Loto Rojo, era como llamaban a aquel par de hermanas que acababan con cualquier banda de delincuentes que estuviese en su camino. Dos chicas que debieron dependerse de ellas mismas si querían sobrevivir en las frías calles de Yokohama. No eran amant...
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Pov Hanami.
Me negaba a comer lo que me estaban dando, era insípido sabía mal y ella muy bien me conocía como para darme gachas. Odio cualquier tipo de comida de enfermos desde la sopa hasta las gachas, ver la expresión de mi hermana tratando de hacer que coma me asustaba más. Ella no era de enojarse pero parecía que no me dejaría en paz hasta que las comiera.
—Lo hizo Emma-chan con mucho cariño, te lo comes o te lo hago comer. —Era una amenaza, ella me iba a hacer comer aquello aún si no quería, recuerdo cuando era pequeña.
—Haru-chan hemos comprado las bebidas que has pedido. —Mikey entró en la habitación con Draken y los miré sorprendida ¿Cuando se habían arreglado?
—Draken dile a Harumi que no me dé esto. —Hice un puchero tratando de que ella me dejara libre.
—Oh no señorita, te lo comes o sino te espera el infierno. —Pude ver que los dos palideciendo ante sus palabras en serio quería saber ¿Qué había hecho Harumi Akahasu para reconciliar a esos dos?
—Ya que. —Tomé el plato mientras Mikey y Draken se sentaban en el sofá.
—Por cierto ahora que me doy cuenta... ¿A qué clase de lugar invitaste a mi hermana? —Harumi miró a Draken de manera amenazadora y solo pude ver el terror en los ojos del chico, lo siento por él pero ya anda jodido ver a Harumi enojada es como estar en las puertas del infierno.
—Es mi casa, aunque no sea lo mejor. —Le dijo rascándose la cabeza—. No malinterpretes las cosas ella solo cocina. —Le habló y mi hermana se relajó.
—Tu y yo vamos a hablar afuera. —Le dijo mirando al chico haciéndole una seña para que se levantarán.
Solo pude verlos salir por la puerta quedándome sola con el Comandante de la pandilla. Mikey solo me miró como dejaba la comida casi intacta en el plato y suspiró. En serio no quería comer aquello tan insaboro y asqueroso parecía comida para enfermos y odio ese tipo de comidas.
—¿Como te sientes? —Me preguntó mirándome y quebrando el silencio en el que estábamos
—Como el demonio, siento que la cabeza me va a explotar en cualquier momento. —Me reí de mi desgracia haciendo que el también sonriera.
—Bueno Ken-chin fue descuidado podía esperar a que la lluvia se fuera. —Parecía que había vuelto a ser el mismo, aquel día lo llamó por su nombre completo.
—Parece que se arreglaron —hablé rompiendo la barrera de mi intriga, miré a Mikey quien sonreía contento.
—Haru-chan tiene una manera de arreglar las cosas muy buena. —No dudaba que ella había sido el motivo, de seguro los sacó de la habitación a patadas.
—No lo dudo, esa chica no necesita disfraz de Halloween solo verla enojada ya da miedo. —Le seguí el comentario y él pareció divertido.
—Me alegra de encontrarlas a ustedes, aunque todo haya sido manipulado. —Me confesó y solo sonreí mirando a Mikey—. La última semana ha sido demasiada divertida. —Puff me tuve que reír porque si que tenía razón, antes no me gustaban las bandas de delincuentes pero ellos parecían extraños.
