HazelDéjate llevar
—¡¿La novia?!— grité, y Coco me tapó la boca obligándome a callar—.¿La novia?—dije esta vez más bajo.
—No digas nada, vienen detrás...
—Hola chicas— nos saludó con besos en la mejilla . Conocía a Makena ¿Hace cuánto? Si no contábamos la caminada en la que nos la cruzamos junto a Kian, apenas una semana.
¿En qué momento ella y Caiden habían decidido estar juntos? Si no fuera porque conocía demasiado bien a mi amigo, aseguraría que lo había hecho explícitamente para ver arder de odio a Coco.
Era simplemente ridículo, a menos de que en sus ratos libres, antes de que comenzara la escuela, hubieran decidido verse a escondidas. En plan amor prohibido. Dios, esto me costaría potes de helado, un montón de lágrimas y sufrimiento esparcido por la sala de mi cuarto hasta que Coco se hiciera con la idea. Pero tampoco tenía que ser tan escéptica, Collette era mucho más fuerte de lo que la mayoría supone, y últimamente no había mostrado tanta atención a nuestro amigo.
Pero en definitiva, era injusto. Resultaba injusto que en tan poco tiempo no solo la hubiera rechazado, sino que anunciara una relación con una nueva chica.
Hablábamos de algunas reglas no escritas entre amigos.
Confirmaba una vez más la incapacidad de comprensión de los hombres. A veces su inteligencia se nivelaba a la de una lata de puré.
—Joder, Makena, entiende que no todos tenemos tus mismas ganas de escupir unicornios cuando salimos del instituto— carraspeó detrás de nosotros su hermano.
A medida que pasaron los días, hablaba más con nosotros. Y no se conformaba con abrir la boca para referirse a Caiden, cada vez superaba más su timidez, y se mostraba más cómodo en compañía nuestra.
—Solo las estaba saludando— replicó un poco menos animada—. Eres tú el amargado ¿a qué no?
Giro la cabeza hacia Coco y hacia mí, presté atención a cada uno de los gestos de mi amiga. Ella mostró todo su autocontrol dibujando una sonrisa espléndida en su rostro. Sus hombros estaban rigídos, sus manos en torno a las asas de su mochila, pero a salvo de eso, nada denotaría su molestia.
—A mí me gustan las personas amargadas—. Y se encogió de hombros guiñándole también un ojo a Kian. El chico se sonrojó y apartó la vista .
Aún no sabía con certeza qué estaba planeando Coco con este chico. Por mucho color negro que usara, y utilizara todos los intentos en parecer un tipo serio impenetrable, era en el fondo una monada cuando se sonrojaba. No concebía la idea de que mi amiga lo utilizara para olvidar a Caiden, pero a juzgar por la primera impresión, no era improbable.
—¿Cómo les fue en la escuela?
—Bien, supongo— susurró Makena y bajó a la calle mientras nosotros seguíamos caminando en la acera. Daba la casualidad que nuestras casas quedaban relativamente cerca—. Si ignoramos que los profesores parecen cadáveres y quieren pagar su tristeza con nosotros poniéndonos...
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ELLOS Y YO
Teen Fiction¿Recuerdas cuando te sentías en constante contradicción, cuando tu mente no te daba descanso? Así es la vida de todos nosotros. Tenemos altos y bajos, nos vamos a equivocar mil veces, tendremos problemas y en ocasiones ni siquiera dependerá de nuest...