Capítulo 20. Llegada a Melen. Un conejo en apuros.

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Punto de encuentro, con Bell.

El joven peliblanco corría a gran velocidad con su pequeña maleta en manos, en la cual tenía todo lo que necesitaría para este fin de semana en "el mar".

Se le estaba haciendo tarde y todavía no iba por Eina a su apartamento.

Como buen caballero, debía recogerla en su hogar, ayudarla con su equipaje y regresarla sana y salva de su cita, fue uno de los consejos más decentes que su abuelo le dio en lo que a conquistar chicas respecta.

"Apenas estoy llegando a Babel, aún me falta un poco más para estar en el apartamento de Eina, espero que Hermes-Sama y la familia Loki no nos dejen aquí por nuestra impuntualidad, aunque creo que es culpa mía más que de Eina, conociéndola, debe estar lista desde hace horas" pensó el chico, acelerando el paso. Sabía perfectamente de que no había manera alguna de que su amada no respetara la hora fija de un compromiso, esa es la razón por la cual quería llegar a tiempo.

Poco a poco, con el pasar de los segundos, vislumbraba a la distancia el apartamento de Eina.

Con Eina.

La semi elfo se encontraba recostada en el sillón de su hogar, con una maleta un tanto grande a su costado.

Estaba un tanto preocupada, más por su ansiedad que por la tardanza del chico, ya que aún faltaban 2 minutos para su llegada.

"Esto está pasando... Bell y yo iremos a una cita fuera de Orario..." se dijo a sí misma sin poder creerlo aún.

Sus mejillas se sonrojaron y apretó en colchón del sillón a sus costados.

-¡SOLO CON PENSARLO ME SIENTO INTRANQUILA!-Gritó sin medida alguna.

-Espero que le guste mi traje de baño... no recuerdo cuándo fue la última vez que usé uno...-Susurró, aún ruborizada por la idea de mostrarle su cuerpo a Bell, un poco exagerado ya que tendría puesto el traje de baño pero no incorrecto.

-Un momento... es significa que probablemente yo lo veré también s-sin camisa...-Agregó a su diálogo interno anterior.

Su mente comenzó a divagar con ideas un tanto pervertidas por parte de Eina, aunque nada fuera de lo común, incluso en esa ocasión en la que se negó a ver la espalda de Bell cuando Hestia actualizó su estado en la sede de la familia Dian Cecht tuv...

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Su mente comenzó a divagar con ideas un tanto pervertidas por parte de Eina, aunque nada fuera de lo común, incluso en esa ocasión en la que se negó a ver la espalda de Bell cuando Hestia actualizó su estado en la sede de la familia Dian Cecht tuvo el mismo pensamiento, solo que consiguió controlarlos a duras penas ya que no era ni el momento ni el lugar.

*Toc* *Toc* *Toc*.

-¿Eh?-Alcanzó a balbucear con sus palmas encima de su rostro completamente rojo.

Su puerta había sido golpeada.

"¡Es Bell! ¡Contrólate Eina!" pensó.

Se puso de pie y se dirigió a la puerta.

¿Está mal enamorarse de un aventurero?Where stories live. Discover now