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-¿Alfa Stark, Jura decir la verdad y solamente la verdad?

-Lo juro- Tony quiso gruñir cuando su hermanastro le regaló esa sonrisa burlesca

-Diganos, ¿por qué hasta ahora pelea la guarda y custodia de los menores Morgan y Peter ambos de apellido Stark?

Arno dejó que tanto el jurado como todo presente en aquella sala viera su mejor cara de mártir.

-Sospechaba que eran mis cachorros pero no tuve la certeza hasta que llegaron a los dos años, les hice una prueba de paternidad sin que nadie se diera cuenta, o eso creí

-¿A qué se refiere?- preguntó su abogado siguiéndole el juego

-Mi padre, mejor dicho, mi padrastro, Howard Stark, él sabía la verdad, sabía que eran mis hijos y me ocultó la verdad, supo de aquella prueba y mandó a alterar los resultados, pero mi lobo lo sabía, sabía que esos cachorros son suyos, por eso, hace unos meses volví a aplicar la prueba siendo más cuidadoso, los resultados comprueban que Morgan y Peter son mis hijos

Steve apretaba con fuerza el hombro de su alfa, no quería que se levantara y cometiera un exabrupto.

-Manipularon las pruebas- comenzó el abogado- algo característico de los Stark

-¡Objeción !

-No más preguntas

Matt brindó algunas palmadas en el brazo de Tony, eso hizo que el alfa sonriera confiado.

-¿Por qué no confrontó al señor Howard Stark cuando supo lo que había hecho?- preguntó firme sin moverse de su lugar

-Porque es Howard Stark, no solo es un alfa de alto rango y la persona más influyente del mundo, es mi...el me crió, yo y mi lobo teníamos miedo de confrontarlo

-¿Y por qué ahora sí lo hace?

-Porque me creía muerto- todos en la sala voltearon hacia la gran puerta viendo al alfa en cuestión en un estado deplorable y en silla de ruedas siendo empujado por su fiel mayordomos

-¡Papá!- Tony miró feliz a su padre, sentía como la esperanza crecía porque estaba consciente de que la jugada de Arno se valía de la ausencia de su padre.

-¡¿Qué haces aquí?!- sin poder contenerlo, el aroma de Arno comenzó a llenar el lugar y provocar gruñidos así como chillidos por parte de todos los presentes

-¡Arno Stark! controle su aroma sino quiere que lo saque de mi sala- pero el orden ya se había perdido.

Howard se quedó en el mismo punto mirando fijamente al chico que había criado como suyo, tal vez falló en ello, tal vez no fue el mejor padre, pero estaba a tiempo de darles un verdadero padre mejor de lo que él fue a sus tientos nietos.

-¡Orden, orden en la sala!

¿Han corrido un maratón? bueno, con esta historia siento como si la meta estuviera cerca pero las piernas ya no me responden.

Gold RushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora