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Durante la cena, Arno se había dedicado a molestar a todos, incluso le jugaba algunas bromas a los cachorros, sus cachorros, pero con el rubio era diferente, Arno había sonreído coqueto, lanzaba comentarios en doble sentido y miraba fijamente al Omega que ahora estaba con su hermanastro, Steve, pensó que, si  había podido con Maya que estaba enlazada, hacer que Steve cayera en sus brazos sería fácil.

Pero Rogers, en lugar de sentirse halagado o mostrara cierto interés, solo pudo sentir desprecio hacía el alfa.

Pero después de todo, Arno era un Stark, no se rendiría tan fácil hasta obtener todo lo que su querido hermanito le había arrebatado.

Esperó paciente cualquier oportunidad, la obtuvo cuando Tony y Pepper fueron a su futuro despacho, para su suerte, el tipo raro jugaba con sus cachorros.

-¿Te ayudo a secarlos?

Steve solo asintió sin decir nada

El azabache quedó impresionado al ver que el pequeño rubio no le temía, no se sentía intimidado, solo lo ignoraba, era un golpe a su vanidad, pero eso solo le gustaba más.

-No tienes marca

-Apenas nos conocemos

Quiso reir ante el tono del rubio, cada vez se ponía más interesante

Decidió acortar solo un poco la distancia entre ellos.

-¿Por qué él?

Steve sujetó con fuerza la esponja entre sus manos, estaba asqueado

-Porque si

-Puedes ser honesto conmigo, sé que mi hermano no es la gran cosa, Maya lo sabía ¿la conociste? era preciosa, un tanto ambiciosa, pero nos divertíamos juntos

Eso picó la curiosidad de Steve

-¿De qué hablas?

Arno se encogió de hombros y dirigió su mirada hacia la ventana que daba al patio trasero, desde ahí podía apreciar a los gemelos jugando.

-Digamos que Tony tiene todo lo que es mío

Steve dirigió su mirada de igual forma a los niños, no era posible ¿o si?

-Estas jugando, no es cierto- la sonrisa sínica de Arno fue la respuesta- ellos se amaban, no es posible

-Ella amaba la ciencia, quería reconocimiento y haría lo que fuera por dinero

Steve negó, no porque defendiera a la mujer, sino porque eso afectaría a Tony

-Mientes- dijo abandonando su labor y dispuesto a salir de ese lugar, pero los fuertes brazos de Arno detuvieron su andar- no te hagas del rogar, te prometo que nos divertiremos

-Sueltame, le diré a Tony

La risa ronca del alfa le causó escalofríos

-No le dirás nada, jamás te creería

-No es cierto

-Te odiara y te acusara de mentiroso, a sus ojos, Maya era una santa

Steve dejó de forcejear, el alfa tenía razón, Tony tenía en un altar a Maya, jamás le creería, aún si lo quisiera, aún si Tony lo llegara a querer algún día, tendría que vivir bajo la sombra de la Omega.

-¿Qué está pasando?

Gold RushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora