"𝐸𝑙 𝑑𝑒𝑝𝑟𝑒𝑑𝑎𝑑𝑜𝑟 𝑠𝑢𝑐𝑢𝑚𝑏𝑖𝑜́ 𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑙𝑎 𝑝𝑟𝑒𝑠𝑎".
La libertad es un derecho básico y primordial, lástima que para Takemichi no acatan tales principios, él era un Omega sometido a voluntad de otro. Solo ansiaba volver a su hogar...
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Kabuki-chō es un vecindario de Shinjuku, ubicado en Tokio. Se considera el barrio rojo más importante de Japón; en su entorno se encuentran mayoría de locales enfocados al mercado y entretenimiento adulto. Takemichi en un automóvil color rojo iría a parar a uno de los bastos establecimientos frecuentando en su mayoría por Alfas en busca de placeres carnales. El automóvil atravesó la entrada de Kabuki-chō, nuestro pequeño Omega al mirar por la ventana del auto observó variedad de luces de neón, letras grandes con diversidad en tamaño y en color adornaban los diversos locales, había miles de transeúntes recorrer las calles. El atardecer llegó, el cielo se tiñe de rojo y naranja, las nubes con aspecto de algodón comenzaron a difuminarse creando una sensación de sosiego. El automóvil frenó frente a su destino, el Burdel Wild desire, muchos de los famosos grupos pertenecientes a la mafia y organizaciones criminales menores frecuentan el área. Aya abrió la puerta del lado derecho poniendo un pie fuera automóvil, se pudo divisar a los demás bajar y alejarse del automóvil. Takemichi al pisar el suelo le colocaron una venda rojiza quitándole visibilidad, sus manos fueron atadas con una cinta color bermellón, no estaba muy ajustada mi demasiado suelta, era cómoda. Aya al cruzar miradas con Yoshida hablo.
—Jefe, disculpe no haberle dicho antes, pero necesito volver por el asunto que manejamos con el traslado de droga. No tardará mucho.
—¿Justo ahora? Te necesito a mi lado, esos inútiles no son tan eficientes como tú. ¿Cuánto tardarás?
—No creo que sea mucho, no podemos darnos el lujo de perder el negocio que tanto nos costó.
—Dile al chófer que te lleve de vuelta y que te traiga lo más antes posible. Si te cuestiona dile que es una orden mía.
—Como ordene —Le dio una última mirada al Omega no ubicado muy lejos de ella. La Beta subió al automóvil sentándose en el asiento al lado del conductor—. Llévame devuelta.
El conductor prendió el auto yendo en reversa, su mirar se puso en el espejo retrovisor para evitar dar con alguna persona, al cabo de uno minutos se perdió rastro del automóvil. Yoshida seguido de Takemichi junto a sus hombres caminaron hasta la entrada siendo recibidos por mujeres que desprendían un aura encantadora, hicieron una reverencia con gracia.
—Bienvenidos!~ Pasen por favor, entren y disfruten de lo que tenemos para ofrecerles.
Tanto Yoshida y los demás sujetos quedaron contentos con tal recibimiento, sus pasos siguieron adelante, Takemichi al no poder ver era guiado por uno de los sujetos, conforme avanzaba podía distinguir olores fuertes de feromonas dispersas en el aire, el sonido de la música era relajante.
—Pero miren a quien tenemos aquí, por poco y pensé que ya no ibas a venir —Una mujer de vestido extravagante hizo presencia.
—Ja! No me perdería tal oportunidad para venir. Y como te dije aquí lo tengo, algo muy singular.
