa que fue encendiendo poco a poco la llama en el corazón de la chica.

Pero eso no fue todo, el chico la ayudo a descubrir mucho más de si misma además de encontrar una ambición, o más bien una meta... La cocina.

Era pésima en ello, pero la satisfacción de ver cómo Fuutarou aprobó su comida pese a ser horrible fue algo único, además de gratificante.

Quería cocinar y que las personas sonrieran al probar su comida, pero su principal meta paso a ser el chico que siempre estuvo ahí, el que siempre la apoyo y dió buenos ánimos.

Fuutarou era su meta.

El le había brindado la seguridad y determinación de poder seguir adelante y darle sentido a su vida. Se había vuelto completamente dependiente de el.

¿Era malo eso?

No necesariamente. Pero desde que se enteró de la relación entre su hermana y el no pudo evitar sentir un vacío en su interior, además de una tristeza absoluta.

No había salido de su habitación en días, hasta se negaba a hablar con quién fuera hasta con el mismo Fuutarou.

No quería escuchar a nadie, hasta había vuelto un poco de su pesimismo.

Era una reacción un tanto normal, pero lo que más le dolía era que nuevamente su personalidad la había hecho perder.

Envidiaba mucho a sus hermanas, ser la tímida e inexpresiva nunca fue fácil. No podía hacer amigos, no podía establecer una conversación agradable y menos podía expresarse libremente.

Era todo lo contrario a Nino, que desde siempre había estado por delante de ella tanto en popularidad como en estatus social. Hasta las pocas amistades que pudo haber hecho alguna vez Nino se las quitó inconscientemente.

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