𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 𝙸

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LA FORMA en que Yuna veía a Sanzu era con ojos de puro amor e inocencia, a pesar de que ese término no la describía en lo absoluto. El apego de la fémina era tal que a donde sea que él iba, ella lo seguía; no había Sanzu sin Yuna y no había Yuna sin Sanzu.

Él, en contraparte, no había llegado a sentir ningún tipo de afecto por ella hasta mucho después de conocerla. Antes de eso, tan sólo la veía como una rara que lo acosaba en todas partes y hacía lo que le pidiera. El inicio de su extraña relación fue una serie de eventos que tuvieron el objetivo de que Sanzu tomara algo de cariño por ella.

Siendo realistas, cuando se vieron por primera vez él ni siquiera le dirigía la mirada, y no lo hubiera hecho de no ser porque Mikey se lo pidió.

— Necesito que hagas algo por mí.

La voz de Sanzu llegó a sus oídos como la más hermosa melodía, y con sólo escucharla sentía que estaba experimentando lo que las otras personas de su edad nombraban como “mariposas en el estómago”, las cuales revoloteaban en su interior mientras caminaba junto a él en las calles — ahora vacías — del Tokio iluminado por la luz de la luna. Un escenario que a ella le parecía como el de una de esas películas románticas que solía ver su madre.

— Yo haría lo que sea por ti.

Una expresión común, pero nadie podría darle un significado más literal a ese término que ella.

— Necesito que vigiles a alguien por mí y me digas lo que hace; si recuerdas lo que te dije sobre el objetivo de la quinta división entonces deberías hacerte una idea del porqué te lo pido.

— Sanzu, cada palabra que dices se queda grabada en mi memoria; no hay manera en que pueda olvidar algo que salió de tu boca.

— Significa que no tendrás problemas con ello, ¿verdad? Necesito que me informes sobre cualquier movimiento sospechoso de esta persona.

— No te voy a fallar. — sonrió en un intento por transmitir dulzura.

—...Bien.

Aún cuando se habían conocido hacía relativamente poco, Sanzu no podía evitar darle vueltas a la forma en que la chica frente a él lo veía; era claro que no era normal. Tampoco es como que le diera mucha importancia al asunto; poco le importaba si ella se enamoraba completamente de él si eso implicaba que jamás iba a resultar ser una traidora, y eso era más que suficiente para Sanzu.

— Dime, ¿obtengo algo de ti si hago un buen trabajo con ésta tarea? — se acercó de forma peligrosa a su rostro, con una sonrisa acompañado del tono travieso en su voz; sus mejillas ligeramente sonrojadas y sus ojos brillantes de emoción.

Igual de sincera que siempre.

Fue el primer pensamiento que vino a su mente. Él siempre se preguntó cómo ella podía expresarle las cosas de forma tan natural, como si se tratara de la cosa más normal del mundo; dejaba salir todos sus sentimientos sin ningún tipo de filtro.

No obstante, por supuesto que era capaz de sacarle provecho a la actitud inusual de la chica. Estaba seguro de que ella iba a trabajar bien y que haría lo que le pudiera al pie de la letra, pero lo haría incluso mejor si le daba un poco de motivación.

— Eso depende. — su voz no titubeó en ningún momento mientras mantenía su mirada fija en sus orbes color carmesí. — Si lo haces bien, podrías obtener algo.

Logró subir sus ilusiones hasta el cielo con sólo decirle eso, porque la convenció de que estaba comenzando a ceder poco a poco. No mentiría, quizás lo estaba haciendo, pero era un sacrificio que estaba dispuesto a hacer con tal de mantenerla leal.

— Entonces, me esforzaré el triple. — se apartó un poco de él.

— Quiero decirte algo, y necesito que lo tengas claro. — volvió a llamar su atención. — Yuna, tengo expectativas muy altas en ti, pero... es todo; no quiero que te hagas ideas pensando en que tengo algún interés más allá de los asuntos de la pandilla en ti. También espero que eso no afecte tu desempeño con la tarea que acabo de pedirte; yo no te veo como tú me ves a mí.

— Eso ya lo sé, tontito. — se detuvieron cuando el camino se dividió en dos; desde ahí iban por rutas separadas. Lo vio alejarse por el camino a su izquierda, admirando cada facción de la persona de la que se había enamorado, y sintiéndose capaz de hacer lo que sea con tal de conseguir su aprobación; haría lo posible por cumplir sus expectativas. — Pero lo harás pronto... muy pronto.

Lo que Sanzu pensaba que serviría como motivación, en realidad actuó como un impulso para su objetivo principal: que él la amara tanto como ella lo amaba a él; de la misma forma obsesiva y enfermiza, porque esa era su idea de lo que significaba el amor verdadero.

Obsesión era lo único que conoció en su vida desde que tenía memoria; era la única forma que conocía de hacer las cosas, y no se iba a rendir hasta obtener lo que quería. ¿Pero cómo podía hacerle saber a Sanzu eso? ¿Cómo podía expresarle su infinito amor hacia él, a tal punto que la llevaba a tomar medidas extremas para tenerlo sólo para ella?

Eso era lo que más quería; tener a Sanzu todo para ella, y sólo para ella; no había día en que no se pusiera a fantasear sobre cómo sería de buena la vida si él se daba cuenta de que ella era la persona indicada para estar a su lado durante el resto de sus vidas.

No dejaría que nada más que la muerte los separe, pero no la de Sanzu; ella tenía que morir primero, por supuesto. No soportaría vivir en un mundo en el que no estuviera él, y por lo tanto ella, si fuera necesario, estaba en total disposición a sacrificarse con tal de que él viviera. Bueno, nos sin antes haber dejado suficiente impacto en él para que no quisiera estar con nadie más durante lo que le quede de vida.

Ella iba a ser la única en estar con él.

🥀 Está medio floja la narración, pero me duele la cabeza, ah, me da pereza corregir cuando ya corregí varios errores ortográficos y releí varias veces

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🥀 Está medio floja la narración, pero me duele la cabeza, ah, me da pereza corregir cuando ya corregí varios errores ortográficos y releí varias veces.

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.

Mᴀᴅɴᴇss - Sᴀɴᴢᴜ Hᴀʀᴜᴄʜɪʏᴏ X OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora