Quince de diciembre

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Hay veces en las que por más que planees una cosa, jamás va a ser como esperas que sea. No importa si lo prácticas horas, meses, días o años, es algo de imprevisto y que siempre te tomará por sopresa.

Durante meses Draco y Harry lo han practicado, estaban listos. Están más que preparados para recibir a su pecesito.

Cuando el momento llegara, sin importar la hora o el día, ellos ya sabían que tenían que hacer. Habían ensayado la ropa que usarían, la maleta que se llevarían, el camino que iban a recorrer, absolutamente todo. Desde el primer quejido de Harry hasta que regresaran a casa; sin embargo, ahí estaban, en crisis a las diez y media de la noche de un lunes invernal a mediados de diciembre.

"La mochila, la mochila, la mochila." Canturrea Draco corriendo de un lado a otro en el departamento.

"¡Draco Malfoy, si no te mueves voy a castrarte!" Gimió Harry asustado; sus piernas temblaban y su cuerpo lleno de sudor, preparándose para dar a luz en cualquier momento.

Bendita sea la hora en que a su cachorro se le ocurrió nacer.

"¡Ya voy, ya voy!" Salió corriendo del cuarto hacia la sala, sin embargo, a medio camino regreso a la habitación principal.

"¡Draco Lucius Malfoy!" Bramó el ojiverde haciendo puños sus dos manos hasta enterrarse sus uñas.

"¡Se me olvidó un zapato!" Cuando apareció en su campo de visión notó que efectivamente llevaba un zapato puesto y otro en su mano.

"¡Me vale tu jodido calzado!" Como le fue posible se acercó a la chimenea con Draco detrás de él asegurandose de dejar todo en relativo orden. "No voy a volver a dejarte poner un cachorro en mi, duele hasta el infierno."

"¿Dónde dejaste los polvos flu?" Cuestiono el rubio una vez dentro de la chimenea con Harry a su lado, Harry le golpeó en repetidas ocasiones el brazo claramente molesto y adolorido. Malfoy se protegió como pudo.

"¡Eres un inútil! ¡Tu deberías de tenerlo!" Recriminó agarrándose el vientre con fuerza cuando otra contracción llegó, como si sostenerse fuera a disminuir el dolor.

"¡Ya, ya, ya lo encontré! ¡San Mungo!" Dijo Malfoy para que pudieran ser transportados

Les costó cinco minutos que Harry fuera atendido. Rápidamente los pasaron a la sala de partos donde prepararon al omega con todo lo necesario. Anestesia, medicinas, cualquier cosa de emergencia y claro, la protección necesaria para todos.

"Tengo miedo, Draco." Confesó con los ojos llenos de lágrimas, esta vez no solo de dolor sino también con miedo.

"Todo estará bien, mi amor." Dejó un beso en la frente húmeda por el sudor. "Venga, toma mi mano. Falta poco para conocer a nuestro bebé, lo harás bien." Entrelazaron sus manos mirándose fijamente.

Se concentraron tanto en ellos mismos que Harry no fue consiente del momento en que el bisturí rozó su piel hasta que el ruido entre enfermeros y utensilios fue tanto que terminó por atraer la atención de la pareja.

"¿Falta mucho?" Preguntó Potter en voz baja mirando a uno de los enfermeros.

"Voy a ver." Draco se acercó un poco más para alcanzar a ver a través de la cortina que habían puesto para que Harry no viera todo el proceso, sin embargo, lo que vio lo hizo marearse.

Gran parte del vientre se encontraba manchado de sangre, las manos con guantes de los enfermeros también e incluso el doctor tenía sus manos dentro de la piel de su omega.

Aquello en definitiva lo hizo retroceder dos pasos antes de que todo en su visión se volviera negro.

¿En qué estaba pensando cuando decidió acercarse si ya sabía que odiaba la sangre?

Harry quiso levantarse para gritarle y golpearlo, sin embargo, el llanto de un bebé fue mucho más fuerte y lleno toda la habitación.

Christmas day - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora