🎅Capítulo I. We wish you a merry Christmas. 🎅

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Diana, como todo el mundo había acudido a la zona de información del aeropuerto. Si en circunstancias normales esto hubiera pasado sería comprensible que el puesto estuviera a rebosar. Pero lo que se encontró Diana alrededor del puesto de información no tenía nombre. Era como si el metro en hora punta se hubiera triplicado y en cima le hubiesen sumado todos los centros comerciales en esas fechas. La gente levantaba sus billetes por en cima de las cabezas como si de un boleto de una apuesta se tratase. 

Decir que Diana estaba preocupada era un sobre entendimiento. ¿Dónde estaría su maleta?¿Llegaría a tiempo?¿Cuándo acabaría la tormenta?¿Y si no llegaba a Washington a tiempo? 

Diana agarrando con fuerza su bolso lo presionó contra su cuerpo para hacerlo más seguro y se intentó adentrar en la jungla de pasajeros enrabiados. Solo faltaban las lianas y los gorilas porque la gente ya gritaba como si Tarzán fuesen. Entre codazos, empujones y patadas consiguió llegar hasta la fila tercera más cercana al puesto de información. Adentrarse más sería lo equivalente a pasar entre una jauría de lobos hambrientos y ella preferiría mantenerse sana y salva a poder ser. 

Las personas del puesto de información no daban más de sí, sudor les corría de la frente de correr de aquí para allá, intentando atender a todos los pasajeros que se habían quedado sin viaje por el momento. Los pobres no sabían ya en que idioma responder de la cantidad de personas que gritaban en diferentes idiomas. 

— ¡¡SILENCIO!! — Exclamó una voz. Un hombre alto de más o menos metro noventa, con un parche negro en el ojo derecho y una recortada barba estaba subido a una barandilla de la planta superior del aeropuerto para que todos pudieran verlo y oírlo. Una persona le pasó un micrófono que golpeó varias veces —. Bien, supongo que tenéis preguntas y quejas. Los que quieran quejarse que se aguanten. Los que necesiten reclamar pertenencias que fueron facturadas que por favor vayan a la zona de recogida de maletas. Un encargado les mostrará en qué cinta se encontrará vuestro equipaje. Hay dos hoteles que pueden reservar adheridos al hotel para que puedan pasar la noche, pero esos son solo para aquellas personas que no hayan pasado ya el control de seguridad. Lo lamento pero aquellos que ya hayan pasado el control deberán quedarse en la zona de embarque. Eso es todo. 

El hombre que pertenecía al personal del aeropuerto ya que llevaba el uniforme de los controladores y que tenía una pequeña placa con el nombre de "NICK FURY" bajó de la barandilla y se camufló entre la multitud seguramente para poder marcharse a su puesto de trabajo habitual. 

Diana, que había escuchado todo, suspiró. ¿Cómo era posible que le pasase esto a ella? Donna la mataría si no llegase a tiempo a Washington por Navidad. Donna tendría que pasar las Navidades sola con su madre.

Diana puso rumbo entonces a la zona de las cintas de las maletas, sabiendo de antemano que seguramente tendría que esperar un montón de cola para recoger su maleta. ¿Y ahora dónde dormiría? ¿Y si le robaban? Intentó deshacerse de esos pensamientos y seguir hacia adelante en busca de su maleta, pero tan absorta en sus pensamientos como iba no se fijó por dónde iba y acabó chocándose. 

— Lo lamento — Se disculpó agachándose para recoger su bolso. Vio en ese mismo momento que una mano se posaba sobre su bolso para dárselo. 

Alzó la mirada para cruzarla con la de otra persona. Y como si de una comedia romántica se tratase ambas miradas brillaron con un brillo especial y diferente, uno que jamás habían experimentado. Una sola mirada fue lo que necesitaron para comprender que se volverían a ver en algún momento y pronto. 

— No te preocupes — Sonrió el hombre con una sonrisa de esas de dientes blancos y perfectos que casi te deslumbran cuando el sol se refleja. 

Atrapados por Navidad. Wonderbat AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora