｡˚Lo eligió a él, después de todo seguiría escogiéndole una y mil veces... Porque fue lo mejor que pudo haberle pasado, aún así se llevara todo de él, necesitaba volver a escoger ese hermoso veneno que era, Choi Soobin.
Donde el veneno que Yeonjun...
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Yeonjun era un estudiante normal, común, no tenía nada en especial pasaba rápidamente inadvertido por todos, excepto, por algunos de sus atuendos cortos y pegados que vestía, hacían resaltar su bella figura tan delicada y completamente fina, práctica y débil. Claro, esto era según algunos chicos que lo veían y no podían evitar pensar en cosas subidas de tono con su compañero de clase o de escuela.
Era un tanto peculiar verlo, era alto, delgado, cabellera rosa pastel corta, labios rojos de un color opaco, cintura pequeña, sus ojos gatunos fijos y duros hacia el frente, nariz delgada y pequeña.
Resultaba ser curioso verlo por los pasillos o en el almuerzo, sabía que su cuerpo llamaba la atención, antes no le agrada para nada, simplemente le daba igual si lo veían de pies a cabeza ya sea juzgando, admirando o haciéndole miles de cosas en esas sucias mentes pero después empezó a gustarle y comenzó a vestirse así más seguido pero esto fue única y exclusivamente solo porque quería llamar la atención de él, de ese chico pelinegro que resultaba ser extremadamente atrayente. El hombre era un imán.
El mayor jamás lo habría notado, no hasta que haciendo fila en la cafetería logró ver una cabellera negra sobresalir, por alguna razón llamó su atención, -quizás fue por pura curiosidad y para echarse un taco de ojo- en cuanto vio como se inclinaba para tomar su bandeja y servirse el almuerzo, lo primero que sus ojos lograron ver fue su pecho, esa camisa holgada de color blanco con letras desgastadas al frente -por lo poco que se podía ver- siendo desprendida de su torso dejando a la luz su largo cuello más ese pecho tan plano y profundo, una pequeña cadena plateada colgó de su cuello y a la misma volvió a golpear sus clavículas cuando se paraba recto para seguir su camino y tomar otro alimento del almuerzo.
Estaba absorto.
Y lo estuvo más cuando subió su mirada y notó su rostro, específicamente su perfil, una sonrisa cálida siendo desprendida hacia una de las cocineras mientras seguía hablando con sus acompañantes.
Jamás alguien había llamado tanto su atención en la escuela de artes, así como llamó su atención así se fue junto con él, lo último que logró ver aún con su bandeja en mano fue como se alejaba su espalda mientras hablaba amenamente con otros dos chicos que rozaban su altura.
Quedó muy curioso esa tarde.
Estando en su tercer año no lo había visto antes, supuso que era de nuevo ingreso.
Siguió como si nada la fila viendo con un poco de repulsión el almuerzo de esa tarde. Yeonjun hace algunos días que se saltaba algunas comidas y cuando tenía hambre solo sentía náuseas ante cualquier alimento.
"Mejor no almuerzo, no es para tanto."
Pensó, abandonando la fila de inmediato le dio su bandeja a la chica rubia que estaba detrás de él con una sonrisa.
